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El valencianismo político, dos décadas estancado en la irrelevancia

Una sopa de letras. Las propuestas autonomistas se han diluido por el exceso de personalismo, la ausencia de un liderazgo claro y la debilidad de los partidos

Francisco Ricós

Valencia

Sábado, 10 de octubre 2020, 00:35

El 11 de abril de 2011 ha pasado a la historia del valencianismo político como el día en que se escenificó el fin de Unió Valenciana, 29 años después de su fundación. Fue en la ermita de Sant Jordi, en El Puig, lugar emblemático de la reconquista del Reino de Valencia. El entonces máximo dirigente de UV, José Manuel Miralles, mostraba públicamente su respaldo al PP de Francisco Camps, a la sazón presidente de la Generalitat. En la misma jornada se firmó el acta de defunción y el entierro de un partido que desde 1999 estaba alejado de Les Corts y del Ayuntamiento de Valencia. En 2004 consigiuó un senador de la mano del PP, pues UV ya no concurrió a esos comicios generales. El valencianismo lleva 20 años estancado en la irrelevancia.

Unió Valenciana logró su mayor cuota de apoyo popular con 208.126 votos en las elecciones autonómicas de 1991. En la capital fue la tercera fuerza más votada pero nunca logró la alcaldía, el anhelo de su líder, Vicente González Lizondo. E inició su declive en el momento de su gloria más amarga, cuando empezó a tocar poder tras los comicios de mayo de 1991, al apoyar a la popular Rita Barberá a alcanzar la vara de mando del Ayuntamiento. Las locales y autonómicas de 1995 aceleraron el fin. De 1991 a 1995 bajó de siete a cinco diputados autonómicos y en el Consistorio de Valencia el PP se comió a los de UV que cayeron de siete a tres concejales.

ILUSTRACIÓN: SR. GRACÍA

Cuatro años después desapareció su representación. Las luchas intestinas por la deriva nacionalista de unos y los personalismos -expulsaron a Lizondo un mes antes de fallecer- acabaron de facto con una formación que engulló el PP.

Durante los estertores de sus últimos años empezaron a surgir partidos, unos como escisiones, como Renovació Valencianista liderada por Lola García Broch, concejal de Cultura en Valencia y una referencia en UV, o Unidos por Valencia, de Carles Choví. Otros nacieron como alternativa, como Coalición Valenciana, de Juan García Sentandreu.

En la actualidad encontramos formaciones como Poble Democràtic, Avant Valéncia, Som Valencians, Unió i Germania, Auna, Acció Nacionalista Valenciana o Renovació Política, todas ellas con una ligera implantación en la provincia de Valencia y nula o prácticamente nula en Alicante y Castellón. Durante estos últimos 20 años ningún proyecto valencianista ha despuntado. Y el apoyo obtenido en las urnas se encuentra muy lejos de los peores resultados de UV.

¿Por qué ahora no cuaja una alternativa política netamente valencianista? Óscar Rueda, académico de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana, vicepresidente de Lo Rat Penat y presidente del Casal Bernat i Baldoví, escritor y articulista de LAS PROVINCIAS, tiene claro que mientras haya «una constelación de pequeños partidos» no fructificará un proyecto.

El decano de la RACV, José Luis Manglano monzó

«Los gobiernos nos han usado como moneda de cambio»

El decano de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana, José Luis Manglano, tiene claras las ideas: «Se ha hecho de Valencia y su Reino moneda de cambio y nos ha traído una invasión cultural manipulada».

-Lo mejor de UV es que fue un proyecto que consiguió unir. Al desaparecer González Lizondo todo el mundo se consideró capaz de liderar. Me recuerda mucho a la descomposición de UCD. Por desgracia los valencianos, históricamente, no estamos unidos, como sucedió en el Compromiso de Caspe con los enfrentamientos entre los Centelles y los Vilaragut. Hay grupitos por todas partes y cada uno de ellos tiene su propia piedra filosofal.

