La propuesta de reforma fiscal progresiva para 2021 presentada ayer por Podemos se resume en tres palabras: mayor presión fiscal. La formación que lidera Pilar Lima defiende introducir cambios en el IRPF, el Impuesto de Patrimonio y el de Sucesiones y Donaciones, con la justificación de hacerlos «más progresivos», de forma que paguen más las rentas más altas. Y por otro lado, propone nuevos impuestos como el que gravaría a las grandes superficies comerciales, a las viviendas vacías y a las estancias turísticas.
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La propuesta de Podemos, que comparte Gobierno central con el PSOE, asegura querer hacer «pedagogía sobre la importancia de la contribución fiscal». Pese al impacto económico y social de la pandemia, y al descalabro que se cierne sobre empresas y autónomos, la formación morada apuesta por subir impuestos «para desarrollar las políticas públicas necesarias para satisfacer los derechos sociales y económicos de la mayoría social, especialmente por las clases trabajadoras y populares».
Podemos sube unos impuestos e inventa otros. Entre los primeros, la Renta. El IRPF modificaría su escala autonómica y elevaría tipos a partir de los 120.000 euros. Así mismo, se revisarían las deducciones, con el objetivo de acercarlas a las existentes a nivel nacional, y por tanto, modificarlas a la baja. También se modificarían o suprimirían algunas de las deducciones previstas en el proyecto de ley de acompañamiento de los presupuestos de 2021. Se incrementarían las deducciones por arrendamiento de vivienda habitual –si se cumplen condiciones de edad, discapacidad o violencia de género– y también por inversiones en instalaciones de autoconsumo de energía.
En el Impuesto de Patrimonio, la formación de Lima propone reducir el mínimo exento de la base imponible del impuesto, y crear un gravamen complementario. Y en el de Sucesiones y Donaciones, elevar los índices correctores del patrimonio y disminuir las bonificaciones.
En primer lugar, Podemos quiere gravar a las superficies de más de 2.500 metros cuadrados, así como las de más de 1.300 si están fuera de la trama urbana del municipio. «La base imponible se obtendrá por el número de vehículos que utilizan el aparcamiento», se señala. En segundo lugar, un impuesto sobre las viviendas vacías, cuando éstas permanezcan deshabitadas más de dos años.
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Y por último, un impuesto sobre estancias turísticas a partir de 2022, y cuya puesta en marcha, se aclara, «dependerá de la recuperación del sector turístico». Una tasa turística sobre quienes «lleven a cabo una estancia en los establecimientos turísticos» de la Comunitat, que contará con una cuota autonómica y un recargo municipal de hasta el 100%, y cuya cuota íntegra irá desde los 3 euros para hoteles cinco estrellas hasta los 0,5 euros para hostales o campings. Quedarían excluidas las viviendas turísticas.
Podemos también defiende publicar la lista de grandes morosos a la hacienda pública valenciana.
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