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Burguera
Sábado, 9 de diciembre 2023, 14:17
Enésimo episodio de la relación entre Compromís y Podemos de amor-odio, odio-amor, no eres tú soy yo, nunca me llamas, con quién ... estabas ayer por la tarde. La coalición valenciana y el partido fundado por Pablo Iglesias llevan así desde hace ahora justo ocho años. Relación tormentosa de síes y noes. La portavoz adjunta de Sumar y dirigente de Compromís, Àgueda Micó, ha hecho pública este sábado su sospecha de que Podemos tenía decidido romper con Sumar desde hace mucho tiempo, incluso antes de conformarse el grupo parlamentario, ha defendido que lo «coherente» era abandonar los escaños y que Podemos no se fuese con ellos al grupo mixto. No obstante, la nacionalista tenía claro que las cosas iban a suceder así: «Era inevitable y lo tenían decidido. A nadie le ha venido como una cosa nueva», ha desgranado en el programa 'Parlamento' de RNE. Micó, además, cree que Podemos se presentará en solitario a las elecciones europeas que se celebran el próximo verano. Enésimo episodio de esa relación tan intensa que vive la coalición y los podemistas, y que se origina entre mayo de 2015 y el verano de 2016, el año que vivieron peligrosamente.
El socialista Ximo Puig se convierte en presidente de la Generalitat porque Compromís y Podemos no se entienden. Y no es cuestión de utilizar valenciano o castellano. Es cuestión de los sujetos y los tiempos verbales. Cuando unos hablan en presente los otros conjugan en futuro, y viceversa. Nunca han logrado coincidir en los tiempos de acción política, además de que discrepaban sobre el sujeto de la oración. Los dos quieren ser el sujeto, pero no el complemento directo. Así, aunque sumaron más diputados que el PSPV, fue el líder socialista el que se convirtió en jefe del Consell tras la negociación realizada entre mayo y junio de 2015. Primer desencuentro. Sin embargo, se dieron una oportunidad bajo las siglas de 'Es el moment', y de cara a las generales de 2015. Podemos parecía subido a la ola y Compromís quería tener un socio fuerte en Madrid... además de grupo propio.
Las reuniones entre dirigentes de Compromís como Oltra, Pasqual Mollà o Baldoví y los cabecillas de Podemos, con Pablo Iglesias a la cabeza, se repiten entre octubre de 2015 y julio de 2016. En ese tiempo se celebran dos elecciones generales. En las primeras, gran resultado, y en las segundas, no tanto. Compromís siempre salió decepcionado de los encuentros para decidir el reparto de escaños en el Congreso. Y en algún caso, alucinados, al constatar que Iglesias veía posible alcanzar la Moncloa mediante el mítico 'sorpasso' al PSOE. El problema, siempre, fue que la coalición nunca logró que la suma de fuerzas fructificase en un grupo propio en el Congreso de los Diputados. Dio igual 'Es el moment' que 'A la valenciana'. Los podemistas, en cuanto acababa la campaña, se inscribían en el grupo parlamentario morado y si te he visto no me acuerdo. Compromís, obviamente, nunca tuvo el apoyo de los grandes partidos que ocupaban la Mesa del Congreso. Al PSOE, sobre todo al PSPV, no le interesaba que la coalición cobrase protagonismo en Madrid. Así pues, la coalición, que llegó a contar hasta con cuatro diputados, acabó en el grupo Mixto tras las generales del 26 de junio de 2016 y el experimento de 'A la valenciana'. No hubo manera de lograr el apoyo de Podemos en el Congreso. A partir de ahí, la relación entre Baldoví e Iglesias nunca fue a mejor. Al contrario. Siempre a peor.
Oltra siempre pensó que Podemos debió apoyarla para presidir la Generalitat en 2015, además de afearles la tibieza de la posición de los morados frente al PSPV cuando Compromís se enfrentaba con los socialistas en los recurrentes roces que se registraron en el Consell. Y todas esas espinitas se han ido acumulando y trabando la relación. Tampoco ayudó ni un poco que, en septiembre de 2019, y de cara a las elecciones generales que se celebraron en noviembre de aquel año, cuando Compromís tuvo que decantarse entre Errejón e Iglesias, la coalición, en contra de la opinión de Oltra, se decantó por Más Madrid y no por Podemos. La entonces vicepresidenta recibió un escueto mensaje de Iglesias tras la decisión: «Tomamos nota».