-No puede haber una reclamación individual sino un proyecto político integrador. Tenemos que apartar lo que nos pueda separar. Hay que ceder todos en lo que no tiene importancia, aprender a saber esperar y también saber apartarse de Madrid y Barcelona.

-Sabe que se está poniendo en marcha otro partido más.

-Han venido a hablar conmigo parte de los distintos grupos para ver si se puede hacer algo en la cuestión política. Y yo ya tengo 80 años y no puede correr el maratón.

-Se llame como se llame hay que defender lo nuestro dentro de la unidad de España. Los nacionalistas no pueden ser mejores que el resto. El nacionalismo es una idiotez, insolidario y supremacista. Muchas veces surgen por falta de atención de un Gobierno y nosotros no somos atendidos, nos han utilizado como moneda de cambio y nos ha traído consigo una invasión cultural manipulada.

-Pero hay una historia.

-El olvido de nuestra historia ocasiona la desnaturalización del pueblo valenciano y la tergiversación de esa historia ha contribuido a que la gente se aparte del valencianismo o se ponga de perfil, el 'meninfotisme'. Además, hay un sector de la sociedad, la gente joven, que es difícil de atraer al valencianismo.

Rueda critica el «personalismo ridículo y exasperante» existente en los restos de la política valencianista, sus «discusiones bizantinas», dirigentes «de escasa formación política» y partidos sumidos en la irrelevancia que presentan unas propuestas que sólo quienes están previamente convencidos pueden entender y llegar a asumir.

Considera que el partido que aunase bajo un mismo paraguas el valencianismo debería de ser «de amplio espectro, ni escorado hacia el nacionalismo ni al centralismo, sino autonomista; ni a la derecha ni a la izquierda, sino que asuma las mejores propuestas de ambas partes». Y después, contar con las personas adecuadas, «que no es fácil».

Rueda prefiere dedicarse a lo que denomina «valencianismo cívico» antes que formar parte de un proyecto político. Al margen de las formaciones netamente valencianistas, incide en que «a los partidos estatales hay que pedirles mucho más valencianismo porque sería bueno para ellos y para Valencia». Envidia la actitud de defensa de los intereses de Galicia de los partidos nacionales implantados allí.

Rueda entiende que el valencianismo «debería ser transversal en la sociedad y por ahí pasa la reivindicación de nuestra cultura, de nuestras tradiciones, pero también de la economía. La valencianidad debería compartirla más gente y que todos los partidos se lo pensasen antes de actuar en contra de los intereses de la Comunitat Valenciana. Si no lo hemos conseguido es que no lo hemos hecho bien».

Mª Àngels Ramón-Llin, dirigente de UV en los años dorados, consellera de Agricultura tras el pacto de 1995 con el PP y que dejó su partido por el PP, opina que «históricamente nuestro pueblo no ha tenido un fuerte sentimiento identitario que necesitara canalizarlo a través de una opción política propia. Además, el PP representa el valencianismo moderno y moderado que sí tiene cabida en nuestra sociedad».

«Al valencianismo le falta mucha pedagogía, recursos económicos y medios donde denunciar los agravios a los que nos someten unos y otros. Mientras que los que dicen defender el valencianismo de corazón opten por aquellos que lo denigran no tendrá futuro ni representación. Consciencia y conciencia 'de poble' es el futuro», sostiene Joan Ignasi Culla, uno de los históricos de UV y expresidente de Som Valencians.

Enric Esteve, presidente de Lo Rat Penat

«Aquí nos enfadamos y hacemos otro partido, como en las Fallas»

Enric Esteve lleva 25 años al frente de la decana de las instituciones culturales valencianas, Lo Rat Penat. Militó en Unió Valenciana y ha figurado como independiente en las listas del PP tanto en Almàssera como en Valencia, donde renunció antes de tomar posesión como concejal. «¿En la oposición qué iba a hacer? Ya no podía trabajar. A los 40 años tienes ganas de guerra pero a los 72 ya no».

