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El empresario Vicente Huerta, en una rueda de prensa. Irene Marsilla

La primera pieza del caso Avialsa se cierra con un pacto y penas de 900 euros de multa para los acusados

La investigación se centraba en el asesoramiento de un funcionario de Aviación Civil al holding del empresario Vicente Huerta

A. Rallo

Valencia

Jueves, 21 de mayo 2020, 00:48

La primera de las piezas del caso Avialsa, la que analizaba las gestiones para la construcción del aeródromo de Viver y revisiones y autorizaciones administrativas a las empresas de Vicente Huerta, se ha cerrado con un acuerdo de conformidad y penas de multa para todos los acusados. En total, la sanción no llega a mil euros por cada uno de los procesados.

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La causa, tras cinco años de instrucción, se ha desinflado de manera considerable. Ni cohecho, ni malversación, ni falsedad, ni blanqueo. La ristra de delitos iniciales se ha quedado finalmente en una multa por negociaciones prohibidas a funcionarios. Salvador Alepuz, el alto funcionario de Aviación Civil investigado, debió abstenerse de determinadas gestiones con las sociedades de Huerta para quien había trabajado con anterioridad, pero el acuerdo recoge que nunca recibió ningún pago o compensación por ello. En principio, el empleado público, que hace años que no trabaja para este organismo, podría reincorporarse a su puesto de trabajo. Idéntica sanción se le impondrá al arquitecto que también fue procesado por el juez.

Los otros acusados, el conocido empresario Vicente Huerta y el que fuera su gerente en el holding empresarial , Francisco Alandí, también han aceptado la pena de multa. Todos los implicados se han beneficiado de una rebaja en el castigo al reconocer los hechos ante la Fiscalía Anticorrupción.

Todavía quedan otras investigaciones vivas sobre esta macrocausa de corrupción. La más importante, sin duda, la que mantiene imputado al exconseller de Gobernación Serafín Castellano, se sigue en la Audiencia Nacional. En este sumario se analiza el supuesto amaño de los contratos de extinción de incendios de la Generalitat a cambio de regalos personales y el pago de jornadas de caza al responsable autonómico. Otra de las piezas, la del fraccionamiento de contratos a favor de su amigo Taroncher, fue archivada.

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