Vox presiona al PP y amplía sus competencias en Cultura

El plan se ha modificado sobre la marcha y Vox analiza ya un ámbito mucho más amplio del que inicialmente iba a abarcar. Los populares, en principio, iban a reservarse buena parte de la gestión de Patrimonio; sin embargo, desde Vox se indaga ya sobre ese departamento con la aspiración de dirigirlo prácticamente de manera íntegra.

El PP acordó hace un mes que Vox, desde la vicepresidencia de Barrera, dirigirá Cultura, cuya actual estructura se divide entre la Secretaría Autonómica de Cultura y la Dirección General de Patrimonio. De la primera depende el Institut Valencià de Cultura (IVC: artes escénicas, audiovisual y música popular), el Palau de les Arts y el IVAM, entre otras. De Patrimonio, depende el Museo de Bellas Artes de Valencia, el IVACOR (restauración y conservación de edificios y bienes culturales), la Biblioteca Valenciana y la política cultural en torno al libro.

La idea del PP era que la dirección general se partiese en una subdirección de Libros, Archivos y Bibliotecas, y en otra de Promoción Cultural y Museos. Para Vox se destinaba la gestión del IVC, Les Arts y el IVAM. Para los populares, el Museo de Bellas Artes, Ivacor, la Biblioteca Valenciana y la política en torno al libro. Sin embargo, en las últimas semanas se ha producido un discreto giro de guion. Discreto porque no se ha dado a conocer públicamente. Tras cierta resistencia de los populares, finalmente los voxistas pretenden expandirse a toda la actual Dirección General de Cultura y Patrimonio.

Las negociaciones entre populares y voxistas no se han traducido más que en el documento de 50 puntos presentado hace ya más de un mes. Los detalles del reparto de la gestión no han trascendido. De esta manera, es prácticamente imposible señalar el modo en que se desarrolla el tira y afloja. No obstante, Cultura es el único departamento cuya singularidad y titularidad fueron anunciados ya en junio. Es, por ello, donde más han contactado los futuros gestores con los actuales moradores de la Conselleria, que constata el modo en que Vox ha ido ganando terreno y competencias respecto a las planteadas inicialmente.

En este contexto deben entenderse las declaraciones realizadas este martes por el candidato de Vox al Congreso, Carlos Flores Juberías, que ha reclamado al presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, que el reparto de competencias entre el PP y Vox en el nuevo Consell sea «equilibrado y razonable entre dos socios leales» y respete el pacto que firmaron hace un mes. «No puede ser de otra manera y así lo espero», ha recalcaldo el candidato, uno de los negociadores de ese reparto.

«Si Vox va a sumir las responsabilidades de Cultura, Agricultura y Justicia y Administración, que lo haga en la integridad de lo que cualquier ciudadano mínimamente formado entiende que es agricultura, justicia o cultura», ha advertido a un día de que Mazón dé a conocer su nuevo gobierno.

Flores ha exigido «que el reparto de tareas y responsabilidades sea leal con los términos de ese pacto». Además, ha hecho hincapié en que su partido confía en que sea sí y que están más pendientes de las competencias que de los nombres, de los que no ha avanzado ninguno porque «Mazón tiene el privilegio de anunciarlos».

El nuevo gobierno implica desplegar un intrincado mapa de gestión... y de despachos. Eso incluye el Palau de Valeriola, actual sede de la Vicepresidencia Primera, en manos de Compromís. Barrera será vicepresidente primero y quizá lo sea en ese mismo lugar donde lo fue Oltra o Aitana Mas. O no. Miembros del PP han acudido a Valeriola a conocer las instalaciones, probablemente con el objetivo de que el palacete sea la sede de la Vicepresidencia Segunda y Conselleria de Igualdad, así como para la portavocía y secretaría del Consell, que también podría recalar en el Palau de Pineda Que dios reparta suerte y al toro, que diría Barrera en sus años de matador.