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JC. F. M./EFE
Miércoles, 6 de marzo 2019, 00:23
valencia. Adelantar las elecciones autonómicas para que coincidan con las generales el 28 de abril y lograr así que aumente la participación. Esa ha sido una de las ideas clave con las que Ximo Puig ha venido justificando los últimos días la conveniencia del adelanto electoral. El 2 de diciembre, la fecha del descalabro de la izquierda en Andalucía, encendió todas las alarmas. La irrupción de Vox ha movilizado a todo el centro derecha, y la respuesta de la izquierda ha disparado las opciones del PSOE, según sostienen las encuestas.
Puig se ha subido a ese autobús para arrastrar a las autonómicas todos los votos posibles de la movilización del 28-A. Una estrategia lícita, pero que choca con los intereses de los alcaldes socialistas. Este diario ya publicó el pasado domingo la preocupación de muchos de los candidatos a primer edil que se presentan con las listas del PSPV. La apuesta por las generales de la dirección nacional de los socialistas valencianos puede contribuir al éxito de la candidatura que encabeza Ximo Puig. Pero ¿y las municipales? ¿Se mantendrá la activación del aparato del partido y la movilización del voto progresista?
Puig reunió el lunes por la noche a la ejecutiva de su partido. Pocas horas después de anunciar la disolución de Les Corts y el adelanto de las autonómicas, el líder de los socialistas valencianos trasladó la decisión a la dirección del partido. Recibido con todos los miembros de la dirección puestos en pie y aplaudiendo, la cita reforzó la figura del secretario general.
De la ejecutiva socialista forman parte un buen número de alcaldes. También algunos candidatos a ocupar ese cargo. Uno de ellos, la líder del PSPV de la ciudad de Valencia y candidata a la alcaldía del cap i casal Sandra Gómez, puso voz a la preocupación que, hasta ese momento, habían expresado en privado algunos otros miembros del partido. «Oye, que nadie luego se desinfle, que después del president a mi me queda un mes», proclamó durante la reunión -según fuentes consultadas por este diario-. Sin decirlo, lo que la dirigente socialista señaló era el temor a que la movilización del 28-A dé paso a cierta relajación el 26-M. De hecho, ese argumento es uno de los que han venido utilizando las últimas semanas los partidarios del adelanto electoral para convencer al jefe del Consell de la necesidad de adelantar elecciones.
La preocupación expresada por la líder de los socialistas de la ciudad de Valencia coincide con la del actual alcalde, Joan Ribó. El dirigente de Compromís es otro de los damnificados por el adelanto electoral. El éxito logrado hace cuatro años, y que le situó al frente del Govern de la Nau, tuvo entre sus principales argumentos el indiscutible tirón de la líder de la coalición, Mónica Oltra. «Gobierna Ribó, pero ganó Mónica», se sostiene desde la coalición nacionalista, consciente de que la vicepresidenta del Consell se convirtió en el gran reclamo para la coalición en todas su citas electorales.
Aquello ocurrió en 2015. Pero difícilmente se volverá a repetir el 28 de abril. Un mes después de las elecciones autonómicas, y sin ser ella la candidata, Ribó acudirá a los comicios expuesto a la movilización del voto de centro derecha, con la candidata del PSPV que tratará de subirse también a la ola de Pedro Sánchez, y sin su mejor baza electoral: la propia Oltra.
Ayer, a preguntas de los periodistas tras visitar la Ciudad del Artista Fallero sobre cómo podía afectar que autonómicas y municipales no coincidieran, Ribó reconoció que «no» sabría «valorarlo» porque esa experiencia no se ha dado hasta ahora.
No obstante, el exlíder de EU analizó que el hecho de que no sean juntas tiene una vertiente «positiva», ya que se podrán «concentrar más en los planteamientos municipales» y explicar «más» lo que quieren hacer en la ciudad. Por otro lado, admitió que el hecho de que «no haya una elección autonómica y vengamos de un mes antes tener las elecciones generales y autonómicas puede tener un efecto negativo, que yo espero que no se produzca, y es el hecho de que baje la participación».
«Yo en estos momentos, sinceramente no sé valorar este tema porque esta experiencia no la hemos tenido nunca y hemos de ver qué pasa», razonó y señaló que espera que la participación «sea muy alta porque los problemas de Valencia son muy importantes».
Ribó se refirió a buen seguro a los proyectos e iniciativas que el Gobierno municipal que dirige tiene pendientes. Pero la realidad es que sin el salvavidas de Oltra, al candidato de Compromís a la alcaldía le van a quedar para acompañarle nombres tan vinculados a la polémica durante toda la legislatura como Pere Fuset y Giuseppe Grezzi. Salvo que Oltra se implique en campaña como si ella misma fuera la candidata a alcaldesa, Ribó puede sufrir las consecuencias del adelanto electoral.
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