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JC. F. M.
Jueves, 21 de febrero 2019, 23:52
valencia. El choque de listas -la propuesta por el sanchismo y la impulsada por la ejecutiva 'de País' que lidera Ximo Puig- para la candidatura socialista a Les Corts por la circunscripción de Valencia ha retratado la creciente tensión existente en el PSPV por la composición de unas candidaturas que, a la vista de los resultados en las elecciones andaluzas, no garantizarán tantos escaños como los que se esperaba inicialmente. Y eso significa que, a menos puestos de salida, más codazos y más fuertes.
El movimiento de ficha ejecutado por el sanchismo con la propuesta de 15 nombres entre los que figura la líder provincial, Mercedes Caballero, fue contestado con un listado de 11 nombres por parte de la ejecutiva nacional del PSPV. Entre estos últimos, los consellers Gabriela Bravo y Vicent Soler, el vicesecretario de los socialistas Manolo Mata y algunos de los diputados con más peso político del actual grupo parlamentario de Les Corts. La pugna en las asambleas será a cara de perro, porque los resultados de las votaciones deben condicionar, al menos en teoría, el orden y los nombres que formarán parte de la candidatura.
El sanchismo recordó ayer que ese proceso, el que debe determinar la composición de la lista, ya no es el resultado de una decisión adoptada por tres o cuatro personas y que no atiende el criterio ni la opinión de la militancia. «Eso se ha acabado», se señaló. De hecho, el sanchismo recordó que el reglamento federal de desarrollo de los estatutos del partido señala, en el apartado referido al proceso de elaboración de candidaturas, que es la dirección provincial la que adopta la iniciativa de elevar una candidatura. «Las comisiones ejecutivas provinciales elaborarán una propuesta de lista», se señala en el artículo 299, atendiendo las propuestas de la militancia. Que la primera decisión corresponde a la dirección provincial, que es la que encabeza Mercedes Caballero, confiere al órgano que ella lidera un papel clave en la composición de la candidatura, toda vez que, con la cita electoral a la vuelta de la esquina, convertir el proceso de confección de candidaturas en una guerra interna complicaría aún más las expectativas electorales del PSPV.
El mismo artículo, es cierto, explica que esa lista será «presentada» a la comisión nacional de listas, que a su vez elaborará un dictamen que se presentará al comité nacional del partido, que lo aceptará o lo rechazará.
El proceso, no obstante, no acaba aquí. La decisión del comité nacional del PSPV debe remitirse a la comisión federal de listas, el órgano que preside el número 3 del PSOE y ministro de Fomento, el valenciano José Luis Ábalos.
Desde esta responsabilidad, Ábalos podrá «ratificar o modificar» la lista remitida por el PSPV. Para lo segundo, aclara el reglamento, debe consultar con el secretario general -en este caso, Puig-, un representante de la dirección provincial que lidera Caballero y «en su caso» el portavoz del grupo parlamentario. El último matiz no es anecdótico, toda vez que implica que en esa decisión de una eventual modificación de la lista tendrían voz el propio Ábalos, Puig y Caballero, y sólo en algunas circunstancias el portavoz parlamentario.
No sólo eso. La comisión federal de listas que dirige Ábalos remitirá dictamen al comité federal del PSOE en el que podrá incluir «nombres de candidatos no propuestos por las asambleas, los órganos provinciales o los de País».
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