La crisis en el socialismo alicantino (da igual cuando lea esto) se ha convertido ya en la novela negra del verano en la capital ... del sur, con desapariciones, ajustes de cuentas y hasta muertes políticas. Todo, precipitado por la decisión del todavía portavoz del PSPV en el Ayuntamiento de Alicante, Francesc Sanguino, de quitar las competencias a cuatro concejales de su grupo y despedir a otros tantos asesores, en una especie de harakiri que culminará en las próximas horas con su salida como responsable del equipo municipal. Una decisión, la de Sanguino, que se le ha acabado volviendo en contra a él y al propio partido en la ciudad.
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Pero, para tratar de arreglar el desaguisado, a escasos diez meses de las elecciones municipales, la dirección del partido ha puesto en marcha un proceso demoscópico para designar la mejor candidato o candidata posible para aparecer en la papeleta de mayo de 2023. Así, el partido ha encargado ya una encuesta para elegir a su cabeza de lista para el Ayuntamiento de Alicante, en la que los tres nombres preferentes son el de la exconsellera de Sanidad y exalcaldesa de Sax, Ana Barceló; la actual consellera de Innovación y exsenadora, Josefina Bueno; y el secretario general del PSPV de Alicante, Miguel Millana. Una manera de basar la decisión en datos, de cara a elegir la opción más presentable. Y sobre todo, una candidatura que tenga el respaldo de los porcentajes para poder ser presentada como la mejor alternativa a la ejecutiva local. «Se tienen que acabar los experimentos», aseguran desde el partido.
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Entretanto, este martes se podría hacer efectivo el cambio en la portavocía del grupo municipal en el Ayuntamiento de Alicante, que pasaria de las manos de Sanguino a las de Millana. Pero, este martes, Sanguino ha reaparecido y ha acudido a la junta de portavoces del Ayuntamiento de Alicante, cargo que aún ostenta. De hecho, ha explicado que ha pedido amparo a la comisión de garantías del PSOE para continuar en su cargo, tras las maniobras iniciadas para destituirlo.
Para ello, ha sido necesaria una compleja operación orgánica. Primero fue Sanguino el que apartó a sus compañeros de sus competencias, las asumió él mismo y destituyó a cuatro asesores. Después, la ejecutiva local del PSPV lo desautorizó. Más tarde, envió un escrito a las direcciones del PSOE y del PSPV para denunciar la existencia de un grupo paralelo que saboteaba sus decisiones en el Consistorio, para después acabar aceptando su salida y anunciado su dimisión. Una dimisión que se acabó no produciendo porque el todavía portavoz socialista no la ha hecho efectiva y se encuentra en paradero desconocido para las direcciones del partido. Así que la pasada semana, sin Sanguino fuera de juego en el Ayuntamiento, sus decisiones se hicieron efectivas sin que el grupo municipal pudiera evitarlas, a pesar de ser mayoría. Así que este lunes, tras una reunión de la ejecutiva, varios concejales tienen previsto presentan en el Consistorio el cambio de portavoz. Pero hasta para hacer efectiva esa decisión ha habido polémica, porque algunas fuentes sostienen que son necesarias las firmas de todos los ediles, mientras que desde el partido aseguran que es posible efectuar el recambio con la mayoría del grupo y no la unanimidad.
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Con una situación tan enrevesada, y con el socialismo alicantino empeñado en dispararse en el pie, las fuentes del PSPV consultadas por este diario dejan la puertas abierta a la designación de una gestora, una dirección provisional que se encargara de tomar las riendas de la organización hasta la celebración de un nuevo congreso local.
La designación de una gestora en el partido arrebataría a Franco el control de la organización, una circunstancia que, a juicio de varios cargos socialistas de la ciudad de Alicante consultados por este diario, permitiría a la organización oxigenarse, buscar nuevos referentes y pasar página de una etapa en la que el clientelismo y el control soterrado del partido –que es lo que ha venido a denunciar Sanguino– ha sido la tónica.
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El principal inconveniente, o uno de los principales, para que esta situación pueda llegar a ejecutarse tiene que ver con al proximidad de la cita electoral. A diez meses exactos para la celebración de las municipales y autonómicas, designar una dirección provisional por la incapacidad para atajar la rebelión del todavía portavoz municipal supondría le peor tarjeta de presentación posible para llegara esos comicios. Y Alicante supone un municipio del suficiente peso específico como para que las consecuencia de un eventual mal resultado en las urnas se trasladara, sin duda a nivel provincial, y quizá también autonómico.
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