Los 'zombies' arrepentidos: «Estaba a disposición de Ciegsa, pero me daban trabajo desde el PP»

José Estarlich, el que fuera testaferro de Benavent, abrió el fuego. «Estaba arrepentido de lo que había hecho, por eso confesé». El acusado trabajó en Imelsa, pero se dedicaba a hacer gestiones personales para Benavent. Estarlich tenía« una situación precaria» y aceptó la ilegal propuesta. Se embolsó más de 14.000 euros. Lo ha devuelto todo.

Miguel Ángel Mullor, futbolista del Olímpic que cobraba de Imelsa. Una de las tipologías más extrañas de entre todos los zombies. «Me contrató Alfonso Rus», indicó. «Cobraba de Imelsa cuando era futbolista». Le hicieron pasar por asesor de Isidro Prieto, pero no sabía ni quién era. Imaginen que a un futbolista del Valencia le paga el sueldo la Conselleria de Deportes. Pues esto es lo que, al parecer, ocurrió aquí.

Ángel Balufo fue el tercer arrepentido del día. Era el alcalde de Cofrentes. «No hice ningún trabajo en Imelsa. Me contrató Emilio Llopis como asesor, pero no asesoré a nadie».

Uno de los testimonios más emotivos a la par que delictivo, el de Manuel Gómez Pérez, «Fui contratado en Ciegsa, estaba en paro a los 60 años y repartí curriculums a todos, también a Alfonso Rus. Me llamó Llopis para decirme que me iban a entrevistar. Estaba a disposición del consejero delegado, pero me daban trabajo del PP de Valencia». El arrepentido ha devuelto ya 10.000 euros.

El personaje del día fue Antonio Gil Monteagudo quien ha sustituido a Cañizares, el zombie que será juzgado aparte, como el protagonista de lo que llevamos de juicio. Declaró que había trabajado en Ciegsa y que informaba a su jefe de sus cometidos ante la estupefacción del ministerio fiscal. «Estoy diciendo la absoluta verdad», proclamó a la Sala. Tras un receso, su letrada reclamó que pudiera declarar de nuevo. Entonces, cambió «la absoluta verdad» y declaró: «No siempre trabajé para Ciegsa. También lo he hecho en la sede del PP. Todo el mundo lo sabía». Y ya de paso añadió que su jefe era Ricardo Costa.

Hubo comparecencias más breves, como la de Eva Sarrión. «No hice trabajo efectivo y cobré. Me contrató Marcos Benavent». O la de Salvador Tormo: «No trabajé para Imelsa y cobré de Imelsa». Confesiones escuetas de una malversación.

Algo más de tiempo necesitó el empresario José Adolfo Vedri. «Imelsa me debía dinero de unos trabajos que no había pagado». Según su versión, se le propuso compensar esa deuda con el pago del sueldo de cuatro meses de dos trabajadores. Juan Sanchís y Raúl Pardós también reconocieron su participación en los hechos. El primero de ellos tampoco se extendió en exceso: «Me contrató Caturla, no hice ninguna labor y cobré».

La defensa de Alfonso Rus trató de contrarrestar esas declaraciones y forzó al tribunal a que leyera el testimonio de estas personas durante la fase de instrucción donde precisamente defendían un trabajo real y efectivo al frente de las empresas públicas. De todos modos, el impacto de estas declaraciones ya estaba amortizado por las defensas que basan su estrategia en conseguir alguna de las nulidades planteadas durante las cuestiones previas. Uno de los platos fuertes llega este próximos jueves, con la declaración de Alfonso Rus.