El Consell infla con 2.500 millones de ingresos un presupuesto preelectoral

«Hemos obrado el milagro». Así lo expresó ayer el conseller de Hacienda, Vicent Soler, hace unas semanas dubitativo sobre la capacidad de la Generalitat para configurar unos presupuestos demasiado ambiciosos en el gasto. Pero ayer el milagro estaba ahí, en el proyecto presupuestario que entregó a mediodía en Les Corts y que posteriormente presentó junto a la portavoz del Consell, Mónica Oltra, en una comparecencia de la que Soler salió vivo de milagro.

El responsable de Hacienda hizo públicas unas cuentas para 2019 que se elevan por encima de los 22.000 millones, un 10% más que los presupuestos del actual ejercicio a pesar de que las propias previsiones macroeconómicas de crecimiento de la Comunitat pasarán del 2,8% del PIB este año al 2,5% en 2019. A pesar de que era miércoles, la presentación recordó, en este sentido, a la película de Berlanga 'Los jueves, milagro', donde un pueblo decide inventarse la aparición de un santo para promocionar su balneario. Tal y como ayer señaló Oltra, estos presupuestos son los últimos de la legislatura, pero también, según incidió, «los primeros de la próximas legislatura del Botánico». Es decir, que el optimismo en las cuentas de Soler contagia a las previsiones electorales de PSPV y Compromís, o viceversa. Difícil decodificar qué ha sido primero.

Para alcanzar los 22.000 millones, Soler ha hecho un ejercicio de optimismo superlativo. El conseller cuadra las cuentas sobre la base de ignorar las recomendaciones de la Sindicatura de Comptes, que en su último informe sobre el Gobierno valenciano, el organismo auditor instó a la Generalitat a incluir transferencias del Estado «calculadas de forma más realista». Igualmente, el Consell obvia el estancamiento de la coyuntura económica, y prevé incrementar los ingresos por impuestos directos, indirectos y tasas de todo tipo, mejoras que dependerían, precisamente, de la bonanza económica. Igualmente, se incluyen reivindicaciones históricas con pocas garantías de confirmarse (aparecen los 1.325 millones de euros que supuestamente debería aportar un nuevo sistema de financiación que el Gobierno central, ayer mismo, postergó al menos hasta 2020), las cuentas incorporan 300 millones de ingresos por las liquidaciones de las concesiones sanitarias (aunque más de un tercio de esa cantidad es de dudoso cobro, según se notificó este mismo año al Ministerio de Hacienda), se dan por buenas reclamaciones de confuso eco (la exconsellera Carmen Montón reclamó en su momento al Gobierno el Fondo de Garantía Asistencial, FOGA, por un importe superior a los 300 millones, una compensación por la atención sanitaria a turistas nacionales y extranjeros que ni la propia Montón, cuando posteriormente fue ministra, pudo comprometerse a que la Comunitat recibiera) además de multiplicar por dos las mejores previsiones del presidente Ximo Puig tras su reciente encuentro (el pasado 3 de octubre en la Moncloa) con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El jefe del Consell anunció que el Ejecutivo nacional incrementaría su aportación a la dependencia, de manera gradual, llegó a cifrar esa mejora para el próximo año en un 25%, lo que él mismo consideró que «sería una buena noticia» y que supondría recibir, en total, cerca de 150 millones de euros. No lo suficiente para Soler, que consigna 300 millones al entender que esa aportación no será progresiva, sino que ya en 2019 el Gobierno central participará en el 50% del gasto en dependencia.

