Vicent Marzà ha ido aguantando el tirón desde 2019. Sin embargo, todas sus expectativas políticas personales han ido cayendo en saco roto hasta que al final ha sido él mismo quien ha decidido salirse de la foto del Consell. Cosas que recordar:
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Vicent Marzà ... no quería ser conseller de Educación en este segundo mandato del tripartito al frente del Gobierno autonómico. Buscaba nuevos espacios de gestión porque su departamento es un espacio de una brutal erosión política y personal. Sin embargo, en el reparto de consellerias que se establece entonces en Compromís no había más hueco y Marzà se tiene que conformar. A regañadientes. Educación es un espacio abrasador para el rédito político de cualquiera. Aguantó.
El antiguo Bloc había preparado para el verano de 2020 un congreso, el octavo, que pretendía reconfigurar el partido mayoritarío en Compromís y ponerlo al servicio del liderazgo de Marzà, que lidera la ponencia política. Pero llega la pandemia. El congreso se retrasa un año y el verano pasado se celebra. La ponencia de Marzà no recibe reproches. En el entorno de Oltra desconfían de las intenciones de los nacionalistas. Sin embargo, la candidatura que encabeza Àgueda sale triunfante con un fuerte voto de contestación. Un tercio de los apoyos se quedan con los críticos, y dentro de los apoyos a la posición oficial se encuentran los nacionalistas clásicos que lidera Enric Morera, muy cuestionado por los fines a Marzà. Morera logró mantener la presidencia de Les Corts gracias al apoyo de Oltra y Puig y frente a las reticencias internas. Así que los apoyos de Micó y Marzà están muy condicionados internamente.
En diciembre pasado, Fran Ferri, muy cercano al Marzà, dice adiós al puesto de sindic. Més, el antiguo Bloc que cambió de denominación en el congreso, disponía, teóricamente, de mayoría en el grupo parlamentario para que Marzà sea el nuevo sindic, pero le convencen de que mejor no y que se sacrifique. Desde Iniciativa, el partido de Oltra, activan todos los mecanismos internos posibles para evitar que Marzà se vaya y ubique como sustituta a su preferida, la vicepresidenta de la Diputación de Valencia, María Josep Amigó.
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Da la sensación de que Marzà no se sentía apoyado ni en Mes ni en Compromís. En cualquier caso, su adiós resulta una sorpresa para los de Morera, cuyo entorno esta misma semana comentaba que «ahora tenemos que recuperar a Marzà, que está un poco out»… y tan out. Cómo que se ha ido, una marcha que fuentes del Botánico consideran que también interpela a Oltra justo cuando el presidente Ximo Puig planea una renovación del Consell y la consellera Bravo se plantea públicamente si la líder de Compromis y vicepresidenta de la Generalitat debe dimitir.
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