Lanzamiento de huevos para recibir a la vicepresidenta; luego, amenaza de boicot

Como todo acto político tiene su propia liturgia fronteriza con el ámbito religioso, tambiénla cita del Olympia debe leerse en estos términos: como un enlace a varias bandas entre las diversas izquierdas. O como un funeral: a ratos parecía las exequias de Podemos, cuyos líderes evitaron el viaje a Valencia y se perdieron por lo tanto ese momento en que Ada Colau alardeaba de que seguía viviendo en el mismo piso de alquiler donde residía antes de convertirse en estrella de la política.

Y no como otros, a quienes no nombró, le faltó decir a la alcaldesa de Barcelona, superado el sofoco de un accidentada llegada al teatro de la calle San Vicente, cuando el quinteto de dirigentes fue recibido con airadas quejas de un grupo de transportistas (cuya patronal se desmarcó de las protestas) y lanzamiento de huevos. Hubo carga policial, alguna carrera precipitada para acceder a la platea y un nuevo incidente mediado el acto, cuando la euforia se desbordaba. Una asistente interrumpió las intervenciones para afear a las protagonistas de 'Otras políticas' que hablaran en nombre de la clase obrera.

La amenaza de boicot duró apenas unos minutos. Oltra le replicó desde su silla, se ganó la ovación de sus fans y luego dejó el estrado porque se sintió indispuesta. Otra ovación a su regreso, abanico en ristre. Y aplauso triunfal en la clausura de un acto moderado por la periodista Carolina Ferré que, según insinuaron todas, no será el único. (A la salida, un jovencito le preguntaba a otro: «¿Qué te ha parecido?». Su amigo se encogió de hombros).

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