BURGUERA
VALENCIA.
Viernes, 31 de mayo 2019, 00:39
Podemos aplica a conciencia el refrán de a mal tiempo, buena cara. No hay peores tiempos para los podemistas en la Comunitat que los actuales. Nunca como ahora habían adoptado una posición tan molesta frente a sus socios de la izquierda. En abril, la formación morada salvó los muebles en una doble cita electoral, las generales y las autonómicas, cuando logró unos ajustados resultados (ocho diputados sumando fuerzas con EU, lo que les convirtió en la última fuerza política de la media docena de Les Corts), sensiblemente peores que en las elecciones de 2015. Como remate, el domingo pasado Podemos obtuvo un respaldo en los municipios valencianos muy pobre. A pesar de un periodo electoral con aspecto de tormenta perfecta, el líder de Podemos en Les Corts, Rubén Martínez Dalmau, que aspira a ser conseller en el futuro Gobierno valenciano, desplegó ayer todo tipo de exigencias para su estancia en la Cámara durante la nueva legislatura.
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La formación morada arremete contra los escaños que se le asignaron en el hemiciclo (una propuesta aprobada hace un mes por los anteriores diputados, ante la que los anteriores parlamentarios podemistas no pusieron objeciones), por considerar que ahora se les había ubicado en 'el gallinero'. Dalmau tampoco está conforme con la distribución de despachos en las oficinas parlamentarias. Los podemistas, además, no están dispuestos a secundar la propuesta de los socialistas y nacionalistas, sus futuros socios en el Consell, de modificar el procedimiento de aprobación y rechazo de iniciativas parlamentarias.
La medida pretendía concentrar los periodos de votación en horas muy concretas para que así los consellers pudieran seguir siendo diputados sin tener que estar presentes todo el pleno que se celebra en una Cámara donde la mayoría de izquierdas es muy ajustada. En Les Corts se vota punto por punto cada iniciativa. PSPV y Compromís, sin duda influidos por los deseos de sus líderes en el Ejecutivo, pretendían agrupar las votaciones. Así se reducirían reducir los riesgos de realizar múltiples votaciones, además de liberar a los consellers de tener que votar durante varias horas seguidas.
La actitud de Podemos no gustó en el PSPV ni en Compromís. Las posiciones podemistas son contempladas con una sorpresa que roza la pura y dura sorna. El portavoz del PSPV, Manolo Mata, ironizó con la gravedad del problema para los ciudadanos de la Comunitat que supone la ubicación de los podemistas, tanto en las oficinas parlamentarias como en el hemiciclo. Ferri, por su parte, lamentó que los podemistas «intentan inventar la rueda» con sus propuestas y lamentó «no han hablado mucho con el grupo anterior», en referencia a los diputados de Podemos en la anterior legislatura. Tanto Mata como Ferri defendieron la idoneidad de agrupar las votaciones al final del pleno por considerar que se le daba más «agilidad» al debate. Sin embargo, Dalmau consideró que « votar en el último momento rompe la argumentación democrática» de los debates, y advirtió de que «no vale con ir sólo a apretar el botón», por considerar que eso «debilitaría la democracia», además de correrse el riesgo de que el hemiciclo se vacíe durante horas al implantarse una medida «muy contraria al planteamiento democrático, que no puede ser utilitarista». Un rechazo en toda regla.
La medida de Podemos para reducir el número de diputados que configuran las comisiones (pasarían de 15 a 11) sí recibió el apoyo del resto de partidos, incluido el de Vox, porque al ser menos diputados se gastará menos en dietas. Los voxistas se estrenaron ayer en la junta de portavoces, la primera de la Cámara, en la que reclamaron tener voz en la Mesa de Les Corts, una petición de la que sólo se hace eco Ciudadanos. Los socialistas rechazaron esa posibilidad y la compararon a que un «microaccionista» de Coca Cola pretendiese acudir de oyente en el Consejo de Administración de la multinacional, según el portavoz del PSPV, Manolo Mata, quien anunció que su partido registró la candidatura del secretario general del PSPV, Ximo Puig, para revalidar como presidente de la Generalitat.
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Isabel Bonig, portavoz del PP en Les Corts, admitió ayer sentirse «atónita» con «las exigencias de Podemos» en el parlamento valenciano. La dirigente popular afirmó que su partido está «muy preocupado con la entrada de la extrema izquierda», si bien bromeó con ese afán podemistas de ocupar metros cuadrados de despacho y escaños de privilegio del hemiciclo: «Se acabó la casta y bienvenida la clase burguesa». Bonig exigió a Unides Podem «altura de miras y ser consciente de su realidad: está donde estaba la legislatura pasada con 13 diputados». Pero ahora son ocho.
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