El PSPV insiste en amoldar Les Corts a los intereses del Consell

El PSPV presentará una solicitud a la Mesa de la Comisión del Reglamento de Les Corts para crear una ponencia que trabaje en la elaboración de una reforma en profundidad de las normas que rigen el parlamento valenciano. Los socialistas ambicionan un cambio profundo, consideran que se trata del primero de este calado que se abordará en 40 años. Y lo cierto es que junto a la modernización de los artículos que contemplan el procedimiento de la institución, el PSPV vuelve a la carga con una serie de modificaciones que intentaron abordar junto a Compromís en mayo del año pasado, nada más iniciarse la legislatura. La oposición de Podemos y las reservas del bloque de la derecha frustraron un intento que buscaba amoldar el funcionamiento de la Cámara a los intereses del Consell, además de prevenir los posibles disensos entre los miembros del tripartito.

¿Pero quién dijo que hay que desistir? El PSPV insiste. Si en mayo del año pasado fue Enric Morera quien lanzó la primera piedra, ahora los socialistas pretenden abanderar el asunto. Su síndic, Manolo Mata, y la vicepresidenta socialista de Les Corts, María José Salvador, firman una solicitud dirigida a la Mesa donde se marcan varios objetivos: agilizar la actividad del parlamento, modernizar su funcionamiento y hacer el día a día más inclusivo. Buenos propósitos con letra pequeña. Porque entre las medidas para agilizar Les Corts que propondrán los socialistas se incluye agrupar el voto de las iniciativas, concentrar en un día el control al Consell y fijar reglamentariamente los tiempos de intervención de cada grupo.

La agrupación del voto fue rechazada del plano por Podemos en junio pasado. El entonces portavoz, Rubén Martínez Dalmau, hoy vicepresidente segundo del Consell, explicó que amontonar todas las votaciones a una hora concreta rebajaría la importancia de Les Corts, de sus debates, que se celebrarían a lo largo de una mañana y se votarían todos juntos al final de la jornada. Sin embargo, socialistas y nacionalistas consideraban que esa medida se situaba en consonancia con otros parlamentos.

Igualmente, PSPV y Compromís perseguían dos cosas: facilitar la faena a los consellers que se aferran al escaño, que sólo tendrían que acudir a votar a una hora concreta, lo que despejaría su agenda. De este modo, ante lo ajustado de la diferencia entre el Botánico y el bloque de la oposición, el tripartito podría controlar más las ausencias de sus diputados, para así no perder votaciones. Tan solo Dalmau y Vicent Soler han renunciado al escaño para ejercer su labor en el Consell. Lo conservan Oltra, Marzà, Bravo, Climent, Barceló y Pérez Garijo, además del presidente Puig.

De este modo, como el número de votos de diferencia entre la derecha y la izquierda es de apenas cinco diputados, si los miembros del Consell no acuden, el tripartito puede perder, pero si se agrupan las votaciones el riesgo se minimiza. Igualmente, si se produce algún tipo de disenso entre los miembros del Botánico, conocer la toma de postura de cada grupo horas antes de que se produzcan las votaciones también permitiría "apretar las tuercas" a los disidentes.

También se amolda mejor a la agenda del Consell si se logra concentrar la sesión de control al Consell y al presidente en un solo día. Actualmente, a los consellers se les interpela el miércoles por la tarde y al presidente, el jueves por la mañana. La reforma del Reglamento pretende que en los plenos se agrupen las preguntas a los miembros del Gobierno valenciano. De esta forma, el Gobierno lograría concentrar su actividad parlamentaria en un día, jueves, mientras que el miércoles sólo tendría que acudir a una hora determinada para que sus consellers participasen en las votaciones agrupadas.

Fuentes socialistas señalan que su intención es adaptar la actividad parlamentaria a los parámetros del multipartidismo. Desde el PSPV añadieron que se trata de una situación que se mantendrá durante mucho tiempo, y para eso resulta necesario acometer cambios en el Reglamento, una modernización que, de paso, permitiría al Consell una vida más confortable en su relación con el poder ejecutivo.