-Lo que sucede aquí es de vergüenza. No lo puedo concebir. Quizá porque entendemos la política como las Fallas: nos enfadamos y montamos otro partido. Lo que hay que preguntarse es dónde está el empresario valenciano, la burguesía valenciana. ¿Ha protestado mucho por la pérdida del sistema financiero? ¿Está defendiendo las infraestructuras que nos hacen falta? ¿Está defendiendo la ampliación del puerto de Valencia, unas obras que si no se hacen el beneficiado es el puerto de Barcelona? ¿Lo va a defender el alcalde de Valencia que es catalán?

-Para mí, el éxito de UV fue encontrar dos figuras como Miguel Ramón Izquierdo, un hombre que fue alcalde de Valencia y abogado de prestigio, y un hombre que era todo vitalidad como Vicente González Lizondo. Se complementaban. Me pregunto: ¿Yo puedo montar un partido valencianista, o para que tenga éxito se necesita dinero, el apoyo de empresarios? Tradicionalmente la burguesía valenciana ha mirado siempre hacia Madrid y alguno hacia Barcelona.

-No puedo entender que se autoricen ciertas manifestaciones el 9 d'Octubre que, creo, carecen de las medidas de seguridad que marcan las disposiciones sanitarias. Se autorizan esas y se anula la procesión cívica junto a la bajada de la Real Senyera por parte del Ayuntamiento de Valencia. Creo que el Ayuntamiento sí dispone de todos los medios para que se cumplan las medidas sanitarias por medio de la Policía Local y de la Nacional. ¿No será que al señor Ribó le molesta mucho hacer el homenaje a lo que representa la Real Senyera para el Reino de Valencia? Pero le pese a quien le pese, la Real Senyera de Lo Rat sí estará en el Te Deum de la catedral.

«Vemos cómo se protesta más por un penalti no pitado al Valencia CF que por el desmantelamiento del sistema financiero valenciano o por que la Generalitat carece de la financiación adecuada o por la suplantación de nuestra identidad en los colegios», lamenta Culla.

«A los valencianos nos han hecho bascular entre el centralismo arcaico, obsoleto e incluso humillante, y el catalanismo megalómano, acomplejado, para obtener la cultura y el prestigio literario del que ellos carecen y así conformar una entelequia política», incide Culla. «Hemos preferido decir 'no hay derecho', a poner el remedio», afirma.

«La desunión y los egos tampoco han ayudado a conformar una estrategia convincente», coincide Culla con Rueda.

El Grup d'Acció Valencianista (GAV), apoyo en otros tiempos de partidos como UV, aparentemente se ha desentendido a la hora de respaldar proyectos. Algunos analistas señalan que ha extremado su posición ideológica.

A día de hoy existen siete formaciones en activo: Avant, Poble Democràtic, Som Valencians, Acció Nacionalista Valenciana, Unió i Germania, Renovació Política y Auna. Y otra que se está constituyendo, Valencia Unida, a la que el Registro de Partidos Políticos todavía no le ha dado el visto bueno. Esta es una iniciativa del hijo de González Lizondo. Incluso se han detectado movimientos de García Sentandreu tras su fracaso en tomar la dirección de Vox en la provincia de Valencia. Son partidos extraparlamentarios, de escasa implantación. Ni siquiera con la suma de sus votos conseguirían un concejal en Valencia o un diputado en Les Corts.

Por eso en la última década se han llevado a cabo al menos media docena de tentativas para que la miríada de partidos valencianistas sumaran fuerzas. La última vio la luz la noche del 16 de junio: l'Encontre. Personas de diferentes partidos, algunas con el desconocimiento de sus dirigentes, y entidades cívicas ponían, la primera piedra de un proyecto encaminado a formar una coalición. Pero el proyecto casi se ha disuelto, aunque una de sus líneas de trabajo sigue: la colaboración de concejales de distintos pueblos.

Los datos

  • 208.016 es el máximo número de votos que consiguió Unió Valenciana. Fue en las elecciones autonómicas de 1991. Logró siete diputados, la mayor representación que nunca obtuvo. En las locales sumó 80.500 votos y 8 concejales en el Ayuntamiento de Valencia que le valió convertirse en la tercera fuerza. Pactó con el PP que obtuvo 95.238 papeletas y 9 ediles. Rita Barberá fue elegida alcaldesa y siguió hasta 2015.

