El precio de la luz repunta este martes con la nueva tarifa: Las horas prohibitivas para encender los electrodomésticos
La consellera de Sanidad, Ana Barceló EFE

El tropiezo en la gestión de la crisis de Ana Barceló

Una desafortunada declaración para no reconocer la falta de material frente al virus pone a la consellera de Sanidad en el centro de la diana

JC. Ferriol Moya

Valencia

Jueves, 26 de marzo 2020, 11:34

«Tenemos una casuística muy elevada, hay profesionales que se han contagiado a través de la familia o amigos, otros que hicieron un viaje e importaron el virus. Hay muchas fuentes de contagio». Con esta declaración, Ana Barceló (Sax, 1959) se convirtió el martes en el centro de las iras de buena parte de los profesionales sanitarios valencianos. La explicación de la consellera de Sanidad, tras ser preguntada por la falta de medios para hacer frente al coronavirus en los hospitales valencianos y por la vinculación con el elevado número de sanitarios contagiados, trató de desviar la atención a la responsabilidad personal de cada profesional, en lugar de admitir la falta de medios de protección, mascarillas, guantes y geles, que ha hecho incluso que la Generalitat gestionara la llegada de material desde China. Una metedura de pata en toda regla, que provocó peticiones de dimisión por parte de sindicatos médicos y que la propia consellera, a última hora, pidiera disculpas por sus declaraciones. «Todos cometemos errores», admitió ayer Ximo Puig en referencia a esa declaración.

Publicidad

La gestión de la crisis del coronavirus ha situado a la consellera de Sanidad bajo el foco. Esta licenciada en Derecho por la Universitat de València y que ejerció como abogada entre 1985 y 2002 viene compareciendo a diario desde hace semanas con la ingrata misión de informar de la evolución del número de contagios y de fallecidos por el COVID-19. Una tarea a la que se ha entregado con el tesón y el carácter que siempre ha exhibido en su labor política, incluso en momentos personales tan complicados como el reciente fallecimiento de su madre.

Pero una crisis de dimensiones incalculables, un estado de alarma que obliga a millones de personas a cambiar su quehacer diario y un sistema sanitario que no estaba preparado para asumir un reto como éste, ha acabado haciendo aflorar grietas en una gestión que, pese a recaer de forma principal sobre el Estado, tiene también su peso en las CCAA. A la falta de determinación inicial para medir la gravedad de las consecuencias de esta epidemia se ha acabado uniendo una crítica a los profesionales sanitarios, pese al reconocimiento unánime que vienen recibiendo por la abnegación con la que vienen combatiendo el virus.

Barceló forma parte del gabinete de crisis creado en el Palau para hacer frente a la crisis del coronavirus, aunque algunos deslizan que patinazos como el de su declaración son los que obligan a Puig a asumir mayor peso en la gestión de este problema. La consellera dirige Sanidad desde agosto de 2018, cuando Pedro Sánchez fichó a Carmen Montón como ministra. Puig la situó al frente de una de las consellerias más complicadas, fiando a su indudable capacidad de trabajo la solución de problemas endémicos de ese departamento -como la eterna falta de recursos- así como a los que había dejado su antecesora en el puesto, vinculados a las reversiones hospitalarias.

De máxima confianza de Alfred Boix, uno de los hombres fuertes del Palau, mostró a su llegada al cargo un perfil menos radical con la sanidad privada, aunque las concesiones no se han renovado y las listas de espera tampoco se han reducido. Persona de convicciones religiosas, anunció que su objetivo pasaba por «humanizar» la sanidad. Menos de dos años después, y con algunas brechas ya en su departamento, los profesionales sanitarios la señalan por poner en duda su profesionalidad.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete a Las Provincias: 3 meses por 1€

Publicidad