Ximo Puig es mucho más presidente de la Generalitat que secretario general de los socialistas valencianos. Obviamente ocupa los dos cargos, pero cualquier dirigente del PSPV es consciente de que el jefe del Consell se encuentra mucho más a gusto en su labor de máximo ... responsable del Gobierno autonómico que en la de dedicarse a las tareas orgánicas. El planteamiento que vale para el dirigente socialista vendría a resumir el contenido de la reunión celebrada en la sede de los socialistas valencianos y a la que Puig convocó a todos los altos cargos de su partido en el Consell. Porque lo que el líder del PSPV vino a hacer fue poner en valor la gestión realizada por su Gobierno, apelar a sus consellers, secretarios autonómicos y directores generales a seguir reivindicando lo realizado hasta la fecha, y a proclamar, en pocas palabras, que con esa gestión por bandera será suficiente para presentarse a las próximas elecciones autonómicas y obtener unos buenos resultados en las urnas.
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Puig, que remarcó en su intervención que el acto no estaba relacionado con la proximidad de las elecciones autonómicas -a pesar de quedar menos de tres meses para que firme el decreto de disolución de Les Corts y de convocatoria de elecciones-, apeló a la gestión de su Gobierno y a éxitos como el de la instalación en Sagunto de la gigafactoría de Volkswagen, para insistir en que el mejor aval con el que el partido se puede presentar a los comicios es precisamente con los éxitos obtenidos desde el Gobierno valenciano. Gestión y gobernar para la mayoría fueron los mensajes más repetidos por el líder del PSPV.
¿Y el partido? La directora general de Puertos, María Luisa Martínez, fue una de las participantes en el acto que tomó la palabra para poner en valor la importancia de la organización y para reivindicar la necesidad de contar con las agrupaciones. Martínez es la vicealcaldesa de Mislata, la localidad de la que es alcalde el líder del PSPV de la provincia de Valencia, Carlos Fernández Bielsa. De manera que sus palabras estaban cargadas de intención. Pero ni así. Puig insistió en el valor de la gestión, e incluso llegó a sostener que no tocaba hablar de listas o de la campaña electoral. Y todos a casa.
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