Los valencianos que acompañaron a los Boluda en su desembarco en París

Quienes le conocen saben que es un tipo generoso y se comportó como tal. El Hotel Intercontinental Le Grand, muy cerca de la Opera y uno de los grandes hoteles parisinos, se llenó con sus invitados, cerca de 150, lo más granado de la sociedad y el empresariado valenciano.

La entrega de la medalla fue un evento social a lo grande, como hacía tiempo que no veía la sociedad valenciana. Todo empezó el miércoles, con una cena en el imponente Salón de la Opera del hotel, inaugurado en 1862 por la emperatriz Eugenia de Montijo. Fue una tipo cóctel, mucho más amena: hablabas con uno, te sentabas con otro, conocías al de más allá… y de vez en cuando, quieras que no, mirabas de reojo a Felipe González y Mar García Vaquero, a ver si tenías la ocasión de hablar con él, o con Vicente Boluda y su mujer, Esther Pastor, guapísima y tan elegante que no hubiese desentonado en ningún acto de la realeza europea. A Esther se la veía dueña de la situación, la perfecta anfitriona que tiene todo bajo control. Y es que llegó a París una semana antes para ultimar los preparativos. «El Rey Emérito me envió a nuestra casa de París un ramo de flores con los colores de la bandera de España», cuenta Esther.

A la cena de la víspera del gran día fueron, como no, las dos hermanas de Vicente -María Dolores y Josita- y buenos amigos como el peletero Amado Ortells, que ya era muy amigo de su madre, Mayrén Beneyto -con un vestido de Zimmerman-, Fernando Muñoz Pomer y Maite Moroder, Francisco Lorente, Federico Félix y María José Lavech, Federico Michavila, Antonio Arias e Isabel Mayordomo, Pedro López y Mayte Morales, Ignacio Giménez de la Iglesia y Cristina Macías, Daniel Albert y Rosana Flores, Ángela Llinares y Pepe Herrera, Felipe Guardiola y Mar Linde, la hermana de Esther, Mónica Pastor, con su marido, David Mascarell, y Diego Lorente y Rocío Fuentes. Vicente y Esther compartieron mesa con Felipe González y Mar García Vaquero, su cuñada Begoña y Pedro Trapote y José Manuel Pérez-Manglano. También estuvo Jaime Martínez-Bordiú con su mujer, Marta Fernández, y José Manuel Pardo. Los hay que tomaron copas y otros se retiraron a descansar.

El jueves por la mañana cada uno se dedicó a lo que buenamente quiso; a quemar la Visa, a visitar museos o simplemente a dar una vuelta, que París bien vale un paseo. Mayrén quedó con Miguel Burdeos, el hijo de su amiga Amparo Andreu, que vive en París, y se fueron de compras con Amado Ortells y Esteban Rodríguez. Por la tarde llegó el gran momento. Los franceses son muy orgullosos de lo suyo y la medalla de la Legión de Honor es máxima distinción de Francia. En esta ocasión era para Vicente Boluda y sólo se le entregaba a él.

Algo así requiere de solemnidad y en eso los franceses son únicos. El sitio elegido para entregarla fue el pabellón Vendôme. Primero habló Sarkozy, que con un gran domino del escenario, alabó la trayectoria profesional de Boluda, su audacia, liderazgo y amor por la familia.

Luego habló Vicente, emocionado, como no podía ser de otra manera, quien dedicó la medalla a su abuelo y recordó sus años de infancia en Biarritz. Al acabar, le hizo gestos a su mujer para que se acercase, ella se resistió pero, ante la insistencia de Vicente, subió al escenario junto a Sarkozy y González. Estaba espectacular con un vestido rojo asimétrico de alta costura de Tot-hom y sandalias y bolso dorado de Valentino. «Las joyas que llevó eran para desmayarse», apuntó Mayrén Beneyto.

Y es que la ocasión lo merecía. Al acabar el acto, el coctel se celebró en el mismo espacio. Además de los invitados de la noche anterior, estuvieron los hijos de Boluda -Vicente, Nacho y Verónica- Adolfo Utor, Agnes Noguera, Araceli Císcar, Arcadi España, Toni Gaspar, Aurelio Martínez o Máximo Buch.