La víctima de la estafa, ayer, en la sede de LAS PROVINCIAS. Jesús Signes

«Me han quitado 40.000 euros, mis ahorros de toda la vida»

Un valenciano relata el fraude del que ha sido víctima y donde los estafadores simularon ser el servicio de seguridad del propio banco

A. Rallo

Valencia

Miércoles, 10 de enero 2024

A Ignacio B. le han quitado los ahorros de toda su vida de un plumazo. Y lo han hecho, además, con su imprescindible colaboración, lo que todavía añade una dosis extra al lógico enfado. No es sencillo prestarse a un relato que le sitúa justo ... en la encrucijada de una supuesta falta de diligencia y de la crueldad de los estafadores. Todo se combina, además, con una serie de circunstancias desfavorables para él, pero propicias para los saboteadores. Unos 40.000 euros volaron de unas cuentas a otras en un instante. Y, de momento, sin posibilidad de enmienda.

Publicidad

Era viernes cuando Ignacio recibió dos mensajes en su móvil, idénticos a los de otras ocasiones de su banco, ING. En el texto le advertían de que se habían registrado transferencias de 800 euros desde sus depósitos. «Me pedían que para detener todo el proceso, le diera a un enlace que llegaba adjunto al mensaje. Pero no lo hice». Recordó en este punto las advertencias y recomendaciones de bancos y consumidores ante el riesgo de aceptar situaciones como esa. Pensó, de hecho, que se trataba de un engaño.

Fue entonces cuando decidió comunicar con su banco. «Llamé a la oficina de Valencia, en la calle San Vicente». Pero no le atendieron. A continuación, contactó con atención al cliente. «El tiempo de atención era de diez minutos». La tensión, los nervios de pensar que le estaban vaciando las cuentas, se disparaba, y colgó ante esa presumible espera. La situación no era fácil de manejar. «Justo cuando cuelgo, me llaman del departamento del banco». En ese momento la estafa da un paso mayúsculo: se han ganado la confianza de la víctima.

Noticia relacionada

Los estafadores se hacen pasar por el propio servicio de atención del banco. «Tiene razón. Estamos detectando unos movimientos extraños desde Valladolid. No es usted, ¿verdad?», le transmitieron cuando les informa del aprieto. Evidentemente no lo era. A partir de ese momento, para él, la sospecha de un desfalco se ha transformado en certeza. Y se convierte en un títere en manos de los estafadores. «Deben de haberte metido algún virus porque te están vaciando la cuenta». En ese momento, le comunican que le van a enviar un mensaje de texto y debe seguir las instrucciones «para cancelar los pagos». A continuación, Ignacio entró en la aplicación del banco y le indicaron que ponga el concepto «retrocesión» así como unos números de cuenta. «Pensaba que estaba pasando el dinero a otra cuenta para que no pudieran sacarlo y yo mismo se lo estaba autorizando a ellos», lamenta. Esta operativa se repitió varias veces hasta agotar los fondos. Así se esfumaron cerca de 38.000 euros. «Me han quitado los ahorros de toda una vida».

Publicidad

Desde ING primero le comunicaron que el dinero estaba retenido. «Ahora me dicen que los titulares están ilocalizables»

Tampoco entiende las explicaciones que le ofrecieron en el banco. En un primer momento, le indicaron que el dinero estaba retenido, lo que le dio algo de tranquilidad ante un inminente reintrego. Más tarde, en cambio, ofrecieron otra versión: que los titulares de las cuentas donde se había transferido la cantidad -también del mismo banco- estaban ilocalizables.

Pero todavía quedaba el cruel epílogo de esta estafa si es que existen graduaciones en operativas como esta. En ese momento, agradecido al pensar que había evitado semejante fraude, le comentó a su interlocutor que tenía otra cuenta en CaixaBank. Y, de nuevo, se repite la operación. Al cabo de unos minutos recibe una supuesta llamada de la entidad bancaria, aunque se trataba de la misma red delictiva.

Publicidad

Otra vez comienza de nuevo la sustracción de fondos con idéntica operativa. Eso sí, había cambiado la persona que interactuaba con Ignacio. Pero, en este caso, su mujer figuraba como autorizada en la cuenta y recibe unos mensajes en el móvil de alerta –estos sí eran reales– donde el banco le advierte de los movimientos que se están registrando. «Consiguió llegar a la sucursal y paralizar esto». Pese a todo se perdieron otros 5.000 euros.

Ignacio ha denunciado los hechos. En la comisaría, cuando comunicó el número desde el que se gestó la estafa, aparecieron numerosas denuncias por toda España. Ni es la primera ni será la última víctima. Pero sostiene que se ha producido una brecha de seguridad en el banco por la que la empresa debe responder. Y mientras, sigue dándole vueltas al caso. Imposible no hacerlo. «¿Dónde está mi dinero?».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad