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Santiago Abascal al rescate. La luz verde de Vox al proyecto de ley de presupuestos de la Generalitat para 2025 hace más por Carlos ... Mazón, y por las cuentas de la reconstrucción, de lo que ha venido haciendo en las últimas semanas la dirección nacional del PP. Habemus acuerdo –se presentará el jueves en Les Corts, si no hay otro retraso (que ya van tres)-, y ese pacto significa el regreso al principio de legislatura.
Porque el entendimiento entre el PP valenciano de Mazón y la formación que lidera José María Llanos en Les Corts arrancó el día después de las elecciones del 28 de mayo de 2023, cuando los populares se impusieron en las elecciones autonómicas y la suma de sus 40 diputados con los 13 de Vox garantizaba para la derecha valenciana la mayoría absoluta.
Han pasado casi dos años. En aquel momento, un Mazón pletórico, sin titubeos, sin encomendarse a la calle Génova, alcanzó un acuerdo exprés con la dirección de Vox para sacar adelante su investidura y cerrar un acuerdo de Gobierno de coalición. Fue cuestión de días lograr lo que algunos bautizaron como el pacto de la servilleta, porque su contenido estaba repleto de obviedades y lugares comunes y su redacción dejaba bastante que desear. Tanto daba, acuerdo al fin y al cabo. El primero de todos los que cerraron populares y Vox en distintas CCAA.
¿El acuerdo gustó en la calle Génova? Nadie verbalizó que no fuera así, y sin embargo, la celeridad con la que Pedro Sánchez convocó elecciones generales (para julio) y la utilización que hizo en esa campaña electoral del entendimiento de los populares con el partido de Abascal terminaron de arruinar las esperanzas de Feijóo de conquistar la Moncloa. El PP ganó las elecciones generales, pero el Gobierno, como es sabido, lo formó Sánchez con Sumar y el resto de socios independentistas y de izquierdas.
De modo que Génova le puso una cruz a Mazón que al presidente valenciano, en realidad, no le importó en ningún momento hasta… el 29 de octubre. Porque desde ese día, desde esa dana que arrasó media provincia de Valencia, la situación política de Mazón se ha ido deteriorando de forma progresiva.
Un 29 de octubre lleno de cambios de relato, falta de reflejos para exigir la declaración de emergencia nacional –como le recomendó el propio Feijóo- y un auto judicial, el de la jueza de Catarroja, que deja la gestión autonómica de la dana a los pies de los caballos, han ido arruinando la imagen de Mazón. Las manifestaciones exigiendo su dimisión, las primeras particularmente masivas, se han venido sucediendo, y la capacidad de respuesta del Palau, que ha intentado responsabilizar en parte a la Administración central de lo ocurrido, lejos de dar los frutos deseados.
Llegados a este punto, con la dirección nacional del PP afilando el cuchillo, con un Feijóo admitiendo que todo un presidente de la Generalitat había estado «noqueado», advirtiendo que habría que estar pendiente de la evolución judicial de la causa y de los «hechos»… Mazón decide encomendarse de nuevo a Vox. Porque el contenido del acuerdo desgranado este lunes en Les Corts es mucho más que la visibilización de un pacto para sacar adelante los presupuestos de la reconstrucción. Mazón, en su comparecencia, ha hecho suyos muchos de los principios de los que Vox ha venido haciendo bandera tradicionalmente. Desde la inmigración, Mazón ha dicho que la Comunitat «ha rebosado su capacidad», hasta las críticas al «dogmatismo climático», ha dicho, al que ha atribuido la responsabilidad de que no se acometieran las obras que habrían rebajado las consecuencias de la riada.
Y en definitiva, un tono varios puntos más aguerrido contra Pedro Sánchez y contra la izquierda valenciana del que había venido manteniendo hasta la fecha. Un tono «más Vox» que el mostrado hasta la fecha por el presidente valenciano, denunciando «un afán desmedido del Gobierno de Sánchez por el control del relato y por organizar cacerías políticas para eludir sus responsabilidades».
El acuerdo de Mazón ha contado con la bendición posterior, que no previa, de la calle Génova, sede nacional de los populares. «Los planteamientos que han permitido avanzar en la configuración de los Presupuestos son consecuentes con nuestra forma de pensar y con las posiciones que venimos defendiendo. A diferencia de Sánchez, el PP no cede principios a cambio de votos», se ha señalado.
Génova aplaude el acuerdo y asegura que lo conocía. Resulta más chocante, en el caso de que eso sea cierto, que durante los últimos días haya contribuido a acrecentar las dudas sobre el futuro político del presidente valenciano. Porque algunas declaraciones del propio Núñez Feijóo y las crónicas de los principales corresponsales que se ocupan del día a día de la actualidad en el PP han venido detallando no sólo las críticas a Mazón por los cambios de versión sobre lo ocurrido el 29 de octubre, sino también detallando la nómina de aspirantes a sustituirle de forma más o menos inmediata.
Aprobar los presupuestos con el apoyo de Vox, salvo novedad judicial que señale directamente al presidente de la Generalitat, le da una bola extra el líder del PP valenciano. Eso sí, a cambio previsiblemente de adoptar una posición política bastante más radical, incluso, que la que defiende el PP nacional. De Vox a Vox, Mazón intentará surfear los próximos meses. No tiene garantía de éxito, pero al menos gana tiempo. Está por ver cuánto.
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