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El álbum de la infancia de Bancho

Domingo, 16 de agosto 2020, 16:19

Bancho se recuerda a sí mismo como un niño introvertido y observador con fama de bueno que tenía unos once años cuando descubrió que le fascinaba la música. Fue en esa época cuando empezó a invertir las estrenas en discos de Supertramp, David Bowie o la Electric Light Orchestra. «Con mi primer sueldo me compré un equipo de música y desde entonces llevo coleccionando equipos de los setenta y los ochenta», recuerda el artista. Los mejores recuerdos de su niñez tienen que ver con el Perelló, donde tenían un apartamento en Gola Blanca. Allí disfrutaba de largas jornadas junto al mar y de juegos con su pandilla y con amigos más mayores como Eva, la hermana de la escritora Lucía Echebarría, que veraneaban en el mismo edificio y con quien hizo muchas migas. Un ritual familiar que recuerda con cariño es el aperitivo que los domingos iban a tomar por ahí y la comida que luego preparaba su madre en casa: arroz y pollo al ajillo. Tanto su madre como su abuela Luisa eran vascas, lo que hizo que Bancho se acostumbrara pronto a la buena mesa. Bancho se desarrolló tarde. Hasta los diecisiete años era un niño y de repente se alargó y pegó el estirón. Consiguió algunos trabajos como modelo pero enseguida se dio cuenta de que no servía para eso, pues era muy tímido. «Un cazatalentos me ofreció hacer unas fotos con Ana Obregón pero no quise. Me matriculé en Empresariales y fue un desastre, luego me metieron en una universidad privada, donde me dieron una beca y a cambio ayudaba en la biblioteca». Si se tiene que quedar con alguna de las enseñanzas que le dieron en casa sería con la honradez y la capacidad de empatía.

Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
Bancho se recuerda a sí mismo como un niño introvertido y observador con fama de bueno que tenía unos once años cuando descubrió que le fascinaba la música. Fue en esa época cuando empezó a invertir las estrenas en discos de Supertramp, David Bowie o la Electric Light Orchestra. «Con mi primer sueldo me compré un equipo de música y desde entonces llevo coleccionando equipos de los setenta y los ochenta», recuerda el artista. Los mejores recuerdos de su niñez tienen que ver con el Perelló, donde tenían un apartamento en Gola Blanca. Allí disfrutaba de largas jornadas junto al mar y de juegos con su pandilla y con amigos más mayores como Eva, la hermana de la escritora Lucía Echebarría, que veraneaban en el mismo edificio y con quien hizo muchas migas. Un ritual familiar que recuerda con cariño es el aperitivo que los domingos iban a tomar por ahí y la comida que luego preparaba su madre en casa: arroz y pollo al ajillo. Tanto su madre como su abuela Luisa eran vascas, lo que hizo que Bancho se acostumbrara pronto a la buena mesa. Bancho se desarrolló tarde. Hasta los diecisiete años era un niño y de repente se alargó y pegó el estirón. Consiguió algunos trabajos como modelo pero enseguida se dio cuenta de que no servía para eso, pues era muy tímido. «Un cazatalentos me ofreció hacer unas fotos con Ana Obregón pero no quise. Me matriculé en Empresariales y fue un desastre, luego me metieron en una universidad privada, donde me dieron una beca y a cambio ayudaba en la biblioteca». Si se tiene que quedar con alguna de las enseñanzas que le dieron en casa sería con la honradez y la capacidad de empatía.
Bancho se recuerda a sí mismo como un niño introvertido y observador con fama de bueno que tenía unos once años cuando descubrió que le fascinaba la música. Fue en esa época cuando empezó a invertir las estrenas en discos de Supertramp, David Bowie o la Electric Light Orchestra. «Con mi primer sueldo me compré un equipo de música y desde entonces llevo coleccionando equipos de los setenta y los ochenta», recuerda el artista. Los mejores recuerdos de su niñez tienen que ver con el Perelló, donde tenían un apartamento en Gola Blanca. Allí disfrutaba de largas jornadas junto al mar y de juegos con su pandilla y con amigos más mayores como Eva, la hermana de la escritora Lucía Echebarría, que veraneaban en el mismo edificio y con quien hizo muchas migas. Un ritual familiar que recuerda con cariño es el aperitivo que los domingos iban a tomar por ahí y la comida que luego preparaba su madre en casa: arroz y pollo al ajillo. Tanto su madre como su abuela Luisa eran vascas, lo que hizo que Bancho se acostumbrara pronto a la buena mesa. Bancho se desarrolló tarde. Hasta los diecisiete años era un niño y de repente se alargó y pegó el estirón. Consiguió algunos trabajos como modelo pero enseguida se dio cuenta de que no servía para eso, pues era muy tímido. «Un cazatalentos me ofreció hacer unas fotos con Ana Obregón pero no quise. Me matriculé en Empresariales y fue un desastre, luego me metieron en una universidad privada, donde me dieron una beca y a cambio ayudaba en la biblioteca». Si se tiene que quedar con alguna de las enseñanzas que le dieron en casa sería con la honradez y la capacidad de empatía.

«Con mis abuelos y mi prima Lola. Mi abuela vivía con nosotros e íbamos los cinco a todas partes».

Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
«Con mis abuelos y mi prima Lola. Mi abuela vivía con nosotros e íbamos los cinco a todas partes».
«Con mis abuelos y mi prima Lola. Mi abuela vivía con nosotros e íbamos los cinco a todas partes».

«Foto de la comunión en el colegio Calicanto con mis padres y unos amigos suyos detrás».

Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
«Foto de la comunión en el colegio Calicanto con mis padres y unos amigos suyos detrás».
«Foto de la comunión en el colegio Calicanto con mis padres y unos amigos suyos detrás».

En la playa de Mareny Blau con un amigo.

Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
En la playa de Mareny Blau con un amigo.
En la playa de Mareny Blau con un amigo.

«En esta foto estoy con mi madre».

Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
«En esta foto estoy con mi madre».
«En esta foto estoy con mi madre».

«Tengo muchísimos recuerdos del Perelló, fueron unos veranos increíbles donde vivíamos libres».

Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
«Tengo muchísimos recuerdos del Perelló, fueron unos veranos increíbles donde vivíamos libres».
«Tengo muchísimos recuerdos del Perelló, fueron unos veranos increíbles donde vivíamos libres».

«En una lancha que tenía mi padre, con él fui muchas veces a pescar, son recuerdos muy bonitos».

Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
«En una lancha que tenía mi padre, con él fui muchas veces a pescar, son recuerdos muy bonitos».
«En una lancha que tenía mi padre, con él fui muchas veces a pescar, son recuerdos muy bonitos».

«Un viaje a Barcelona que hicimos con el colegio Calicanto. Ahí estoy con mis amigos de clase».

Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
«Un viaje a Barcelona que hicimos con el colegio Calicanto. Ahí estoy con mis amigos de clase».
«Un viaje a Barcelona que hicimos con el colegio Calicanto. Ahí estoy con mis amigos de clase».

«Con mi hermana y Claudio Sanchís en la playa del Perelló».

Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
«Con mi hermana y Claudio Sanchís en la playa del Perelló».
«Con mi hermana y Claudio Sanchís en la playa del Perelló».

«Ya de más mayor, en Hawaii, donde fui con unos amigos a hacer windsurf».

Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
«Ya de más mayor, en Hawaii, donde fui con unos amigos a hacer windsurf».
«Ya de más mayor, en Hawaii, donde fui con unos amigos a hacer windsurf».

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