La idea de una profesora valenciana lleva al PSPV a pedir la prohibición de los insultos en Les Corts

La iniciativa, que ha sido presentada por la diputada socialista Mercedes Caballero, propone que se incluya esta medida en la ponencia de reforma del reglamento en la que se está trabajando y que, además, se recojan medidas aplicables en caso de que los diputados la incumplan.

La idea, en realidad, parte de una profesora de San Antonio de Benagéber que inició una campaña en una aplicación para recoger firmas en las que se pidiera a los políticos que moderaran su lenguaje y evitaran los insultos. Lo hizo tras un debate de los Presupuestos en los que se hartó de escuchar improperios, según ha contado la diputada socialista.

En este sentido, la dirigente ha señalado que la iniciativa surge «ante las continuas intervenciones de algunos parlamentarios en las que se obvian las mínimas reglas de educación» y ha apuntado que desde el grupo socialista consideran necesario que se estipulen unas normas al respecto. «Somos representantes públicos y no es tolerable que la tónica general en la Cámara sea la del insulto y el menosprecio», ha insistido.

Aparte de los insultos, se trata de cuidar también las formas y los gritos que se producen en la Cámara en ocasiones, incluso para interrumpir las intervenciones de los diputados de otros partidos. «Y no sólo de Vox, de todos los grupos», aclaró Caballero. También lamenta que son los insultos los que luego mayor eco tienen en los medios y, de alguna forma, se esconden los debates de enjundia.

Sirva como ejemplo una sesión en marzo de 2021 sobre la ley de Función Pública a cuenta del valenciano. Nathalie Torres (Compromís) acusó a Vicente Fernández (Ciudadanos) de «cosmopaletismo». Este respondió: «Hay medio millón de valencianos que me voten a mí o voten a otro, no quieren su hoja de ruta de odio». Además, se dirigió a diputados del Botánico a quienes ha llamado «pandilla de basura» y «atajo de sinvergüenzas». «Ustedes lo que quieren es matarnos», remató su intervención.

Caballero indicó que la libertad de expresión «es compatible con el respeto a las ideas ajenas y sobre todo con la utilización de un lenguaje y una gesticulación acorde a una educación mínima a la hora de dirigirse a otra persona» y lamentó que esta idea tan básica parece que se ha olvidado. »Ahora estamos teniendo que vivir pleno tras pleno un debate marcado por el insulto. Esas actitudes nos dejan a todos los representantes públicos en muy mal lugar ante la ciudadanía y debemos ponerle fin», concluyó.