  • El fiasco de las últimas elecciones locales Sólo dos partidos valencianistas lograron una pírrica representación: tres concejales Som y otros tantos Avant. Ninguno se consiguió en localidades de más de 50.000 habitantes, ni siquiera en las de más de 20.000. Som logró 4.607 votos y 3.208 Avant.

  • 8.604 votos logró Avant en las autonómicas pasadas, el partido valencianista con mejor resultado. Le siguió Som con 7.102, Poble con 2.931 y 981 Auna. Juntos sumarían 19.618 papeletas y seguirían estando fuera de Les Corts.

  • Avant se 'impuso' en #las generales de 2019 En abril y noviembe de 2019 hubo dos elecciones generales. Avant se 'impuso' en ambas al resto de partidos valecnianistas, pero muy lejos de aspirar a un diputado que sí logró Compromís con más de 170.000 votos en cada cita. Som obtuvo 4.473 y 7.012. El PSOE ganó en ambas con más de 700.000 votos.

«Es un movimiento para coordinar y sumar fuerzas de los partidos valencianistas. Hay colaboración entre los diferentes concejales para realizar planteamientos comunes. Que llegue a más o lo boicoteen está por ver. En principio es un buen proyecto», afirma Miquel Real, de ACNV.

«L'Encontre es un espacio neutral de colaboración de partidos valencianistas en el que nos hemos juntado gente de Som, Avant, Poble, ACNV, Gent per Benifayó, Indepedents per Montroy... Somos una veintena de agrupaciones. Estamos manteniendo contactos con más partidos y el objetivo es aumentar hasta 30», explica Joan Carles Puchalt, concejal de Avant en Albal y uno de sus cinco coordinadores.

Puchalt afirma que el nuevo valencianismo «ya no es cuestión sólo de lengua o símbolos. Nos están reventando por todos los lados: la industria, la banca y las finanzas, la tecnología, hasta el Valencia CF». Y defiende que «la política la tenemos que hacer las bases, no los que buscan la silla. Ya nos conocemos, creamos sinergias y demostramos que si las bases podemos hablar, podemos marcarnos el objetivo de ir en listas únicas», reflexiona.

«El valencianismo no tiene fuerza hoy en día y tenemos que buscar una solución. ¿Para qué crear otro partido más? Vamos a hablar entre nosotros», incide este ingeniero metido a concejal.

AVANT

Una nueva estrategia para tratar de romper el techo electoral

«El valencianismo político no existe». Así define un alto dirigente de Avant la situación. El partido valencianista más votado en las últimas citas electorales opta por ampliar la marca sin abandonar su esencia. El primer paso fue su coalición con Los Verdes, formación no radical, que le aportó votos en Alicante. Quiere coaligarse con partidos de otras comunidades, caso de Murcia. Y busca un proyecto que no tenga como referente sólo la Senyera, que sea centrista. Con la manifestación convocada para la mañana del 9 d'Octubre pretende la búsqueda de la unidad de los partidos valencianistas y el apoyo de entidades cívicas valencianas.

SOM VALENCIANS

Abocado a una refundación tras el adiós de Hurtado

Som Valencians se enfrenta a un proceso de refundación desde que Jaume Hurtado, su alma máter, dimitiera como secretario general en el verano de 2019. Carlos Crespo es el presidente interino. El partido tiene vacante la secretaría general. La militancia espera que el consell nacional convoque una asamblea para elegir cargos. Hurtado no ha realizado un traspaso de poderes al uso y el partido está bloqueado y desaparecido. Som tomó auge en los primeros años de su fundación pero la esperanza que infundió en buena parte del valencianismo quedó en nada en las urnas. Cuenta con figuras de UV como Lola García Broch y Joan Ignasi Culla.