La sorpresa que se llevó Baldoví fue morrocotuda cuando, aquel 23 de septiembre, a las puertas de la sede de la coalición, en la plaza del Pilar de Valencia, se enteró (a través de los periodistas) de que la dirección de Iniciativa no secundaba la opinión de la entonces vicepresidenta y coincidía con los nacionalistas del Bloc (ahora Més), y que preferían a Errejón como socio. Quizá fue el canto del cisne de Pasqual Mollà, fundador de Iniciativa junto a Oltra. Su hija, Mireia, fue fulminada como consellera de Medio Ambiente por Aitana Mas, sucesora de Oltra en la vicepresidencia del Consell, a finales de 2022. Y es que no sólo en Podemos practican la autodestrucción.
El distanciamiento y la desconfianza entre Compromís y Podemos ya no tuvo marcha atrás a partir de 2019. A pesar de la buena relación de Oltra con Pilar Lima, la nueva líder local de los podemistas tras una de las sucesivas purgas de los morados, la coalición y los podemistas hicieron vidas separadas en el Consell. No digamos a nivel nacional, donde Baldoví e Iglesias siempre han tenido ocasión para lanzarse dardos de todo tipo. Cuando llegaron las últimas elecciones, autonómicas y nacionales, entre mayo y julio de este año, ese caldo cristalizó definitivamente en un jarope insostenible.
Compromís no quiso saber nada de los podemistas en los comicios para la Generalitat y en ayuntamientos como el de Valencia. En mayo. Baldoví fue tildado de vendido a las empresas de alimentación valenciana porque no secundó los ataques de Podemos a Mercadona. Hasta el entonces alcalde Joan Ribó fue incluido en el saco de los candidatos «de centro» en las arengas de los mítines morados en Valencia. Los nacionalistas impusieron su criterio de no dar cabida a los morados en sus listas, en contra de la opinión de Iniciativa, el partido de Oltra. Las urnas condenaron a Podemos a la marginalidad en términos de representación. Unos y otros perdieron las elecciones y el poder. Llegaron las nacionales por decisión de Sánchez y Sumar sirvió para terminar de arrinconar a los podemistas, mientras que Compromís logró un entendimiento relativamente bueno con Yolanda Díaz.
Parece difícil entender que, con este historial de malas relaciones entre las cúpulas dirigentes, pero también entre sus cuadros intermedios y un nutrido número de sus militantes, la coalición valenciana aspire a captar el voto que un día fue morado. Sumar pretende implantarse en la Comunitat y Compromís se resiste. La dirección de los nacionalistas creen posible seducir a la totalidad del espectro de votantes a la izquierda del PSPV. Sin embargo, tanto en Més como en Iniciativa, también hay voces que expresan sus serias dudas de que el elector, en algún momento afín a EU o a Podemos, pueda reconducir su papeleta hacia Compromís, y ven más probable que sintonicen con Sumar.
Micó muestra, con su desaprobación a las decisiones de Podemos, que la tensión sexual (en términos políticos) entre la coalición y los morados, lejos de rebajarse, continúa al rojo vivo. Rondan los mismos nichos electorales, comparten incluso espacios físicos en el Congreso, aunque sea momentáneamente, pero conviven mal. O no se quieren o se quieren mal.
La nacionalista ha manifestado que reciben «sin más» la marcha de Podemos al grupo Mixto porque, en su caso, pensaba que «en algún momento pasaría». Micó asegura que no entienden que finalmente la formación morada de el paso alegando que así conserva su capacidad política, cuando Sumar es un espacio plurinacional de relaciones horizontales entre partidos donde todos conservan su autonomía.
En cualquier caso, Micó ha remarcado que Podemos es un partido «independiente» y ellos mismos verán si abandonar Sumar es una «buena o mala decisión», convencida de que tendrán puntos de encuentro con Podemos durante la legislatura para impulsar medidas progresistas. De encuentro y de desencuentro, como desde hace ocho años.
Micó cree que lo «coherente» es que los cinco diputados de Podemos hubieran dejado el acta dado que concurrieron a las elecciones bajo las siglas de Sumar después de rubricar un acuerdo de coalición. No obstante, la portavoz adjunta de Sumar ha reconocido que todos en la coalición eran conscientes de que dicha renuncia «no iba a pasar».
La diputada de Compromís también ha opinado que la voluntad de Podemos es presentarse en solitario a los comicios europeos y no solo a esa cita electoral, porque detecta que lo que quiere la formación morada es tener un espacio ajeno a lo que es Sumar a nivel estatal.
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