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HÉCTOR ESTEBAN
VALENCIA.
Jueves, 14 de marzo 2019, 00:45
La clave, como siempre está en «seguir el dinero», como dijo 'Garganta profunda' en la película 'Todos los hombres del presidente' sobre la investigación del Watergate. En uno de los tomos del caso Erial se dibuja por pasos y de manera precisa el recorrido de los 7,9 millones de euros que el presunto testaferro uruguayo de la trama Fernando Belhot atribuye a Eduardo Zaplana. Un dinero que salió del arcas de la empresa Sedesa y de cuentas en Andorra para terminar años después en Suiza.
Entre 2005 y 2009 se ingresaron desde España y Andorra en la sociedad luxemburguesa Imison International activos por valor de 11,2 millones de euros. Desde la empresa de la familia Cotino llegaron 6,4 millones de euros y desde sendas cuentas de BPA y Morabanc, 3,9 millones de euros.
De esos 11,2 millones, un total de 2,5 millones retornaron de nuevo a España entre 2005 y 2006 a través de las sociedades inmobiliarias Costera del Glorio, Medlevante, Gesdesarrollos Integrales y Turnis Sylvática. El resto, se quedaron en Imison hasta que de octubre a noviembre de 2009 se transfirieron cantidades por valor de 7.870.000.
En ese momento, el dinero pasó de estar bajo la gestión de Beatriz García Paesa en la sociedad luxemburguesa a estar al mando del uruguayo Fernando Belhot. Primero se transfierieron los 7,9 millones a la sociedad Natland Fiaancieringmaatschapu y se crearon las sociedades uruguayas Disfey y Misleny.
Disfey, en 2013, abrió una cuenta en el Julius Bar de Suiza, donde se ingresaron los 7,9 millones que quedaban en la luxemburguesa Imison. La misma sociedad uruguaya abrió dos cuentas más, una en libras esterlinas y otra en dólares americanos para operar. En 2015, Disfey hizo un traspaso de tres millones a una cuenta bancaria en Austria, a nombre de Fernando Belhot.
El abogado uruguayo abrió otra cuenta en Suiza en la entidad Julius Bär, donde se hicieron ingresos que se compensaron a través de la cuenta austriaca. Un dinero que se habría utilizado «para realizar inversiones en España y disposiciones de cantidades dinerarias a favor de Eduardo Zaplana», según consta en el sumario.
Para las inversiones, se procedió al ingreso de 1,8 millones de euros en una cuenta del Banco Sabadell a nombre de Belhot. Un dinero que estaba destinado a ejecutar inversiones en el puerto deportivo de Altea, unas operaciones que iban a beneficiar a Zaplana y Francisco Grau pero que finalmente no se ejecutaron porque otro grupo inversor pagó dos millones de euros. Parte de los 1,8 millones que se ingresaron en el Sabadell volvieron a Suiza y Zaplana anotó en un papel el fallido negocio de Altea. Un documento que posteriormente se encontró en su maletín persona.
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