Marcos Benavent ha demostrado que no se puede confiar en él. El exgerente de Imelsa huyó de España cuando conoció el inicio de una investigación secreta contra la trama supuestamente liderada por Alfonso Rus. Regresó meses después, arrepentido de su corrupción y también disfrazado ... de «yonki del dinero». Anunció su intención de colaborar para denunciar la corrupción de unos y otros. Sin distingos. Contrató un abogado, Ramiro Blasco. La familia de Benavent confió su suerte a la de este profesional de Xàtiva, localidad natal del exgerente de Imelsa. Desde entonces se le ha mantenido en calma, al margen de veleidades mediáticas. Ese muro de contención se ha derrumbado.
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De repente, ha aparecido en escena Juan Carlos Navarro, conocido penalista valenciano. El letrado confirmó ayer que se hará cargo de su defensa. Por el momento, no adelanta su estrategia. «Voy a analizar la causa», señala. Pero su presencia ha generado, sin duda, inquietud. Fuentes judiciales apuntan a que el relevo en la representación legal abre la puerta a un cambio de estrategia en las piezas de Imelsa. De momento, ya ha pedido que su cliente declare. Una auténtica bomba de relojería para el sumario. Y en ese nuevo escenario cobra fuerza la posibilidad de que Benavent, ahora, quiera 'cargarse' la causa. Una de las especialidades del nuevo abogado consiste precisamente en la búsqueda de nulidades.
El letrado no es ajeno a las más relevantes causas de corrupción. Ha sido abogado de Juan Cotino, en el caso Erial, por ejemplo, pero también en el amaño de la visita del Papa a Valencia. Llevó la defensa del líder de la trama Gürtel, Francisco Correa, en alguna de las investigaciones abiertas contra el empresario. Esos vínculos con el PP han generado ciertos recelos a la hora de asumir la defensa del exgerente.
No se puede olvidar que no sólo la causa de Imelsa parte de las revelaciones de Benavent. Otro de los sumarios con mayor enjundia, el caso Erial con la investigación de la supuesta fortuna de Eduardo Zaplana, arranca también de la mano del yonki del dinero. Los orígenes se establecen en aquella reunión de Benavent con un ciudadano sirio que supuestamente encontró unos papeles, la denominada hoja de ruta del asunto, en el anterior piso del expresidente en Valencia. Esta documentación se recuperó en un registro del despacho del anterior letrado.
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Marcos Benavent siempre se mostró partidario de colaborar. Es más, en algún momento, incluso manifestó su deseo de entrar cuanto antes en prisión y empezar a resarcir su deuda con la sociedad. Pero eso quizá haya cambiado. Hasta la fecha, su colaboración no le ha supuesto un trato diferencial respecto a otros procesados. Por ejemplo, en una de las piezas que se ha cerrado, se enfrenta a ocho años de cárcel, la mayor petición de pena de todos los acusados. Esto, con independencia de que tras su declaración en la vista se pueda graduar la petición de castigo.
Benavent, al parecer, va por libre en esta decisión. No cuenta ya con el respaldo de su familia que no logra entender qué persigue con el cambio de letrado. Inicia hoy una nueva etapa, de incierto futuro. El yonki del dinero siempre ha resultado un personaje imprevisible.
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