RENOVACIÓ POLÍTICA

Un partido que nunca ha logrado despegar

Bajo la dirección de Benjamín Lafarga, RePo es un partido nacido tras la entrega de UV en 2011 al PP. Se trata de una formación política que nunca ha logrado despegar. Siempre ha intentado alcanzar acuerdos preelectorales con otras formaciones de corte valencianista. Lo hizo con Avant hace cinco años y en 2018, de cara a las elecciones autonómicas y locales de 2019, se integró en la plataforma 'Som Valencians en Moviment' junto a Som y Unió i Germania. RePo es un partido especialmente radicado en Burjassot, aunque en su puesta en marcha no tenía vocación de formación local. Lafarga es un presidente de carácter personalista.

POBLE DEMOCRÀTIC

En contra de los pactos con el resto de fuerzas valencianistas

En abril de 2019 Poble Democràtic renovó toda su cúpula y Miquelo García pasó a ser su Responsable en Cap. Se trata de un partido que no ha estado dispuesto a llegar a pactos y sigue en esa línea. Defiende que iniciativas de «falsa unión» del valencianismo inducen a confundir a los votantes. Se definen nacionalistas pero sin buscar la independencia, «sí de la nacionalidad histórica real», dice Miquelo García. En Poble consideran que su partido nace «por voluntad de los valencianos». La recuperación del Derecho Civil valenciano es uno de sus objetivos. Es la tercera fuerza valencianista más votada, pero siempre de manera insuficiente.

UNIÓ I GERMANIA

Una formación que lidera el exalcalde de Alcàsser, Chanzá

Se define como partido valenciano, liberal, de progreso y con raíces en el humanismo cristiano. En él encontramos a Julio Chanzá, un histórico de Unió Valenciana, alcalde de Alcàsser durante los años 80 y 90 y diputado provincial, que es la referencia y presidente de este pequeña formación. Cuenta con una escasa implantación en la provincia de Valencia. Se unió con Som y RePo en la coalición 'Som Valencians en Moviment' para las elecciones autonómicas y locales de 2019. Entre su dirección se encuentra una figura destacada de la cultura valenciana como Fernando Millán. También cuenta con Manuel Álvaro y Rafael Melià, entre otros.

AUNA

La escisión de Som Valencians busca un espacio propio

Las primarias en Som Valencians motivó enfrentamientos, denuncias, expulsiones y bajas de personas que habían sido fichadas supuestamente para encabezar listas municipales. Al marcharse formaron otro partido: Auna. En abril de 2019 realizaron su presentación oficial. Julián Vico, su secretario general, definía el partido como liberal y progresista, además de centrista y nacionalista pero con Valencia integrada en España. En su primera experiencia electoral en las autonómicas de 2019 logró 981 votos y 572 en las generales de abril. Cuenta con presencia en municipios del área metropolitana y en municipios de Alicante y Castellón.

ACCIÓ NACIONALISTA VALENCIANA

Un partido que ya no se presenta a las elecciones

El nombre de Acció Nacionalista Valenciana recupera la denominación de un partido histórico del valencianismo de los años 30 del siglo XX. Su presidente, Miquel Real, sustituyó al fundador, Voro Vendrell. La formación ha dejado de concurrir a las elecciones y actúa más como una organización cívica que como un partido político al uso que busca lograr representatividad. Sí es cierto que es una de las pocas formaciones valencianistas que apoya l'Encontre, el proyecto que busca aunar el valencianismo político desde la base social de los partidos. ACNV mantiene una notable actividad en las redes sociales más usadas por el valencianismo.

VALENCIA UNIDA

Otro partido más, aún con el nombre sin autorizar

Vicente González-Lizondo, hijo del fundador de Unió Valenciana, es la cabeza de una formación, Valencia Unida, que aún no cuenta con el nombre autorizado por el Ministerio del Interior ni se ha presentado en sociedad. Lizondo cuenta para su proyecto, entre otros, con el que fuera presidente de Círculo Cívico Valenciano, Fernando Chiva, y Voro López, filólogo, responsable de la sección de lengua y literatura de la RACV. Aseguran que cuentan con apoyo económico. González -Lizondo indica que su objetivo es influir en la formación del Gobierno, lograr 500.000 votos y tener una amplia representación en el Congreso de los Diputados.

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