El conseller de Hacienda, Vicent Soler, compareció en Les Corts para llevar a su orilla el plan de ajustes del Consell del Botánico II con el objetivo de cumplir el déficit y la regla de gasto. Soler, que no dio pistas sobre si prorrogará el actual presupuesto, no aportó la totalidad de los datos. De hecho, sólo dio cuenta de 30 de los 364 millones en recortes aprobados por el Gobierno valenciano. Apuntó que gestiona «a pulmón» y aseguró que los ajustes en ningún caso afectan a las políticas sociales. Es más, durante su intervención aseguró que sólo se puede entender como recortes las medidas tomadas en cuatro de los 131 programas que componen el presupuesto de la Generalitat. Soler señaló que se han aplicado ajustes en 85 programas y sólo en diez de estos cabría la palabra recortes. En seis, porque su nivel de ejecución en estos momentos es menor que hace un año y en cuatro más porque tras las últimas medidas tomadas tendrán menos presupuesto que en 2018. De los otros 75 programas afectados no dijo ni una palabra. En pasillos, ante la insistencia de los periodistas, se comprometió a informar sobre la totalidad de los ajustes aunque desde su departamento de comunicación no apuntaron una fecha para añadir esa dosis de transparencia.
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De esta manera, el titular de Hacienda sólo reconoció recortes puros y duros en cuatro programas. En cifras: 17,04 millones de euros en promoción y ordenación del Turismo; 2,78 millones, en la Agencia Valenciana de la Innovación; 4,09 millones en ordenación y mejora de la Producción Agraria, y 6,53 millones en gestión de Infraestructuras y Recursos Hidráulicos. Y para todo halló una justificación que lo mereciera. Soler no se bajó de ese burro durante toda su intervención y defendió a capa y espada que el resto eran ajustes en un presupuesto expansivo que gasta más que el del año anterior. Nunca partió desde la casilla de salida de las cuentas previstas para 2019 sino que siempre comparó la situación con las partidas de 2018. Al no cumplirse las previsiones económicas y no haberse aprobado el presupuesto de Sánchez, las cuentas de la Generalitat se han visto zarandeadas.
Desde el inicio de la comparecencia, la más esperada de la escasa trayectoria de la actual legislatura, se adivinó que ni habría acuerdo ni satisfacción plena para conocer a ciencia cierta cuántas partidas iban a quedar afectadas por la contención del gasto. En la oposición se hablaba de recortes y en el lado del Botánico de ajustes. Dos términos parecidos pero no sinónimos, por lo que el conseller se levantó de la silla señalando a varios culpables y con una sensación de transparencia interruptus. El punto del que partió Soler fue el más favorable para los intereses del Consell: la ejecución del presupuesto de 2018. Desde esa variable, el titular de Hacienda defendió que el gasto ejecutado este año es superior al del año pasado. Una interpretación que contó con la desaprobación de los grupos de la oposición, que pidieron datos y exigieron que la comparación fuera con la previsión de los presupuesto para este año.
Desde el prisma de Soler, de los 364 millones en ajustes sólo 30,54 pueden considerarse como verdaderos recortes. El resto se enmarca dentro de una contención «dentro de unos presupuestos expansivos». La oposición, con el proyecto de los presupuestos para 2019 en la mano, defendió que lo que se quiere vestir como un ajuste en realidad es un recorte.
Durante el primer turno de intervención, el titular de Hacienda señaló a los culpables de esta política económica de ajuste. Primero apunto a la caída de las previsiones macroeconómicas y puso como ejemplo la minoración de los ingresos por la bajada en la venta de inmuebles. El segundo culpable tuvo un tinte político. Soler acusó a PP, Ciudadanos e independentistas catalanes de votar en contra de los mejores presupuestos generales para la Comunitat Valenciana. «Con la no aprobación hemos perdido 250 millones del IVA, 50 para la dependencia, la condonación de la deuda de la Marina sin olvidar 344 millones del Fondo de Garantía Asistencial», señaló el conseller para defender su gestión.
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En la oposición nadie quedó contento con las explicaciones del conseller. El popular Rubén Ibáñez lamentó la escasez de detalles y la diputada de Vox, en un alegato final, reclamó el cierre de À Punt y la supresión de un buen puñado de altos cargos. Desde las bancadas que sustentan al Consell del Botánico, palabras de agradecimiento al conseller, que no cerró la puerta a prorrogar el presupuesto para el año que viene: «Estamos valorando ahora mismo pros y contras de la decisión»
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