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M. HORTELANO
Sábado, 1 de enero 2022, 23:39
valenciA. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, para decir adiós a 2021 en su tradicional mensaje de fin de año, buscó refugio «emocional» en los versos del malogrado poeta Francisco Brines y en el espacio que habitó hasta su muerte, en l'Elca, un paraje entre naranjos y a orillas del mar en Oliva, desde donde Puig pidió «serenidad» no sólo para estos días de fiestas en medio de la pandemia, sino para el año que empezó ayer. Serenidad para los valencianos y, especialmente, para la política nacional, que el jefe del Consell situó entre dos grandes huracanes, el de un «egoísmo centralista» y un independentismo que no lleva a ningún sitio. Y frente a estas dos influencias que contaminan el discurso de los dirigentes nacionales, Puig reclamó altura de miras y un acuerdo que empuje hacia una España justa.
Están siendo días duros para muchas familias que han perdido a un familiar por el coronavirus, o pasan estos días sin poder sentarse a la misma mesa por los numerosos confinamientos. Pero Puig quiso ser optimista y abogar por la esperanza que trae un sistema de vacunación que ha repartido ya en la Comunitat más de 10 millones de dosis. Pero, para que la recuperación no sólo sea sanitaria, sino también económica, el presidente anunció en su discurso que los datos de empleo de los próximos días dibujarán un escenario positivo en el que la región alcanza su récord máximo de personas trabajando, con dos millones de afiliados a la Seguridad Social. Puig destacó que hace un año se dirigió a la ciudadanía por estas fechas confiando en una recuperación social y económica, y «desde aquel momento de incertidumbre, 81.000 valencianos han encontrado trabajo, 222 cada día». Y sobre esas cifras, dijo, la prioridad para el Consell será «mantener esta potencia en la recuperación en forma de más empleo y de mejor empleo», porque «es una indecencia que haya trabajadores pobres» y «es una injusticia ver a familias trabajadoras que no pueden vivir dignamente de su trabajo». El presidente abogó además por una sociedad centrada en el empleo, en el respeto y en la igualdad de género y de oportunidades, y señaló que un «pilar fundamental» para lograrlo será mantener la estabilidad, «que fortalece la Comunitat y nos posiciona -consideró- como un territorio con seguridad para la economía y las empresas».
El máximo responsable del Consell situó precisamente a la Comunitat como ejemplo de esa estabilidad. El Consell que preside ha aprobado sus presupuestos en tiempo y forma durante siete años seguidos. «Frente al ruido de otros sitios, aquí estamos en lo que toca, porque es el tiempo de la unidad, de empujar entre todos, sin partidismos», indicó, e invitó a «huir de dogmas y de extremos» y extender esta mirada menos crispada a la forma de entender España, porque «es el tiempo de apreciar su diversidad y de coser mejor sus tierras y sus gentes».
Puig reclamó que España dé en 2022 «un paso firme que haga viable» su «proyecto compartido». Para el presidente, «si fuimos capaces de pactar la Constitución y la entrada en Europa, ¿cómo no vamos a pactar una financiación autonómica justa? No hay alternativa al acuerdo». Por ello, llamó al consenso a todos los partidos y a las 17 autonomías en favor de un «gran acuerdo por una España justa». «Ese es nuestro discurso: el de la justicia y la igualdad» en las reivindicaciones sobre financiación, sobre descentralización y sobre infraestructuras como el corredor mediterráneo. «Ya hemos visto adónde aboca el independentismo: a ningún sitio; también vemos adónde conduce el egoísmo centralista: a la división, y lo que necesitamos es sumar, con la palabra serena y sin gritos», advirtió.
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