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Francesc Sanguino, portavoz del PSPV en Alicante y el jefe del Consell, Ximo Puig. lp

El PSPV se desangra en Alicante

Los socialistas dan por perdida una nueva legislatura, sin candidato para la Alcaldía a un año vista de las elecciones

M. Hortelano

Valencia

Lunes, 18 de julio 2022, 00:56

El camino al Palau de la Generalitat pasa siempre por obtener buenas cifras en las urnas de dos plazas importantes: las ciudades de Valencia y Alicante. Sin embargo, para los socialistas valencianos, la capital del sur de la Comunitat ha comenzado a convertirse ... en un quebradero de cabeza. Un avispero que, cada poco tiempo, alguno de los integrantes de las distintas familias del PSPV, agita, con el consiguiente alboroto del resto de la organización.

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Esta semana, el portavoz del PSPV en el Ayuntamiento de Alicante, Francesc Sanguino, enfrentado a la dirección del partido en la ciudad, dejó sin funciones en el Consistorio a tres de sus concejales, y destituyó a tres asesores. Los afectados, cercanos a Ángel Franco, la mano que mueve los hilos en el PSPV de Alicante, ceden de este modo sus competencias en la oposición a Sanguino, en su día flamante fichaje independiente del presidente de la Generalitat, Ximo Puig. Una crisis que amenaza con desangrar al partido en la ciudad y en buena parte de la provincia, porque la crisis institucional, orgánica y de liderazgo es «total» como reconocen fuentes de la formación.

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Pero, ¿qué ha sucedido en el PSPV de Alicante durante los dos años de mandato de Puig en el Consell? En 2015, los socialistas presentaron al entonces candidato Gabriel Echávarri, que en las locales llegó a sacar incluso más votos que Ximo Puig en las autonómicas del mismo día, con 2.500 votos de diferencia. Echávarri se hizo con la Alcaldía, pero en 2018 acabó dimitiendo, por un juicio por prevaricación en el que acabó siendo condenado a ocho años de inhabilitación. En ese momento, con el partido en el Ayuntamiento y en el Consell, quiso dejar en manos de su vicealcadesa, Eva Montesinos, el puesto de alcaldesa, pero una fallida votación de investidura, con la abstención de una concejala tránsfuga, el gobierno quedó en manos del PP, la lista más votada en 2015.

El partido entró entonces en una descomposición que hoy en día sigue arrastrando. La dirección del PSPV, liderada por Ximo Puig, una vez pasado por el filtro de Ángel Franco, eligió al entonces gerente del Teatro Principal de Alicante, Francesc Sanguino, tras un sonado casting entre personalidades alicantinas que previamente rechazaron el ofrecimiento de Puig. El nombre estaba elegido por el presidente, previo paso por el beneplácito de Franco, pero hasta dos candidatos más llevaron el proceso a primarias, evidenciando que el partido estaba dividido.

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Finalmente, ganó el candidato de Puig en primarias, pero a su paso por las urnas en 2019, cosechó un resultado menor esta vez que el del presidente en las autonómicas. A partir de ahí, con el PPCV gobernando el Ayuntamiento y la Diputación, el PSPV inició una bicefalia. Por un lado, con un líder institucional, el propio Sanguino como portavoz y líder de la oposición. Y por otro, orgánico, con una agrupación liderada por Miguel Millana, y teledirigida por Ángel Franco. En estos cuatro años, el partido ha sido irrelevante en Alicante, según reconocen desde distintos sectores del PSPV. Asuntos tan trascendentales como la política de comunicación se ha duplicado, con dos mensajes, en su mayoría de ocasiones, incluso contradictorios. «A veces Sanguino mandaba una nota y al rato el PSPV decía lo contrario en otra», aseguran desde el partido.

Una turbia relación que llegó a su punto más álgido el pasado viernes, con la decisión de Sanguino de retirar la competencias a tres ediles afines a Ángel Franco y destituir a tres asesores. Una situación que ha hecho saltar chispas a lo largo del fin de semana en los círculos socialistas. El propio secretario general, Millana, advirtió el sábado de que si Sanguino no rectificaba, el partido podría sustituirlo como portavoz. Éste a su vez, dice estar centrado en defender postulados alineados con Puig, mientras ya se habla de que podría aterrizar en un área cultural de la Generalitat. Pero, lo cierto es que a diez meses de las elecciones, el PSPV no tiene candidato (más allá de los rumores de que será Ana Barceló), y ya comienza a dar por perdida una nueva legislatura en una plaza clave para Alicante y para la Generalitat. «Pero en los despachos de Valencia, sigue importando poco», dicen en el sur.

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