El pasado 28 de febrero el ambiente en los pasillos de Les Corts estaba encapotado, pesado, como en los días en los que las nubes auguran tormenta. Todos los diputados sabían que llegaba la lluvia electoral, pero la certeza es enemiga de la probabilidad. Ese jueves acabó siendo el último de la novena legislatura, porque el lunes siguiente el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, adelantó por primera vez las elecciones autonómicas en la Comunitat y fijó el 28 de abril como fecha para los comicios valencianos. Y ese día fue también el último en el que Puig se sometió a la sesión de control de los grupos de Les Corts. Si nada lo evita, el recién reelegido jefe del Consell no volverá a responder a las preguntas de Compromís, Unidas Podemos, PPCV, Ciudadanos y Vox hasta mediados de septiembre. Es decir, casi siete meses después.
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El parón parlamentario es fruto de una serie de catastróficas desdichas, pero permitirá al presidente librarse del control durante más de medio año. En concreto, el pasado 28 de febrero se enfrentó por última vez a las preguntas de la oposición y el Parlamento valenciano fue disuelto por decreto apenas unos días después. Esa semana, la del 7 de marzo, también había programada una sesión de control, pero con la Cámara sin fuciones, la del 28 de febrero resultó la última. A partir de ahí, con la convocatoria de nuevas elecciones autonómicas y generales para el 28 de abril, Les Corts cerró sus puertas hasta el pasado 16 de mayo, fecha en la que se constituyó la Cámara y la décima legislatura. En ese momento, tal y como marca el reglamento, y tras la toma de posesión de los 99 diputados y diputadas, y la elección de la Mesa de Les Corts, el primer pleno a celebrarse fue el de la investidura del presidente de la Generalitat. Dicha sesión se celebró el pasado doce de junio y se alargó hasta el 13 por la falta de acuerdo inicial entre los tres socios de Gobierno, PSPV, Compromís y Unidas Podemos. Tras esa sesión, llegó la del domingo 16 de junio, con el pleno de toma de posesión del presidente de la Generalitat y la promesa de su cargo, antes de realizar su discurso de proposición. Ayer, por último, Puig participó en la votación del pleno que designó a los senadores territoriales por la Comunitat Valenciana. Hasta ahí llegará la participación del jefe del Consell en la agenda parlamentaria.
Si nada lo impide, el mes de julio será inhábil en el Parlamento valenciano y, con tal situación, los plenos y comisiones pasarán a ser sustituidos por la diputación permanente, el máximo órgano entre periodos de sesiones. No será hasta septiembre cuando se retome la actividad ordinaria y, con ella, los plenos que contengan entre sus puntos del orden del día una sesión de control al presidente y al Consell. Por tanto, Ximo Puig tendrá vacaciones parlamentarias durante más de medio año. Al ser año electoral, el pleno de inicio de curso no será el del debate de política general, porque no se celebra el ejercicio en el que el Consell es designado, así que el jefe del Ejecutivo valenciano podrá olvidarse hasta otoño de sus deberes con la oposición. La última vez que afrontó este trámite aún no había arrancado la primavera. Cuando lo vuelve a hacer, habrán pasado dos estaciones completas.
La decisión de que el de ayer fuera el último pleno de la legislatura no gustó nada a los principales partidos de la oposición, que no dudaron en reprochar la actitud de los partidos que forman parte del Consell y acusar a sus principales dirigente de «irse de vacaciones». Isabel Bonig, presidenta del PP valenciano, reprochó que «la renovación y la regeneración» que vendía la izquierda se ha convertido en esto. Frente a esta situación, la líder de los populares insistió en que el PP «no cierra por vacaciones».
Por su parte, Toni Cantó, síndic de Ciudadanos, lamentó esta situación ya que insistió en que les habría gustado que hubiera «otro pleno con contenido político» y que el Consell explicara los criterios que le han llevado «a multiplicar el número de colocados». Estas declaraciones fueron contestadas por los socialistas que remarcaron que los diputados «tienen más trabajo» fuera de Les Corts y recordaron que los consellers no tendrán vacaciones y trabajarán todo el verano en sus respectivos departamentos.
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