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Martes, 17 de marzo 2020, 23:47
Cuando la madre de Eva fue a dar a luz por primera vez pensaba que iba a tener un bebé, pero, una vez nació, el médico le advirtió de que llegaba otro más. A la primera le puso Eva, como la primera mujer de la historia, y a la segunda, Begoña. «Criarse con una hermana gemela es una maravilla, tienes siempre una compañera de juegos, no llegas sola el primer día de clase ni a los campamentos. Siempre hemos estado unidas, tenemos mucha complicidad», afirma la abogada e interiorista. Eva nació en Zaragoza, donde pronto se reveló como una niña despierta, curiosa y algo traviesa. Las dos hermanas se las arreglaban para hacer de las suyas, como echar aceite en el suelo de la cocina para poder patinar. Por las tardes, disfrutaba jugando con las ‘barriguitas’ y pasaba horas leyendo. De los recuerdos más buenos de su infancia destaca cuando su madre le enviaba a Santander a la Universidad Pontificia de Comillas para hacer cursos de verano. Los veranos los pasaban en Burriana en la casa de sus abuelos. El sabor que le devuelve a sus años de infancia es el de la coliflor gratinada con bechamel que cocinaba su madre y el aroma es el de las magdalenas de un horno cercano. «Desde pequeña siempre fui muy presumida, en la universidad pensaban que éramos francesas. No quería vestir como el resto de niñas, eso lo he heredado de mi madre, de mi tía y de mi abuela, que era una mujer elegantísima. La discreción no es lo nuestro».
Irene MarsillaEva Marcellán muestra el álbum de fotos de sus recuerdos de infancia.
Irene MarsillaCon su madre en una boda en Zaragoza. «Teníamos mucho éxito como damas de honor, a la gente le hacía gracia vernos vestidas igual».
LPUno de los veranos en Mallorca. «Mi hermano Kiko estaba haciendo la foto. Pasábamos cada año una semana en un lugar distinto».
LPPrimer guateque en Comillas con un amigo de Madrid. «Manteníamos una distancia prudente para bailar».
LPEva y Begoña en un parque de Zaragoza jugando con su hermano Kiko.
LPEn la boda de Begoña en Barcelona. «El mismo año nos casamos ella y yo y mi hermano se independizó; para mi madre fue duro».
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