Salvar al soldado Puig

Puig compareció este jueves ante los medios de comunicación. Una declaración no prevista inicialmente, para despejar dudas. No sólo está, sino que quiere seguir estando, dijo. No piensa dejar el escaño -aseguró- y sus planes son conservar la secretaría general, incluso volver a presentarse, se le entendió. Esos planes contrastan con la convicción extendida en su partido: el escaño lo dejará en breve porque la presión irá cada vez a más.Pero no será por el PP. La creciente debilidad del líder socialista, derotado primero en las urnas y ahora en su carrera por ser ministro, no ha derivado hasta la fecha en una estrategia de los populares dirigida a aprovechar esa situación. Antes al contrario, el líder del PP valenciano, Carlos Mazón, acaba de lanzar una oferta de pactos al resto de grupos parlamentarios buscando precisamente los puntos de encuentro con el resto de partidos para sumar apoyos en aquellos debates frente al Ejecutivo central en los que la unanimidad se convierte en el mejor aliado.Los populares consideran que el acusado sentido de la institucionalidad de Puig, presidente del Consell durante las dos últimas legislaturas, puede ser el mejor aliado para sumar a los socialistas a esos pactos, en materias que van desde la reforma de la financiación hasta el agua, pasando por la ampliación del Puerto, el sector cerámico o el Derecho Civil.

De modo que la prioridad para los populares, mucho más que «hacer sangre con Puig» es más llegar a acuerdos con el líder socialista. Su eventual salida de Les Corts -Puig es presidente del grupo parlamentario socialista, pero sus reiteradas ausencias han generado malestar entre sus compañeros de partido- derivaría en una situación de interinidad en el PSPV que complicaría la búsqueda de consensos. Para pactar, para llegar a acuerdos y para coser las reivindicaciones valencianas, se considera, mucho mejor un Puig al frente de su partido y del grupo parlamentario que cualquier otra alternativa.

Entre otras razones porque esa alternativa, en el caso de que fuera la síndica del grupo parlamentario, Rebeca Torró, pondría muy difícil llegar a acuerdos con los populares. La portavoz socialista que desde que fue nombrada para el cargo no ha dejado de dedicar insultos al president de la Generalitat -le tachó de «ladrón incluso antes de tomar posesión», hasta el punto de proclamar esta semana en Les Corts que Mazón estaba detrás de las agresiones a cargos de su partido, como si fuera el president el que fomentara agresiones físicas.