El proxímo congreso del PSPV no tiene fecha, pero todo hace suponer que se producirá antes de que acabe este año. Ximo Puig ya ha mostrado su intención de optar a la reelección, y los primeros movimientos de cara a la negociación de la nueva ... dirección han comenzado. Mercedes Caballero puso voz esta semana a la necesidad de «integración» de todo el partido, tras remarcar que en la actual ejecutiva representa únicamente a quienes respaldaron al líder socialista en el congreso de Elche. Y eso significa que un 42% del partido, el apoyo que obtuvo Rafa García, se quedó fuera.
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Caballero pertenece al núcleo de confianza de José Luis Ábalos, ministro y secretario de Organización del PSOE. Desde esta área, el dirigente valenciano es el máximo responsable del aparato del partido. Una secretaría clave a la hora de mantener engrasada la estructura del partido. Pedro Sánchez tiene en Ábalos a uno de sus más destacados colaboradores. Situarle al frente de Organización –después de lo ocurrido en el fatídico comité federal de octubre de 2016– prueba hasta qué punto se trata de una secretaría que tiene bajo su responsabilidad el control de la estructura del partido y el orden en la relación con los barones.
Caballero, en una entrevista esta semana, apeló a la necesidad de que Puig apueste por la integración –«tiene en su mano que el congreso sea tranquilo», dijo–. En el caso de la dirección socialista, un guiño a que la nueva ejecutiva represente a todo el partido y no únicamente a una parte. La líder provincial puso el ejemplo de su propia ejecutiva, en la que tanto la presidencia, con Pepe Almenar, como la secretaría de Organización, Vicent Mascarell, reflejan esa voluntad de contar con todos.
¿Y en la dirección de País? Las referencias de Caballero a esas dos responsabilidades en concreto no son casuales. La presidencia del partido, es cierto, tiene un valor más honorífico. Pero Organización es uno de los puestos clave en cualquier organigrama. Una integración real, que responda a la voluntad de contar con todo el partido, pone en el centro del debate la designación del responsable de Organización.
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Desde 2017, el responsable del aparato socialista es José Muñoz –por más que en diversos ámbitos se considere que el verdadero secretario de Organización sigue siendo Alfred Boix dese su secretaría autonómica de Promoción Institucional y Cohesión Territorial–. La fiscalización de la labor de Muñoz debe incorporar obviamente los triunfos electorales de su partido, al margen de si es su labor, la gestión de Puig desde el Palau o la de Sánchez, la que más contribuye a ello.
Con todo, a Muñoz se le señala también en el partido por la escasa capacidad de reacción que mostró cuando no logró impedir la pérdida de la alcaldía de Alicante en 2018, la percepción de que el partido ha permanecido desaparecido en los últimos tiempos e incluso el hecho de que los socialistas valencianos carezcan de unos estatutos propios, después de que la dirección federal rechazara los remitidos por el PSPV. Circunstancias que han llevado a que se extienda la consideración de que Puig no cuenta con él para ocupar esa responsabilidad en el próximo congreso.
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