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Repasando fotos le han venido muchos recuerdos de niño. Irene Marsilla

El álbum de la infancia de Antonio Puebla

Su padre fue director artístico en TVE, su madre modista, pero él de pequeño quería dar misa. Aún hoy sus hermanas menores le piden consejo y el probador de su tienda es casi un confesionario. «Lo que me cuentan muere conmigo»

Domingo, 28 de marzo 2021, 00:41

El sastre Antonio Puebla nació en Castro del Río, un pequeño pueblo de la provincia de Córdoba. Cuando tenía un mes la familia se trasladó a Madrid, donde se crió. «Mi padre, Tadeo Sánchez, estudió arte dramático y era director artístico en TVE, muy amigo de Matías Prats padre, que le ayudó a entrar en televisión». De su madre, Ana, aprendió el oficio de sastre. «Ella era una sastra modista muy buena, tenía un taller de costura con 50 oficialas que trabajaban en una sala enorme de mi casa, donde estaban las máquinas de coser. Recuerdo que con cuatro años me regalaron entre todas un caballo de cartón con ruedas y un niño envidioso lo mojó y me quedé sin caballo».

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A los nueve años, Puebla entró interno en el colegio de los Salesianos de Madrid. Quería ser sacerdote. Terminó de estudiar filosofía con dieciocho años. «Me quedaban sólo dos años de teología para empezar a cantar misa. Aquella época no se me borrará nunca de la memoria, hacíamos los fuegos de campamento por las noches e interpretábamos teatro clásico, eso sí, adaptado a la famosa galería salesiana, sólo con personajes masculinos. Yo siempre hacía de protagonista».

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Los veranos los pasaba entre Madrid y el pueblo, donde se quedaba en casa de tus tíos. «Toda mi familia materna y paterna siguieron en el pueblo. Allí jugaba con otros niños en la calle, con muchos sigo manteniendo una enorme amistad y hablamos a menudo de lo divino y de lo humano». Puebla conoció a la que fue su mujer durante cuarenta años en su pueblo natal. «Nos conocimos cuando yo tenía seis años y ella dos. Mi suegra, que era muy amiga de mi madre, siempre me recuerda que yo le dije: 'Me tengo que casar con tu hija'. Tanto es así que cuando salí del colegio, lo primero que hice fue ir a verla. Ella me estaba esperando».

Antonio tiene tres hermanas menores: Pili, Merche y Pepi (que ya falleció). «Siempre me han pedido consejo, incluso hoy en día. Quizá haber estudiado para sacerdote me dio claridad para muchas cosas. Es como el probador de mi sastrería, lo que me cuentan muere conmigo».

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