Fueron uno de los grandes pilares del discurso del ahora Botánico cuando estaban en la oposición. Caballo de batalla contra el PP valenciano, que hizo ... de los grandes eventos una de sus señas de identidad, con la Copa América, la Volvo o la Fórmula Uno como algunos de los más destacados. Un entonces líder del PSPV y candidato a la Generalitat, Ximo Puig, llegó a defender que los únicos grandes eventos positivos para la Comunitat eran «sus fiestas y tradiciones». De hecho, con la llegada de los socialistas y Compromís al Consell se remodeló la empresa pública creada para dar forma a esos certámenes, la Sociedad Proyectos Temáticos (SPTCV) para pasar a convertirse en la matriz de un distrito digital sobre el que pivotar la transformación digital y la innovación.
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Pero, lo cierto es que siete años después, el Botánico ha conformado su propio catálogo de grandes eventos para enseñar al mundo la Comunitat y ya se entusiasma con los grandes eventos que diseña. El gasto es ahora inversión y los eventos, escaparates de utilidad para recuperar una reputación que, precisamente, los grandes eventos pasados, aseguran que sepultaron, y que demonizaron con el PPCV.
El primero en llenar ese álbum de recuerdos de grandes eventos se produjo en Alicante, en 2017, con la salida de la Volvo Ocean Race. Una carrera de vela heredada de la etapa popular que, sin embargo, el Consell quiso mantener porque suponía un escaparate para el mundo. En 2015, el primero Botánico, Compromís ya puso la proa a la competición para conocer los gastos derivados de la organización tanto en años anteriores como en las sucesivas ediciones. Por organizar la competición, el Consell desembolsó 9 millones de euros de dinero público.
El nuevo número uno del tenis mundial, Carlos Alcaraz, estrenará el título estos días en la pista rápida que se ha instalado en la Fontenta. Pero, no será la primera vez que el tenis traiga una de sus grandes competiciones a Valencia. Y es que desde 2009 al 2015, el Ágora, ahora reconvertido a Caixa Forum, albergó el Open 500, un torneo de relevancia en el circuito, por el que pasaron tenistas de primer nivel. Por todas sus ediciones se abonó un total de 17 millones de euros. Una cifra que al PSPV, sin ir más lejos, le pareció «vergonzosa» que supuso “un uso del PP, sabiendo que esos grandes eventos no iban a tener ningún retorno económico”. Pero, ahora para el actual Consell, la celebración de la Copa Davis en Valencia es una buena noticia. «Necesitamos buenas noticias, y esta es una magnífica noticia», dijo el presidente durante la presentación de la edición, que ya había pasado por Valencia en 2018, con un coste de 300.000 euros. Ahora, por albergar una de las fases de grupos, se pagarán 2,5 millones de canon, que costearán de forma íntegra las tres instituciones: el Gobierno valenciano, la Diputación y el Ayuntamiento de la ciudad. La cifra llegará hasta los 12,5 millones si se celebran las cinco ediciones pactadas. En el caso de que Valencia acoja algún día esa eliminatoria final, también se incrementará el canon a costear.
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La fiesta por antonomasia de la gastronomía nacional. Donde las mejores mesas del país reciben los reconocimientos más reconocidos de la cocina. Los políticos valencianos tampoco quisieron perderse la ceremonia y posterior cena, que contó con la ayuda de varios organismos públicos.
Uno de los eventos que más repercusión han dado a la Comunitat en los últimos años, con gran audiencia, conversación social y un tipo de público al que no se llega de manera sencilla: el más joven. La Generalitat invirtió casi un millón de euros en el convenio con Radiotelevisión Valenciana para ser sede de la preselección de la canción que represente a España en Eurovisión. Durante la celebración de las galas televisadas, casi ningún alto cargo quiso perderse los directos, en el Palacio de los deportes de Benidorm. De hecho, la ganadora del primer Benidorm fest, Chanel, quedó en tercera posición en Eurovisión, meses después, el mejor puesto de los últimos años. La cantante acudió a Benidorm hace unas semanas para asisitir a la presentación de la nueva edición, en la que la Generalitat seguirá colaborando económicamente. A parte del Consell, en concreto a Compromís, no le gustó demasiado el gran evento ni la letra de ‘SloMo’, pero tras el éxito del certamen, el alcalde de Valencia, Joan Ribó, se subió al carro del europerreo, ofreciendo la ciudad como sede del festival de Eurovisión en caso de que la ganadora, Ucrania, no pudiera organizarlo por la guerra, como ha acabado sucediendo.
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Dos millones de euros en ayudas públicas y una alfombra roja sobre la que lucir las mejores galas, en una ceremonia celebrada en el Palau de Les Arts de Valencia. Un escaparate cultural de primera magnitud por el que ningún alto cargo quiso dejar de desfilar. Un gran evento de postín en el que codearse con estrellas del cine.
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