El tripartito recorta un tercio los plenos previos a elecciones y reduce la fiscalización a Puig en Les Corts

La oposición en bloque ha lamentado un calendario tan laxo para el Consell, en comparación al que se estableción en la antesala de las dos citas electorales previas, las de 2015 y 2019. Según Vox, obedece a la falta de ganas de trabajar. Desde Ciudadanos han criticado la actitud del Gobierno valenciano.

«El Consell quiere comparecer poco y no tiene prisa por acabar con los asuntos pendientes. Solo quieren cuatro plenos y en ocasiones similares fueron cinco o seis, y además no está claro si en todas las sesiones plenarias habrá control al presidente», ha indicado la portavoz de Cs, Ruth Merino.

La síndica del PP, María José Catalá, ha considerado que se trata de un gesto de huida. «El que se celebrará en enero será para aprobar decretos ley y habrá poco espacio para iniciativas legislativas. No han respondido si todos los plenos contarán con sesión de control al presidente. Estamos ante un Consell a la fuga por el Azud de Puig. Hay pánico», ha analizado Catala.

Desde la izquierda se ha enmarcado el calendario dentro de la normalidad con tanto énfasis que incluso se han cometido algunos errores a la hora de señalar que hasta la llegada del Botánico jamás se había habilitado enero para la actividad de los plenos. Sin embargo, en el tramo final de Alberto Fabra al frente del Consell, el PP sí estableció un par de plenos en el primer mes de 2015. Desde Compromís alegaron que el ritmo parlamentario será el mismo que en el resto de la legislatura, obviando que este periodo de sesiones acaba antes que el de otros años por ser las elecciones antes del verano. De este modo, Puig comparecerá teóricamente el 26 de enero, el 9 y 23 de febrero y ya se verá si también en marzo o no, o qué. Las dos funciones de Les Corts son legislar y fiscalizar la actuación del Consell, pero será complicado ejercer cualquiera de las dos con márgenes tan restringidos.