Arcadi España | Un regalo envenenado para el nuevo hombre fuerte

Dice el presidente de la Generalitat y promotor de Arcadi España que quien también fue su jefe de gabinete y ahora su representante en todos los cotarros, llega a una conselleria «que ha aprobado siete presupuestos en un gobierno de coalición y que ha situado el debate de la financiación donde debe». Dice que ahora es necesario activar la economía, la ejecución de fondos y la transformación del tejido productivo.

Sin embargo, al resolutivo España le vienen curvas, y esta vez no puede cambiarlas con sólo modificar el trazado de una carretera o de una línea de tranvía. El nuevo titular de Hacienda tiene ante sí el reto casi imposible de sacar adelante los últimos presupuestos generales de la legislatura, en víspera de año electoral y con el avispero revuelto. Con la reforma de la financiación tendrá pocas alegrías, porque la reforma del modelo no comenzará a abordarse (tampoco) en esta legislatura, y las malas noticias económicas pueden multiplicarse en un periodo de tanta inestabilidad como el de una guerra y una crisis de inflación.

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Pero, España llega también a una de las consellerias más políticas, a escasos metros del Palau de la Generalitat, para quitarle de encima los golpes que están por llegar a su inquilino. Con excelentes relaciones con Moncloa y con Ferraz (donde está en la ejecutiva federal), corre el riesgo de exponerse demasiado a un sol tan radiante como el de Puig, teniendo una piel tan blanca.

Con su incorporación a la caja de la Generalitat Puig quiere reforzar su figura dentro del Consell como su principal persona de confianza, sin embargo, el regalo es uno de los más envenenados de todo el Consell, porque el departamento tiene poco margen de maniobra con un nivel de financiación como el actual, con la deuda disparada a niveles históricos, y unos socios que querrán hipotecar las cuentas para pagar anuncios electorales.

En su favor, su amplio conocimiento de las finanzas (es economista de profesión), su talante moderado y su buena relación con el mundo empresarial. Aterriza en un departamento en el que su sucesor (y en su día profesor en la Facultad de Económicas de la Universitat de Valencia) ha tenido un marcado perfil político.

España, también un europeísta convencido, y socialdemócrata desde pequeñito, como suele decir, tendrá en los fondos europeos, su gestión y su reparto, la única fuente de alegrías en una conselleria que durante buena parte del año se convierte en el enemigo del resto. De hecho, como se suele decir, todos los gobiernos son de coalición: están todas las carteras y la de Hacienda. Un plus de peligrosidad más teniendo en cuenta que el Botánico está formado por tres partidos, a meses de unas autonómicas y con el ambiente más enrarecido de los que se recuerdan en siete años. Así que España deberá ponerse el casco, y no azul.