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Ximo Puig consideró un «éxito memorable» el congreso del pasado fin de semana que le reeligió como líder del partido. El barón valenciano, que el viernes recibió el respaldo explícito de Pedro Sánchez, afronta su último mandato con el convencimiento de que si mantiene la Generalitat en 2019, incluso podría condicionar la designación de su sucesor al frente del PSPV. En salida del Consell o de 'sorpasso' de Compromís, habrá congreso extraordinario y batalla de las que hacen época. Pasada la página del congreso nacional, se abre la de los provinciales. Pero sin prisas y sin ganas de guerra. El nombramiento de Orengo como asesor del Puig en la Generalitat es calificado en privado de «un insulto directo a la renovación» por parte de fuentes del PSPV. En público, impera el silencio. Hasta la batalla provincial.
Las fuentes socialistas de la provincia de Valencia consultadas por este diario auguran una tregua durante este periodo estival antes de que arranquen los movimientos para elegir a los secretarios generales provinciales. Con la única excepción de Castellón -donde el alcalde de Villarreal José Benlloch optará al cargo sin aparente resistencia-, tanto Valencia como Alicante esperarán a que se despeje el horizonte. Los estatutos dan tres meses para la convocatoria de esos congreso -sin contar agosto-. No se esperan novedades antes de octubre.
En Valencia, los focos están situados sobre el presidente de la Diputación de Valencia, Jorge Rodríguez. El recién elegido portavoz de la nueva dirección socialista ha salido del cónclave de Elche con una posición de mucha menos fuerza de la que seguramente él mismo se esperaba después de ejercer de coordinador de la campaña de Puig en las primarias. Con un vicesecretario general, Manuel Mata, portavoz en Les Corts y con acceso directo a los medios de comunicación, la portavocía de Rodríguez queda más que difuminada. Su reelección como presidente de la Diputación que podría estar en manos del secretario general provincial. Para Rodríguez, aspirar a la provincia le convertiría automáticamente en el principal candidato -ocupa el puesto institucional idóneo y dispone de recursos-, aunque también supondría admitir su condición de derrotado en el congreso de este pasado fin de semana. La presidencia provincial es incompatible con un cargo en la ejecutiva nacional.
A expensas de la decisión que tome Rodríguez, los afines a Puig que podrían aspirar al provincial son Carlos Fernández Bielsa y Diana Morant. El alcalde de Mislata sí ha salido reforzado del cónclave de Elche y no tiene prisas. La ausencia de la alcaldesa de Gandia en la ejecutiva de Puig dispara los rumores. Presidir el comité nacional no la refuerza y podría dar el paso.
¿Y Ferraz? En la carrera por la dirección provincial va a jugar un peso evidente la posición de la dirección federal del partido. Entre otras razones porque el número tres del PSOE, José Luis Ábalos, es quien ha dirigido el partido en la provincia. El 'sanchismo' tiene decidido presentar batalla por la provincia -hay muchas comarcas en juego- aunque ninguna de las fuentes consultadas de atreve a deslizar el nombre de un candidato o candidata.
En Alicante, todo apunta a que la posible confrontación será una realidad. Los 'sanchistas' cuentan con suficiente peso como para plantear batalla. Si logran un acuerdo con el sector de Juana Serna, la presidenta del PSPV, la mayoría estaría muy decidida y en ese caso es probable que no hubiera choque. Pero si no hay pacto, habrá batalla.
¿Y Orengo? Desde el entorno de Jorge Rodríguez, enemigo del 'Clan de Gandia' fundado por Orengo, se pasa de puntillas ante la colocación: «No nos compete», señalan. Rafa García, rival de Puig que apostó por una renovación, considera que la incorporación del asesor «es cuestión de la Generalitat». El otro verso suelto y hoy vicepresidente del PSPV, Manolo Mata, cree que Orengo «es muy leal a Puig y extraordinariamente inteligente. Seguro que será muy útil al presidente y a la Generalitat». El fichaje del exalcalde, que cobrará 49.000 euros al año, se publicó ayer en el DOGV. No es la única incorporación a Presidencia, que suma además a otro asesor (Gonzalo Albir, que, como Orengo, proviene de la FVMP). De los 73 eventuales contratados por el Consell, 25 están en el área de Puig.
La diputada popular en el Congreso Elena Bastidas afirmó ayer que el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, nombró ayer a José Manuel Orengo como asesor de Presidencia «para devolver favores del partido» porque «al final los problemas del PSPV los pagan los valencianos».
Bastidas hizo estas declaraciones en referencia al nombramiento del ex alcalde de Gandía como un nuevo miembro del equipo de Presidencia, con sueldo equivaelnte al de jefe de Gabinete, unos 49.000 euros anuales.
Bastidas lamentó el nombramiento de «una persona con una trayectoria cuestionada como Orengo, que salió de la Diputación por diversos escándalos y cuya gestión en el ayuntamiento de Gandía fue, cuanto menos, controvertida. No sabemos qué favores le debe Puig para incorporarlo como asesor saltándose sus propias normas».
La diputada popular señaló que, en su opinión, «en el PSPV hay una tradición de perpetuar con sueldos públicos a determinada gente del partido», e hizo referencia a los 22 puestos destinados al personal eventual del departamento de Puig (en realidad son 25, pues ayer, además de Orengo, se sumó otro asesor más) y los 12 de Oltra para afirmar que «lo único que sabe hacer el Botànic es subirse el sueldo». Bastidas recordó que Puig «recalificó las pagas de presidencia para que los nuevos asesores puedan cobrar más» y en este sentido, señaló que «ahora Orengo pasará a cobrar como un jefe de gabinete de un conseller a partir del 1 de agosto, es decir: Puig le paga las vacaciones a Orengo».
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