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SR. GARCÍA

Sánchez incendia la batalla electoral en Alicante

Los trasvases, la tasa turística, la lengua, las inversiones y ahora sin sedes de las Agencias del Gobierno. El líder del PSOE, el peor rival para Puig

JC. Ferriol Moya

Valencia

Domingo, 11 de diciembre 2022, 00:13

A tres meses y medio de la disolución de Les Corts y la convocatoria de elecciones autonómicas, que salvo sorpresa inesperada coincidirán el 28 de mayo con las municipales, la toma de posiciones de los dos bloques, izquierda y centro-derecha, se acelera. La ... elaboración de candidaturas, la campaña a la vuelta de la esquina, los grandes actos y mítines… la habitual parafernalia que envuelve las citas electorales no entiende de inflaciones ni de sediciones, por más que esos debates, el relacionado con el alza descontrolada de los precios y con la modificación del Código Penal a petición del independentismo, sean algunos de los factores que puedan condicionar los resultados en las urnas.

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La maquinaria se ha puesto en marcha. Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo visitarán esta próxima semana la Comunitat, territorio clave para las opciones del primero de mantenerse en la Moncloa, y del segundo para desalojarlo del mismo sitio. Recuperar la Comunitat sería la mejor rampa de lanzamiento posible para el dirigente popular, necesitado de recuperar el tirón que en los últimos sondeos parece haber perdido.

Seis meses

Ximo Puig concurre a los comicios con el bagaje de no haber cometido grandes errores, el éxito de la gigafactoría de Volkswagen y el futuro de Almussafes y con una valoración positiva de su imagen. Otra cosa es su capacidad de influencia ante un Ejecutivo central, el de Sánchez, entregado ahora a garantizarse el apoyo de ERC, convencido de que ese desgaste, a casi seis meses de las elecciones, no le pasará factura.

Ese factor, el temporal, es el que el dirigente socialista espera explotar también en la Comunitat Valenciana. Esta semana el Ejecutivo central ha decidido llevar a A Coruña la Agencia Española de Supervisión de Inteligencia Artificial, y a Sevilla la futura Agencia Espacial Española. A la primera optaba la ciudad de Alicante y Elche, a la segunda. Ninguna de las dos vendrán a la Comunitat a pesar de que el Gobierno valenciano había hecho campaña, especialmente en el caso de la primera, para tratar de conseguir que se ubicara en la capital alicantina.

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Sánchez, que este pasado viernes visitó la capital alicantina con motivo de la puesta de largo del futuro corredor de hidrógeno verde H2MED, viene contribuyendo a incendiar la campaña electoral en la provincia de Alicante, precisamente una región que puede resultar clave para el desenlace electoral a nivel autonómico.

Elegir otras sedes para unas Agencias que todavía no existen y que para la gran mayoría de ciudadanos son un misterio puede no conllevar ningún desgaste electoral. Pero el permanente jugueteo con el Tajo-Segura, la indefinición con el futuro de los trasvases y la incapacidad del Gobierno valenciano para resolver ese interrogante sí que representan un problema de mayor gravedad. Dejar a la provincia de Alicante a la cola en inversiones de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) constituye un «error», en palabras de un alto cargo del Ejecutivo central, que traslada la imagen de 'pagafantas' de España, como proclamó en su día Francisco García, secretario general de UGT en l'Alacantí-Les Marines.

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Mazón: «Semana negra»

El líder del PP valenciano, el alicantino Carlos Mazón, no perdió la oportunidad de calificar de «semana negra» para la provincia de Alicante, sumando al fracaso de las candidaturas de Alicante y Elche, y al eterno debate sobre los trasvases, la aprobación de la tasa turística. «Y todo ello con el silencio de Puig, cuando no el aplauso», zanjó.

Alicante no es un territorio electoral menor en el ámbito de la Comunitat Valenciana. Ni mucho menos. Y no solo porque el Ayuntamiento de Alicante y la Diputación provincial estén en manos del PP y son la principal referencia institucional de los populares en la Comunitat. Con un censo cercano a los dos millones de electores, con una idiosincrasia propia y con una realidad política y económica que Valencia nunca ha terminado de entender, Alicante es el enclave desde el que el PPCV aspira a recuperar la hegemonía electoral en la Comunitat.

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Y desde esa óptica, el Botánico ha tenido problemas durante estas dos legislaturas para entender esa realidad. En especial, el debate lingüístico adquiere, en el sur de la provincia y en la propia capital alicantina, tintes poco menos que de agresión por parte de quienes se empeñan en dar carácter de obligación a lo que puede ser un mérito, pero difícilmente un requisito.

Puig, que acometió una crisis de su Gobierno y aprovechó para situar de candidata a la alcaldía a la exconsellera de Sanidad, Ana Barceló, ha sido consciente de esa realidad específica y se ha prodigado en visitas y actos. El líder del PSPV trata de evitar la repetición de debates como los que en 1995 derivaron en la derrota electoral de los socialistas. Y para ello resulta determinante no parecer ajeno a las preocupaciones de esa provincia, incluso cuando no se aporten las soluciones necesarias. «El problema está más en las municipales», proclama un exdirigente socialista, aún con dudas respecto al impacto que Barceló pueda tener en una ciudad «siendo tan ajena a su tejido asociativo principal, las Hogueras».

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Los frentes de Compromís

Que Sánchez no haya resuelto buena parte de las inquietudes alicantinas, o incluso que las haya alimentado, no hace más que sumarse a un escenario electoral al que la izquierda acude con algunos frentes abiertos más.

Ni todo es Sánchez ni todo es PSOE. Compromís es, a día de hoy, la principal preocupación de la izquierda política valenciana para mantener su hegemonía electoral en la Comunitat. Mónica Oltra recupera visibilidad estos últimos días mientras se mantiene la incógnita sobre su situación judicial, después de que su imputación por el presunto encubrimiento del caso de abusos a una menor tutelada por parte de su exmarido le haya dejado fuera de las listas electorales, que no de la campaña.

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Oltra, la destitución de Mireia Mollà, la sucesiva salida de cargos de la conselleria de Agricultura y Medio Ambiente, con el debate sobre las renovables como telón de fondo, la carrera por encabezar la lista autonómica, con Joan Baldoví en primer lugar y Aitana Mas buscando su sitio, incluso con tropezones como los del Gulliver, gestionado de la peor forma posible por el Ayuntamiento de Valencia que dirige Ribó, contribuyen a generar espacios de choque en el seno de la coalición nacionalista.

En Alicante, la marcha de Natxo Bellido de la corporación municipal, el único referente político de los nacionalistas medianamente conocido en esa ciudad, contribuye a complicar sus opciones electorales. En la Diputación, Gerard Fullana dispone de un nivel de conocimiento mucho menor, aunque haya tratado de eclipsar durante buena parte de la legislatura la condición de 'líder de la oposición' que sobre el papel tenía el portavoz socialista Toni Francés.

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El riesgo del desplome de Compromís se suma a las dudas sobre la solvencia de Podemos. El Unides Podem que previsiblemente encabezará Héctor Illueca cuenta con la base electoral que siempre da EU, por más que el partido que fundó Pablo Iglesias y el trasvase del proyecto a la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz sean un proyecto fallido que, además, no llega a las elecciones municipales y autonómicas. Aún así, la imagen de solvencia que ofrece Illueca y esa fidelidad del votante histórico a la izquierda del PSOE hacen pensar que las opciones de sostenerse por encima del 5% de voto que da acceso a la Cámara autonómica se mantienen. Si no es así, el resultado electoral estará más que decidido.

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