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La Comunitat Valenciana siempre ha sido un territorio complicado para Podemos. Que esté presente una opción política similar mucho más consolidada como es Compromís le ... ha producido verdaderos dolores de cabeza cuando no han ido juntos a las elecciones. Y en un momento en el que las perspectivas electorales para la formación morada van a la baja al estar claro que la marca de Yolanda Díaz no llegará a tiempo para los comicios autonómicos y locales de mayo, en Podemos han apostado por sacar su perfil más radical para no quedar eclipsados por sus antiguos socios nacionalistas.
El mayor exponente de esta estrategia es la polémica que han creado en torno a los empresarios y a Juan Roig, que le han erigido como el representante de lo que denominan «los que de verdad mandan» y que, según ellos, tiene la responsabilidad de gran parte del alza en los precios de los alimentos. Unas críticas que van dirigidas al electorado más radical de la izquierda y que ni siquiera se ha atrevido a hacer Compromís, que aunque acepta que hay un problema en este sentido y apuesta por medidas intervencionistas no ve necesario señalar culpables concretos.
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El propio Héctor Illueca, vicepresidente segundo y candidato de Podemos a la Presidencia de la Generalitat, admite abiertamente que su objetivo es «movilizar sectores descontentos» de la ciudadanía valenciana y «canalizar las rebeldías» en unas elecciones autonómicas de 2023 que, a su juicio, «se ganan por la izquierda». Así lo aseguró en una entrevista a Europa Press realizada este mismo fin de semana. Por ello, se da por sentado que en estos 100 días que quedan hasta las votaciones se volverán a buscar excusas para exhibir este perfil radical y movilizar al votante que históricamente ha representado Izquierda Unida.
El problema es que para sacar rédito a esta estrategia sus dirigentes van a tener que hacer equilibrios. Podemos está presente tanto en el Gobierno de España como en el Consell y, por tanto, tiene poder para cambiar las cosas y realizar políticas concretas. Ya no está en la oposición como antes y culpar a la izquierda menos radical de Compromís, y especialmente el PSPV, puede no ser suficiente.
La misión que tiene Podemos en las elecciones autonómicas es clara, superar el listón del 5% y volver a contar con diputados suficientes para que sean necesarios para una nueva mayoría de izquierdas que sumen para un tercer pacto del Botánico. Las encuestas suelen situarlos por encima de ese porcentaje que equivale a la barrera electoral y que es el mínimo necesario para tener representación, pero están muy cerca de quedarse fuera de Les Corts.
Aunque el verdadero reto está a escala municipal, donde Podemos cuenta con una estructura mucho más limitada y problemas evidentes. El partido desapareció del Ayuntamiento de Valencia en 2019 después de que el electorado se volcase con Joan Ribó y Compromís y desde entonces viven una verdadera travesía por el desierto.
En otras ciudades de peso como Castellón o Alicante tienen representación, pero su papel es muy limitado. Con el objetivo de volver al 'cap i casal' el partido ha apostado por presentar en Valencia a la líder del partido en la Comunitat Valenciana y actual síndica en Les Corts, Pilar Lima. Sin embargo, pese a que se haya presentado a una de las dirigente con más peso político, Lima sigue teniendo una tarea titánica y las encuestas siguen situando al partido morado fuera del consistorio, aunque algo más cerca de entrar.
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