Aitana Mas vota, mientras Pasqual Mollà, al fondo, consulta su móvil. lp

Las primarias de Compromís dejan fuera a los principales impulsores de la coalición

Oltra, Morera y la saga de los Mollà desaparecen de los puestos de privilegio, lo que anticipa una nueva etapa para la organización

A. Rallo

Valencia

Domingo, 12 de febrero 2023, 13:36

El domingo ha nacido con sol y nubes. Un panorama similar, el de las luces y sombras, que envuelve también a un renovado Compromís. Porque la formación, desde las diez y media de la noche del pasado sábado, luce otro estilo. Ni mejor ni peor, ... el tiempo dirá, pero definitivamente distinto. Comienza una nueva etapa para la coalición nacionalista en una atmósfera completamente diferente. El ecosistema ha cambiado y las condiciones, eso sí, parecen más adversas.

Publicidad

El efecto principal de los resultados de las primarias del sábado: los impulsores de Compromís, Mónica Oltra, Enric Morera y la familia Mollà, han desaparecido. La primera, por razones obvias y ajenas al procedimiento: su imputación por la gestión que desde Igualdad se hizo de la denuncia por abusos sexuales contra su exmarido. Su situación judicial le ha impedido concurrir a las primarias, un proceso que, sin duda, habría liderado. No hay analista político que pronostique mejor futuro para la coalición con Joan Baldoví que con Mónica Oltra. De momento, las primarias han mostrado menos inscritos, participación y apoyo que en la última convocatoria con Oltra

El presidente de Les Corts, en cambio, se ha quedado sin apoyos. Àgueda Mico, secretaria general de Més Compromís, ha logrado colocar a los suyos en puesto de salida con el consiguiente retroceso del máximo referente de la coalición. Aspiraba al número cuatro o al seis, ansiaba repetir como presidente de Les Corts -sería su tercera oportunidad- y finalmente se ha quedado el undécimo. Hoy será un mal domingo para Morera. Se antoja casi misión imposible colarse en la futura composición de Les Corts. La formación tendría que sacar dos escaños más en Valencia de los que obtuvo en los últimos comicios. Y las encuestas se quedan lejos de ese nivel de ambición.

Su figura, sin embargo, no debe pasar desapercibida. Fue él, haciendo tándem con Oltra, quien situó a la coalición en sus más altas cotas electorales en 2015. Ese impulso al proyecto nacionalista no ha sido suficiente aval ante los suyos. Antes de su propuesta, su partido no llegaba al listón del 5%. Morera era -bueno, todavía es- el último superviviente de los cuatro diputados que perpetraron el 'golpe de estado' en Compromís para destronar a Glòria Marcos de la portavocía de la coalición. Fue entonces cuando Oltra y Mollà cogieron el timón de la organización que no dejó de crecer en resultados. En 2006, fue reelegido como líder de la formación nacionalista, con el máximo porcentaje de apoyos, y a partir de ahí comenzó a engendrar la fórmula del éxito, la de unir sensibilidades para parir una coalición que sirviera para entrar en Les Corts, y a partir de ahí, lograr nuevos objetivos.

Publicidad

El político de Oliva, que en su día fue secretario general del Bloc, había sabido sobreponerse a todos los sobresaltos, a todos los procesos y a todas las listas. Hasta ahora. Desde su posición en la presidencia de la Cámara y su sueldo de 100.000 euros al año, veía los conflictos del partido con la distancia y placidez del sillón institucional.

Los Mollà, padre e hija, son otros de los grandes retratados de la jornada. La destitución de Mireia Mollà, como consellera de Agricultura y Medio Ambiente, anticipó el fin de un ciclo de poder, el cierre de una etapa de apellidos ilustres. Las primarias lo han confirmado con la desaparición por completo de la saga. El clan siempre trabajó entre bambalinas. Pasqual Mollà siempre urdió estrategias y echó pulsos para cerrar los acuerdos que alumbraron los dos Botánicos. Nada se movía en Compromís sin el visto bueno de los ilicitanos. Así fue como la descendiente ocupó la cartera de Agricultura.

Publicidad

Aitana Mas venció en su órdago a la coalición que ella misma se había impuesto. La vicepresidenta amagó con dimitir si no salía como número 1 de Alicante. Finalmente, lo logró por un estrecho margen de tan sólo 87 puntos. La líder ha compartido esta mañana un vídeo a través de su cuenta de Twitter en el que se ha comprometido a trabajar «a muerte», igual que lo está haciendo «en la Vicepresidencia». «¡A por el tercer Botànic, que lo tenemos a la vuelta de la esquina!». Su salida habría complicado la reedición del pacto y habría dejado el Consell prácticamente noqueado a tres meses de elecciones. La dirigente ha salvado su primera bola de partido. Pero quedan muchos sets por jugarse.

No son las únicas claves que dejan una jornada importante para la coalición. La imposición de Mes o la falta de un liderazgo como el de Mónica Oltra -quizá los dos factores- han estado a punto de ‘cargarse’ el invento con las tres candidaturas del Bloc por provincia. En Valencia, Maria Josep Amigo irá como número 2, un éxito del aparato, después de una larga etapa en la Diputación sin apenas competencia. Esa nutrida representación de los apadrinados por Àgueda Micó ha copado los primeros puestos y deja lejos a la actual consellera de Agricultura, Isaura Navarro, o sin posibilidades a Morera. En el mismo pack entra Francesc Gamero, alto cargo de Hacienda en el Consell.

Publicidad

Por otro lado, conviene poner el foco en otros nombres propios. El de Carlos Esteve, una de las voces con más futuro en la coalición y el ascenso de los más jóvenes del Bloc, Francesc Roig. En Castellón, no hay novedad. Nada se mueve sin conocimiento y autorización de Vicent Marzà, aquel conseller que en algún momento aspiró a liderar la formación.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad