El Consell ha alcanzado su mayor grado de opacidad justo cuando llega al final de la legislatura, la segunda, del tripartito, que podría ser la ... última. Quedan menos de 80 días para las elecciones. La realidad y las decisiones políticas del tripartito lo condenan a empeorar minuto a minuto sus opciones para repetir al frente de la Generalitat. La sensación de 'sálvese quien pueda' y 'que cada palo aguante su vela' quedó ayer explicitada de un modo insuperable con motivo de varios asuntos delicados. En pocas horas, el Consell nacido del pacto del Botánico tuvo que pronunciarse en relación al ERE masivo de Ford (1.140 afectados), el supuesto acuerdo entre el Gobierno valenciano y los supermercados para implementar un bono que rebaje el precio de la cesta de la compra, y el cese de una directora general por negarse a firmar la quita de una deuda millonaria, lo que derivó en una crisis en la Conselleria de Hacienda que el presidente Ximo Puig intentó camuflar a través del anuncio de la recolocación de cuatro altos cargos del tercer escalafón del Ejecutivo autonómico. Las explicaciones sobre estos asuntos, vinculados con el empleo, ayudas sociales embrionarias y un oscuro caso que se cierra con un despido fulminante, fueron nulas.
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La portavoz del Consell, Aitana Mas, aseguró a mediodía enterarse por la prensa del ERE en Ford, afirmó no saber prácticamente nada de un bono que un día antes se anunció como posible pero que ayer se tildó de «proyecto embrionario», y del cese de Isa Castelló, directora general de Patrimonio, por no querer firmar un acuerdo sobre Fundesem, una fundación alicantina, adelantado por el digital 'Valencia Plaza', dijo no saber nada y remitió las preguntas a la Conselleria de Hacienda, cuyo conseller, Arcadi España, es quien ha despedido a Castelló.
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«A mí que me registren, yo sólo soy la vicepresidenta del Consell», le faltó decir a Mas, que tenía a su lado al vicepresidente segundo, el podemista Héctor Illueca, que también parecía que estaba en la mesa de comparecencias tras el pleno del Consell como las farolas, plantados por iniciativa del Ayuntamiento.
¿Y qué explicación da Hacienda ante el cese de una alto cargo vinculado a un acuerdo que implica una quita cercana al millón de euros que Castelló no quería firmar? Preguntada la conselleria, se indicó que Castelló cesa «por motivos personales». Repregunta: «¿A petición propia?». Otra vez: «Por motivos personales»... y así dos veces más... hasta un «de mutuo acuerdo»... y respecto a la situación de Fundesem: «Nada que comentar».
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Fuentes de la Generalitat admitieron el desacuerdo de Castelló a la hora de firmar el acuerdo, que finalmente ha sido rubricado por la secretaria autonómica, María José Mira. Las mismas fuentes consideraron «normal» que la negativa de la alto cargo derivase en su cese, un despido a 80 días de elecciones que, según fuentes de Presidencia, no tiene por qué ser interpretado como que en el acuerdo hay «algo raro». No lo piensan igual fuentes del PSPV, que ayer admitían que era «feo» y que «pinta mal». Y más aún tras conocerse la solución aplicada por Puig.
El presidente de la Generalitat tomó las riendas de la crisis que se larva en Hacienda desde hace semanas. A Castelló «la tenían enfilada desde hace tiempo», según fuentes socialistas, que no descartan que la ya exdirectora general acumulase varias negativas a los apaños ideados por sus superiores. La alto cargo comunicó su cese durante la tarde del jueves a destacados miembros del PSPV. Castelló acumula cargos públicos en la Generalitat desde hace seis años, y otra media docena de años fue concejal en un municipio de Camp de Turia, siempre en la esfera socialista. A dos meses de elecciones, «por motivos personales», ha preferido ser cesada que firmar una tramitación que para el Consell era «urgente y necesaria».
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Así pues, Arcadi España, exjefe de gabinete de Puig, tomó la decisión de prescindir de Castelló. A partir de ahí se inició una maniobra consistente en anunciar una serie de nombramientos que afectan hasta a cuatro direcciones generales y al grupo parlamentario del PSPV en Les Corts, donde un diputado socialista, David Calvo, abandona su escaño... a menos de un mes de disolver el parlamento, pero con tal necesidad de contar con todos los votos que probablemente Juan Luis Baixauli, o la siguiente en la lista, Anaïs Menguzzato, tomarán posesión del escaño en el último pleno de la legislatura. Ser diputado para echar el cierre a la legislatura la semana siguiente.
Mientras, a Castelló la sustituye Antoni Such, persona de la más estricta confianza de Puig y que, obviamente, firmará con pasión y convicción. A Such, hasta ahora director general de Administración local en Presidencia, le sustituye Adolf Sanmartín, ex alto cargo en la conselleria de Justicia. Calvo (que tenía muy complicada su presencia en puestos de salida en la lista del PSPV) será nuevo director general de Vivienda, en sustitución de Nuria Matarredona, que se incorpora al ministerio de este mismo ramo. Y en Innovación se incorpora Jordi Llinares. La salida de dos mujeres se cubre con la entrada de tres hombres. En la semana del 8M. Enhorabuena a todas.
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