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Podemos ha pasado de instar a los partidos políticos y medios de comunicación de la Comunitat que silencien el discurso de Vox a reclamar su ... cuota de enfrentamiento frente a los voxistas. En diez meses, la actitud de los podemistas en Les Corts ha girado radicalmente en relación al partido de Abascal. Los diputados voxistas son reclamados por sus señorías de Unides Podem para medirse en debate. Paradójicamente, los parlamentarios de Vox no demuestran ahora demasiado interés en dar cancha a los morados.
La peculiar situación se ha podido presenciar en Les Corts. La formación de Abascal ha presentado una moción sobre la política general del Consell en materia de promoción de artistas de la Comunitat. La defendió una diputada de Vox, Miriam Turiel, que al acabar recibió la primera réplica por parte de Naiara Davó, de Podemos. Enric Morera, presidente de Les Corts, ofreció a Turiel contestar y la parlamentaria voxista hizo un gesto con la mano para indicar que lo haría al final de todas las intervenciones del Botánico contrarias a su moción. La decisión de responder conjuntamente a toda la izquierda generó un profundo malestar en Unides Podem. El grupo protestó por considerar que se les debía responder a ellos específicamente y luego a los demás, atendiendo a las costumbres de Les Corts. Morera, entonces, optó por instar a Turiel a contestar. La diputada de Vox preguntó si era obligatorio o podía hacerlo después conjuntamente. «Si les va decir lo mismo a todos», gritaban los parlamentarios de Vox para apoyar a su compañera. El presidente del parlamento admitió que no, que si quería contestar a todo el tripartito conjuntamente lo podría hacer, si bien contaría con menos tiempo para intervenir y, además, la réplica de PSPV, Compromís y Podemos se confundiría y mezclaría. Turiel insistió en contestar conjuntamente, para enfado del grupo de Unides Podemos. Su portavoz adjunta, Estefanía Blanes, se encaró con Morera, que le pidió que se callase y ella en un principio se negó. La confusión se instaló en el hemiciclo valenciano, debido también a que Morera es tan laxo a la hora de interpretar el reglamento parlamentario que en muchas ocasiones no está muy claro quién puede responder a quién, ni cuándo ni por cuánto tiempo, una nebulosa de la que se queja reiteradamente no solo la oposición. El Botánico tampoco tiene la certeza de saber a qué atenerse en los debates.
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En cualquier caso, durante la refriega, quedo patente que los parlamentarios de UP no querían renunciar a su cuota de enfrentamiento con Vox, algo que consigue «amplificar el discurso» del partido de Abascal, según fuentes del Botánico: «Los hace más grandes de lo que son». En Podemos no ven la situación de esa manera y siempre que pueden buscan el choque, incluso cuando Vox, como ahora, muestra abiertamente su indiferencia frente a los argumentos de los morados.
La situación contrasta abiertamente con la posición que defendía Podemos en abril del año pasado. Se celebraban entonces debates entre los candidatos a gobernar la Comunidad de Madrid. Pablo Iglesias, recién dimitido como vicepresidente del Gobierno, se presentó a esas elecciones y mantuvo un primer enfrentamiento muy áspero con Rocío Monasterio. La candidata de Vox cuestionó la veracidad de las amenazas de muerte recibidas por Iglesias y se negó a retractarse durante un debate en La Ser. El dirigente podemista abandonó el espacio radiofónico. Al día siguiente, Pilar Lima, síndica de Unides Podemos, anunció su negativa a participar en una cita similar en Valencia si se daba cabida a Vox. De hecho, Lima aseguró a través de las redes sociales: «No vamos a participar en ningún otro espacio mediático que blanquee el fascismo, su odio, su racismo y su machismo».
«Creemos que no es suficiente con decir que no hay que blanquear el fascismo, sino que toca ahora hacer una barrera democrática frente al fascismo. Queremos interpelar a los partidos demócratas y a los medios de comunicación para que se deje de dar voz al fascismo y su odio», aseguraron fuentes podemistas, según adelantó entonces 'Levante'. De hecho, Lima mantuvo la actitud de no interactuar con los voxistas en una comisión de Sanidad celebrada en la Cámara valenciana. El entonces vicepresidente segundo del Consell, el podemista Rubén Martínez Dalmau, evitó responder también alguna pregunta de diputados voxistas. El talante de Podemos era, entonces, ignorar al partido de Abascal, una actitud que reclamó con insistencia que fuera secundada por sus socios del Botánico, lo cual no convenció al PSPV. Diez meses más tarde, el panorama ha variado significativamente. Hay competencia en la izquierda para ver quién replica a Vox.
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