ELENA MELÉNDEZ
Miércoles, 8 de junio 2016, 21:53
Rafa Fernández encuentra en la playa la plasmación de ese amor por el mar que siente desde niño. Además, el paseo de la Malvarrosa le recuerda al Malecón de La Habana, lugar donde trasladará su residencia en septiembre. «La primera vez que vas al Malecón te parece un murete de nada, pero cuando empiezas a entender la filosofía del lugar descubres que está muy vinculado a la cultura cubana. Me parece que este paseo se asemeja, es punto de encuentro y tiene mucha vida», explica. Rafa Fernández es ingeniero de edificación de formación y emprendedor de vocación. Nacido en Barcelona, donde vivió hasta los nueve años, la empresa familiar hizo que vinieran a Valencia tras la muerte de su madre cuando él tenía once. «Mi padre decidió que lo mejor para sus negocios era vivir aquí. Nos instalamos en Port Saplaya y aún sigo ahí. Me siento valenciano».
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Su sueño era ser veterinario, pero por consejo paterno se matriculó en Arquitectura Técnica con el fin de involucrarse en la empresa de materiales de construcción. Le costó terminar la carrera, pues ya en los primeros cursos le salió una mezcla entre hiperactividad y ganas de emprender y creó su primera empresa de producción de espectáculos y selección de personal para eventos. «Monté otra de rehabilitación, pensando en la empresa familiar. Sin embargo, llegado un punto le dije a mi padre que ese trabajo no me hacía feliz y él me animó a tomar mi camino. Fue mi mejor amigo, mi mentor y maestro», confiesa. Tras un tiempo centrado en el mundo de los eventos y la hostelería, las cosas empezaron a no ir tan bien. Rafa detectó que no tenía la formación necesaria como empresario e hizo un MBA que le ayudó a trabajar mucho mejor. «Descubrí que me apasionaba el marketing y la gestión de personas. Hice otro master en dirección comercial. La empresa empezó a ir súper bien. Teníamos un equipo potente y estuvimos tiempo trabajando a un ritmo muy fuerte».
Rafa y su hermana Eva, que lleva más de veinte años dedicados a la cooperación, han heredado el espíritu solidario paterno. Su idea era crear un ejército de profesionales para ayudar a quienes se habían metido en un proyecto social sin un plan y ayudarles a hacerlo sostenible. «Mi primera andadura fue en Etiopia con una oenegé llamaba Ambessa. Desarrollé un plan para cubrir una demanda de leche a través de la compra de vacas. La Rioja nos ayudó con 36.000 euros».
Tras morir su padre, Rafa pasó por un trance complejo que le hizo ver que la vida ha de ser otra cosa. Se separó y entró en un proceso de reflexión del que extrajo consecuencias positivas. «Redescubrí a mi hermana Eva, que vivía fuera desde que yo era niño y es una persona espectacular. Aprendí a ser paciente; algo tan sencillo como el enjuague bucal de mi padre suponía tres minutos y debía esperar. Las cosas llevan su tiempo y han de madurar. Hay que disfrutar del trayecto».
En ese nuevo inicio, Rafa tenía claro que quería trabajar con buenas personas dotadas de talento y transmitir su conocimiento para ayudar a otros emprendedores. Empezó a ejercer de consultor y a dar clases en el Master de Gestión Deportiva del Politécnico. Se metió en cuatro proyectos, entre ellos Gula Sport, una empresa de eventos deportivos poco convencionales como la Crazy Race. «La parte de formación me interesa mucho. Intento transmitir tres cosas: que todo tiene un plan, cuáles son los puntos del plan y por qué esos puntos son importantes en el plan. Lo que te aporta un plan es la capacidad de improvisar a tiempo».
¿El emprendedor nace o se hace?, me intereso. «El emprendedor de libro nace, es alguien que inicia proyectos y sabe crear equipos que los consoliden. La diferencia entre un emprendedor y un jugador es que un buen emprendedor evalúa antes las posibilidades de éxito que puede tener». ¿Es ahora buen momento para emprender?, le lanzo. «Siempre puedes montar una empresa si tienes una buena idea. Hay que valorar si en el otro lado del campo cubres una necesidad». ¿Por qué Cuba?, pregunto. «Tengo una propuesta de trabajo potente en una multinacional. Es el lugar perfecto para un emprendedor porque se está abriendo, suceden muchas cosas», responde. Y añade: «No obstante, no puedes invertir allí sin analizar, no deja de ser un país hostil. Puedes comprarte una casa barata pero luego no es fácil encontrar a quien te haga la obra. El mercado es complejo, hay que ir e invertir un tiempo en conocer».
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