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Ignacio Gil Lázaro afronta la repetición electoral con optimismo. El exdiputado del PP cree que es posible un vuelco que saque a Sánchez de la Moncloa y considera que existen posibilidades de que Vox no sólo supere a Cs sino que mire cara a cara al PP.
–¿Se cree las encuestas que pronostican un importante auge de Vox?
–Vox nunca se ha guiado por las encuestas para fijar sus posiciones ni para hacer previsiones pero sí es verdad que estamos apreciando que existe una sensación de hartazgo que llevará a apostar por un cambio de verdad. Hay que reconocer que los sondeos nos dan un resultado importante pero nosotros aspiramos a más porque salimos a ganar. Ahora, ya no se nos puede clavar la imagen hecha por la izquierda en abril porque ya estamos en las instituciones y el mensaje lo hacemos nosotros mismos.
–¿Ven posible superar a Ciudadanos o incluso al PP?
–Claro. Pablo Casado se ha generado unas expectativas que pueden ser equivocadas. Además, la trayectoria del PP confirma que el voto útil para echar a Sánchez es Vox porque cada día hay una voluntad más creciente del pueblo español que ha entendido que es un enorme movimiento transversal. No estamos sometidos al imperio de lo políticamente correcto ni del consenso progre en el que están metidos Casado y Rivera, que pactarán con Sánchez.
–¿Cree que la crisis en Cataluña ha ayudado al auge de Vox?
–Lamentablemente, sin lugar a dudas. Sánchez permanece a la expectativa como si fuera un comentarista mientras arde Cataluña y eso no se puede permitir. Existe una inacción por si necesita a los partidos independentistas para ser presidente.
–¿Por qué en la Comunitat las expectativas son tan altas? Podrían hasta duplicar escaños.
–Porque en las provincias valencianas se ha entendido muy bien nuestro mensaje social y de defensa de la democracia frente al golpe de estado en Cataluña y los caballos de Troya de los golpistas catalanes que son los dirigentes de Compromís. La gente está harta de ver como Compromís les roba el dinero para entregar subvenciones a entes catalanistas. Pero los verdaderos culpables son los socialistas y Puig, que pacta con ellos
–Lo que parece claro es que tras el 10-N es que habrá que pactar. ¿Se repetirá el acuerdo de la derecha que ya existe en algunas regiones?
–Vox es la única formación que ha prometido que ni por activa ni por pasiva hará presidente a Sánchez. Si somos la primera fuerza ofreceremos una fórmula de entendimiento a los partidos de derecha y sino negociaremos y, como hemos hecho hasta ahora, no iremos nunca a por sillones sino a conseguir políticas concretas.
–¿Qué medidas pediría aplicar Vox en una hipotética investidura de Casado?
–Reformas sociales y económicas muy claras para, entre otras cosas, intentar sacar del riesgo de pobreza a millones de españoles y medidas ideológicas como la derogación de la ley de memoria histórica o la ley de violencia de género.
–¿Estas medias y otras referentes a los derechos LGTBI o a la inmigración que no le alejan de partidos como el PP o Ciudadanos y de la propia sociedad?
–Eso es lo que quiere hacer ver la izquierda y sus terminales mediáticas. Si a la gente por la calle le preguntas si apoyan la política migratoria de Vox una mayoría te va a decir que sí, incluidos los propios inmigrantes legales, que son los primeros perjudicados por los ilegales.
–¿Qué puede aportar Vox a los valencianos? ¿Apoyarán un cambio en el modelo de financiación?
–Compromiso y claridad. Yo he sido el diputado que más iniciativas ha presentado en los últimos meses y han sido relativas a la Comunitat. Respecto al otro tema, hay que dejar claro que no va a haber una reforma de la financiación la próxima legislatura y mienten descaradamente los que dicen que sí. No la habrá porque no tendrá lugar una negociación bilateral del Estado con la Comunitat y porque el problema se tiene que resolver en un marco general que no existe porque es inviable con la actual situación en Cataluña.
–¿Qué conflicto hay en el partido en la provincia de Valencia para que lo dirija una gestora?
–El tema de la gestora no responde a una situación de inestabilidad sino a una situación estatutaria controlada porque era necesario renovar el órgano directivo. Si el presidente dimite queda disuelto el órgano pero siempre ha sido una situación controlada.
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