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El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, han mantenido una reunión de carácter privado de aproximadamente una hora de duración, la primera que tienen desde los desencuentros en el seno del Gobierno valenciano de la semana pasada. La vicepresidenta no ha querido hacer declaraciones en un intento, quizá, por enterrar definitivamente una semana de alta tensión en el Consell. Tampoco el jefe del Palau ha querido hacer comentarios acerca de esa reunión. De esta forma, ambos líderes tratan de cerrar definitivamente un histórica crisis del Consell en el que un adelanto electoral cobró fuerza al mismo tiempo que el enfrentamiento llegaba a cotas nunca antes vistas.
La cita ha tenido lugar después de que los máximos responsables de los partidos que forman el Consell trataran de cerrar sin éxito un encuentro en Morella el pasado domingo. Puig disfrutaba esa semana de las fiestas del Sexenni pero justo cuando Oltra acudió, él tenía planeado un viaje en sus últimos días de vacaciones.
Dos han sido los motivos de esta escalada en la tensión entre los miembros del Botánico. Por un lado, el apoyo dado por Puig y el conseller socialista de Hacienda, Vicent Soler, al Gobierno central en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, después de la abstención de la Comunitat Valenciana en el celebrado en julio. Allí se aprobó una subida del déficit a cambio de la asunción de parte de la deuda de La Marina. El malestar se acrecentó con el anuncio de la comisaría especializada en víctimas de violencia de género por parte de la consellera Bravo. La vicepresidenta la acusó de invadir sus competencias y sugirió que tras esta actitud estaría el buscar rédito electoral.
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