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10.30 de la mañana. Toni Cantó ha convocado a los medios de comunicación en la sala de prensa de la Cámara. El líder de Ciudadanos comparece y anuncia la presentación de una iniciativa de su grupo en la Cámara, una proposición de ley de reforma del Estatuto, con la que pretende eliminar los aforamientos de los diputados y miembros del Consell, con el objetivo de acabar con los privilegios políticos. «Pedimos que quienes ostentan cargos políticos sean juzgados por los mismos tribunales que cualquier otro ciudadano», señala el portavoz de la formación naranja, que insta al resto de grupos parlamentarios a «sumarse a esta iniciativa para derribar, de una vez, privilegios incomprensibles».
La iniciativa, explica Cantó, recoge gran parte de las enmiendas que PP, Compromís y Podemos presentaron a esta propuesta que Cs ya intentó impulsar en la Cámara la pasada legislatura «y que el PSPV bloqueó en reiteradas ocasiones». «Esperemos que los socialistas se sumen ahora, o tendrán que explicar por qué consideran que sus diputados deben mantener un tratamiento especial sobre el resto de ciudadanos», añade.
Todo bien hasta aquí. O no tanto. El escrito se presenta pocos minutos después de las 12 del mediodía. Antes de las 14.00 horas, la formación de Albert Rivera presenta otro escrito. En este caso, con el siguiente texto: «Que mediante el presente escrito y en relación con la proposición de ley presentada con número de RE 6241 se solicita su retirada por error». No son ni las 14.00 horas. Y la proposición de ley de Ciudadanos para eliminar los aforamientos regresa al cajón.
¿Cuál es el motivo? ¿Qué lleva a Cs a cambiar de opinión? ¿En qué consiste el ‘error’? La ‘retirada por error’ a la que hace referencia el escrito únicamente trata de reconocer el patinazo de presentar una iniciativa sin los apoyos necesarios para su tramitación. Una equivocación, quizá fruto de la proximidad de las elecciones del 10-N, que lleva a la formación de Cantó a no recabar los apoyos necesarios para que Les Corts tramiten la propuesta.
En concreto, el artículo 133 del Reglamento de Les Corts es el que advierte de que la iniciativa de reforma del Estatuto corresponde «al Consell, a una tercera parte de los miembros de Les Corts, a dos grupos parlamentarios o a las Cortes Generales». La propuesta de Cs llega sin los 33 escaños que necesitaría y sin la firma de otro grupo.
Asumido el resbalón, Cs se apresura a presentar el escrito de retirada de la propuesta. La comparecencia ante los medios y las declaraciones sobre la propuesta, obviamente, se mantienen. Cs incurre en un error que, paradójicamente, ya cometió la pasada legislatura. Entonces, la formación naranja presenta otra proposición de ley de reforma del Estatuto en la que solicita modificar las circunscripciones. Es octubre de 2018 y Mª Carmen Sánchez es la portavoz parlamentaria. Cs tramita su iniciativa y no llega nunca a tramitarse...
En dos ocasiones de la pasada legislatura Cs presentó proposiciones de ley de reforma del Estatuto. En esos casos, Podemos y Compromís salieron al rescate para la tramitación. En su día, los patinazos de la formación naranja fueron vinculado a la bisoñez del grupo parlamentario –recién llegado a Les Corts–. Esta legislatura, con cuatro años de trayectoria, cabría suponer que esa circunstancia habría desaparecido. Ayer volvieron las dudas.
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