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Mañana José Alberto Sanchis tomará un avión y regresará a casa, a Washington, donde vive desde hace años. Lo hará sin nostalgia por dejar su ... Valencia natal, porque este empresario ha conseguido tener la libertad de elegir dónde quiere estar. Se va con el corazón lleno, porque ha podido ver a parte de su numerosa familia, se ha reunido en un emocionante reencuentro con la tuna de la que formó parte hace ya más de medio siglo y ha visto en directo más de una mascletà. Ah, y se ha reunido con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, porque es vicepresidente de los Centros Valencianos en el Exterior (Cevex). Además, se ha acordado de su madre, porque murió un 18 de marzo, un día después de aterrizar, y «parece que me había estado esperando para que me pudiera despedir de ella».
La tuna le marcó de joven porque le permitió viajar, y supo que su lugar no estaba (sólo) en Valencia. «Mis amigos me preguntaban por qué me había ido del 'Levante feliz'». Primero, a la universidad de Navarra, donde conoció a su mujer, gallega. Luego a Miami, cuando decidió emprender de la mano de Sáez Merino y con un equipaje formado por cinco hijos. «Allí nacieron los dos gringos». Su actividad allí ha sido incesante en todos estos años, y ha luchado por mejorar las condiciones de los inmigrantes españoles en Estados Unidos en cuestiones como la tarjeta sanitaria, las herencias o el voto.
Es consejero de la embajada española, vicepresidente de la Hispanic Retail Chamber of Commerce y unos cuantos cargos más. Pero además es el creador del Paella Fest, un evento donde está prohibida la Coca-cola y las hamburguesas y sólo puede haber, además de nuestro plato más universal, tortilla de patatas, sangría o jamón. Este año se celebrará en Boston y está entusiasmado con el proyecto. Pero si hay algo de lo que esté orgulloso es de su familia, «nuestra mejor inversión», de sus siete hijos y doce nietos, a los que ha intentado enseñar que lo que uno piensa, dice y hace se tiene que parecer lo máximo posible. «Lo aprendí de mi padre, que sin tener ninguna formación consiguió ser presidente de un banco y tener una empresa con más de 300 trabajadores».
El valenciano, que hace una labor de mentoring en Estados Unidos, cree que es importante tener una mentalidad de empresario que crea riqueza, que genera puestos de trabajo. Su trabajo se centra principalmente en el sector agroalimentario y tiene una empresa en Valencia que se llama precisamente Tendiendo puentes. «Y eso que tengo déficit de atención, que cuesta todo mucho más».
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