La cuenta de la lechera del Consell supone que el presupuesto para 2019 de la Generalitat está trufado de un optimismo inusitado, que se traduce en más de 2.500 millones de euros de incremento de los ingresos sin más garantía que la intención del Consell de reclamarlos. O no, porque Soler reconoció implícitamente que no ha remitido al Ministerio de Hacienda la carta para demanda un fondo de compensación que equilibre la infrafinanciación de la Comunitat, tal y como el conseller se comprometió en la Comisión Mixta formada por el Consell y Les Corts, misiva sobre la que ha preguntado Compromís sin recibir confirmación. El capítulo de ingresos contiene un alegre incremento de la captación de fondos a través de impuestos directos(450 millones más, un 11%), indirectos (aumentarían 600 millones, el 8,6% de mejora respecto a este año) y de «tasas y otros ingresos» (¡que se disparan un 75%!). Soler pasó ayer serias dificultades para explicar toda esa lluvia de millones que salpica las cuentas de 2019 en el apartado de los ingresos. El presupuesto ahora pasará por la fase de enmiendas en Les Corts y será aprobado a finales de diciembre con casi total seguridad a tenor de la sintonía alcanzada entre PSPV, Compromís y Podemos en torno a unos parámetros económicos que pretenden refrendar la buena marcha de la Generalitat y, por ende, de la Comunitat.

El proyecto de presupuesto de la Generalitat crecerá un 10,7% en relación a este año, si bien el gasto no financiero (todo lo que no supone pagar deuda) aumenta un 9,9%. Oltra aseguró que se trata de una apuesta «sólida» que plasma la «firme voluntad de seguir gobernando para las personas». Este año, por primera vez, el proyecto cuenta con el beneplácito previo de Podemos tras el acuerdo sellado este martes en el Palau de la Generalitat entre los líderes de los tres partidos que rubricaron el Pacto del Botánico en 2015. La sombra de las elecciones autonómicas y locales de 2019 planea sobre todos los movimientos políticos del tripartito, así como en las partidas de un presupuesto tremendamente prometedor. Ya se verá si también cumplidor. Soler lamentó que el presupuesto está marcado por un incremento de los pasivos financieros en 627 millones, el 13,5 % más por la refinanciación de la deuda del FLA, de modo que el apartado del debe asciende a 5.281 millones, un servicio de deuda que se convierte, por su volumen, en la 'segunda conselleria', sólo superada por Sanidad. El incremento de la deuda y los intereses representa casi el 30 % del incremento total de las cuentas, lo que para el conseller es «especialmente grave» y es una «losa» producto de la deuda acumulada por gobiernos anteriores, la infrafinanciación y los actuales gestores del Consell, lo que hace elevar el presupuesto total a 22.096,2 millones. Las cuentas están elaboradas con un objetivo de déficit del 0,1 %, en un escenario de aumento del PIB del 2,5 % y una previsión de creación de 50.000 empleos durante el próximo año.

«Es el último empujón en esta legislatura para las políticas del Botánico», explicó el conseller de Hacienda, quien explicó que se trata de un presupuesto «expansivo, optimista y abierto», y que tiene como ejes principales «blindar el Estado del Bienestar y el impulso decisivo a las políticas económicas y a los sectores productivos».Soler hizo especial hincapié, con Oltra a su lado visiblemente satisfecha (su conselleria es, junto a Obras Públicas y Vivienda, la que más incrementa sus partidas), que la Generalitat invierte cada día 37,8 millones en gasto social para garantizar derechos. En concreto, cada 24 horas, el Gobierno valenciano destina 18,2 millones en Sanidad; 14 millones en educación; 4,2 millones en Igualdad y Políticas Inclusivas; un millón a empleo y 452.762 a Vivienda. Por tanto, el total del gasto social de las cuentas asciende a 13.818 millones de euros, «la mayor dotación de la historia», recalcó el conseller de Hacienda, quien explicó que son unos presupuestos «abiertos» porque se prevé una ampliación de crédito si se confirma la flexibilización del déficit hasta el 0,3% del PIB, ya que ha recordado que el vigente para 2019 es el 0,1% del PIB, lo que supone 118,2 millones de gasto financiado. «Hemos tenido tentaciones de hacer otras cosas, pero es peor el remedio que la enfermedad y hemos aceptado las reglas del juego», comentó Soler, para quien las cuentas «consolidan derechos sociales de los valencianos y apuestan por la reconstrucción de la economía valenciana».