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La vicepresidenta Oltra, en la comparecencia posterior al pleno del Consell del pasado viernes. iván arlandis

La resistencia de Oltra a dimitir sitúa como gran beneficiada a la oposición

La intención de la líder de Compromís de enrocarse frente a su probable imputación atenaza al tripartito y da alas a la derecha

BURGUERA

Lunes, 13 de junio 2022, 00:19

Que nadie descarte que si algún dirigente del PP o de Vox fue a misa esta domingo pusiera una vela para que la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, siga en el puesto. La misma que los gerifaltes socialistas (algunos son también practicantes) habrán encendido, pero ... en sentido contrario. La probable imputación de Oltra se ha convertido en un punto de inflexión para el tripartito y sus oponentes a un año de elecciones. La actitud desafiante de la vicepresidenta frente a las decisiones judiciales (la petición del instructor al TSJ para que sea investigada, el informe de la Fiscalía acusándola de delitos graves) augura que la líder de Compromís y la propia coalición entran en fase de blindaje y atrincheramiento.

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La intención de resistir de Oltra es contemplada con contenida alegría por la derecha, que pide su dimisión pero sabe que, si la líder de Compromís sigue de número dos del Consell, el desgaste político se expande a todo el tripartito. En las antípodas, la izquierda que copa la Generalitat. Compromís y (por ahora) Podemos defienden a Oltra. En el PSPV se intenta controlar los daños sin levantar la voz. En cualquier caso, los tres partidos son conscientes del calvario político que les espera a raíz de este caso.

La acción política del Consell, de mayor o menor brillantez, se ve actualmente condicionada por una situación judicial que amenaza con prolongarse y por la convicción de la vicepresidenta de que debe mantenerse en el puesto. Las opciones electorales del tripartito también pueden verse perjudicadas por las dos circunstancias.

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El deseo del Botánico sería el archivo de la causa; o si Oltra es imputada, que una decisión judicial fulminante certificase su inocencia y la de toda la conselleria en la gestión de los abusos sexuales cometidos por su exmarido a una adolescente de 14 años tutelada en el centro de menores donde él trabajaba. Sin embargo, no da la sensación de que el procedimiento judicial se encamine al archivo.

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Y aunque la vicepresidenta podría quedar absuelta de los cargos que le atribuye la fiscalía (prevaricación, omisión de delito y abandono de menores), eso no será ni hoy ni mañana ni en los próximos meses. Al contrario, la incertidumbre judicial podría prolongarse, precisamente, hasta las inmediaciones de los próximos comicios, el mes de mayo del año que viene. Un drama para la izquierda; un escenario muy apetecible para la derecha.

Puig, víctima política colateral

La oposición, el bloque de la derecha compuesto por PP, Vox y Ciudadanos, pide la dimisión de Oltra sí o sí. Un día tras otro desde septiembre. Subrayan, además, que Puig goza de una escasa capacidad de maniobra en este asunto para evidenciar su «debilidad» y fustigarle por ella. Es la víctima política colateral.

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El presidente de la Generalitat no puede destituir a su vicepresidenta sin riesgo de que se rompa el Consell y se dañen seriamente las posibilidades de repetir una coalición a partir de 2023. El dirigente socialista ha hecho de la «estabilidad» de su Ejecutivo una bandera, en contraposición, además, con la fractura de los gobiernos coaligados de la derecha, obligados a adelantar elecciones en Madrid o Castilla y León. Si la vicepresidenta dimitiese o fuera destituida, la oposición lo interpretaría como el reconocimiento de una gestión deficiente (presuntamente delictiva) de un caso muy delicado. La derecha, además, vería caer a uno de sus enemigos preferidos. Una baza electoral de gran nivel en Compromís, por ahora sin alternativa clara, quedaría desactivada.

¿Y si Oltra aguanta y se queda?

La figura de Puig y el día a día del Consell sufren el ruido generado por el caso, y el desgaste del tripartito al frente de la Generalitat continuará. Al final, las elecciones las pierde quien está en el poder. Si el Ejecutivo sigue ofreciendo un blanco fácil ante decisiones judiciales adversas, su imagen se erosiona.

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Tal y como señala un destacado dirigente del PP: «Oltra debería irse, sería lo más conveniente, pero si se queda, los que ganamos somos nosotros». Esa sensación de que la resistencia de la vicepresidenta desgasta al Consell y resta posibilidades de una nueva victoria electoral la comparten altos cargos electos y políticos de Compromís, PSPV y Podemos en el Ejecutivo autonómico, en Les Corts, la Diputación de Valencia o en el Ayuntamiento de la capital.

El PSPV busca aliados para su Plan B

Fuentes del PSPV en el Consell y en Les Corts admiten que toca resignarse a esperar acontecimientos. Entre los socialistas, algunos de muy alto rango, está extendida la idea de que la vicepresidenta debería irse. También son muchos los que admiten que Compromís perdería una pieza electoral valiosa. Otros ya apuntan rápidamente el nombre de Baldoví, el Plan B.

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La figura de Puig empieza a verse también atosigada por la situación. Los socialistas saben que no pueden actuar contra la voluntad de todo Compromís, y buscan aliados en una coalición con muchos recovecos y en la que no todos son amigos de Oltra. Presión indirecta. Si imputan a la vicepresidenta, su comparecencia ante el juez sería un momento clave para tomar decisiones, según el PSPV.

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