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La aplicación sirve tanto para quienes quieren conocer amigos o para aquellos que buscan una relación. LP

La aplicación de moda para conocer gente llega a Valencia (y la hemos probado)

Timeleft es una manera diferente de relacionarse con personas desconocidas para los que siguen prefiriendo el cara a cara a la pantalla

Sábado, 27 de abril 2024, 01:55

Es miércoles de una semana cualquiera. Son las nueve y diez de la noche. Voy caminando por las calles de Valencia y llevo puesto un ... vestido negro largo ajustado y unas sandalias de tacón. Empiezo a andar rápido bajando por la calle Zapatería de los Niños y giro hacía la calle Tapinería. Llego ya 10 minutos tarde a mi cita a ciegas. Me encuentro con una camarera en la puerta antes de entrar en el restaurante. «¿Vienes a la mesa 1?», me pregunta. «Sí. A la mesa 1», contesto yo. Entendí que debía de tener cara de venir justo a esa mesa. Por un momento siento que todo el mundo en el restaurante me mira, como si supieran exactamente a donde me dirijo. La camarera me guía hasta el final de la sala y me da la bienvenida a la mesa. Cinco cabezas desconocidas se giran de golpe hacía mi. Estoy a punto de decir: «sois los de la app, ¿verdad?», pero opto por romper el hielo de otra forma mucho más original y digo: «Hola, soy Celia», y espero a que me correspondan. De pronto, las cinco cabezas rígidas se tornan en cinco sonrisas, se levantan para saludarme y les doy dos besos uno a uno, intentando recordar todos los nombres. Se sientan de nuevo y yo les acompaño. Vuelvo a mirar a cada miembro de la mesa. Confirmo que no me he quedado con ningún nombre ¿No es el primer silencio incómodo el que más se teme cuando una está rodeada de desconocidos? Por suerte todos estábamos allí por el mismo motivo: Timeleft, la aplicación que cada miércoles, a las nueve de la noche, cita a un grupo de personas en un restaurante de la ciudad para que puedan conocer a gente nueva, con las que compartes -o no- gustos e intereses.

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Todos habíamos realizado una encuesta antes de acudir a esa cena: «¿tus opiniones suelen estar guiadas por… lógica y hechos o por emociones y sentimientos?», «¿eres más de salir de fiesta por la noche o de Netflix y manta?», «¿en qué sector trabajas?», «¿cuál es tu nacionalidad?». Más tarde habíamos elegido el miércoles en el que asistiríamos a la cena, y un día antes habíamos recibido la dirección del restaurante donde cenaríamos. La expectación aumenta 24 horas antes de la cita. La aplicación te descubre las nacionalidades de tus acompañantes, el sector en el que trabajan, ¡y su símbolo del zodiaco! Con cuidado de no mezclar en la mesa energías opuestas, por supuesto.

Volviendo a mi miércoles noche. Cinco personas desconocidas con un pregunta en la punta de la lengua que inhabilita cualquiera otra que haya que hacer en ese momento: «¿es tu primera cena?» En mi caso sí, esa era mi primera cena, sin embargo en mi mesa había dos personas que repetían. Uno de ellos por segunda, el otro incluso por tercera vez. Y eran ellos mismos quienes guiaban la conversación, que se movía de manera muy agradable de un lado a otro de la mesa. Intercambio rápido de profesiones, edades, nacionalidades… ¡horóscopos! Y justo después de pedir la cena, cuando parecía que iba a suceder el segundo silencio incómodo, el más veterano propuso: «¿jugamos al juego?». Saca el móvil de su bolsillo -pocos tenían el móvil sobre la mesa-, abre la app y le da play a las preguntas aleatorias que Timeleft tiene preparadas. «¿Cuál es la última cosa que has hecho por primera vez?» Sin darme cuenta la conversación se había vuelto fluida y relajada, y se iba poniendo cada vez más interesante. Entre anécdotas y risas pasaban las horas. Y entonces, coincidiendo con el postre, sucedió el momento más mágico de la noche, el veterano dijo: estoy hablando con dos amigos que están en otras dos cenas distintas, ¿os apetece que vayamos a tomarnos algo todos juntos?

Cambiamos de local y la mesa de cinco personas se convirtió en una de quince. De nuevo la pregunta: «¿era esta tu primera cena?», todos estaban emocionados con la nueva forma de conocer gente. Había personas de fuera de España y locales de Valencia, el rango de edad era muy parecido entre todos -al parecer en otro de los restaurantes estaba sucediendo al mismo tiempo otra cena con una media de edad más alta-, y es verdad que aunque quizás Valencia es todavía una ciudad pequeña para coincidir con gente de tus mismos gustos, había una intención encantadora en todos los participantes, que invitaba a querer saber más del otro y a disfrutar de la compañía. Los más valientes se atrevieron a seguir con las copas. Un intercambio de número de teléfonos y cuentas de Instagram antes de abandonar el local y la pregunta que esta vez flotaba en el aire: ¿nos volveremos a ver la semana que viene?

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Al llegar a casa me sale una carcajada recordando los chistes malos que contaba uno de los participantes en mi mesa. Sin duda que esa noche había salido de mi zona de confort, y había cenando con personas con las que no hubiese podido coincidir de otra manera. Mi visión de las cosas ya era más amplia que hacía tan solo unas horas, incluso por un momento llegué a sentir que no estaba en mi ciudad. ¿De eso se trataba no? De vencer la soledad de las grandes ciudades. «Estamos más conectados que nunca y más solos que nunca», reza el eslogan de Timeleft.

La app fue ideada por el francés Maxime Barbier, quien después de dejar la empresa que co-fundó y venderla a la mayor cadena de televisión francesa, empezó a tropezarse con ideas tan creativas como la de tomar 100 cafés con 100 desconocidos, la de crear una lista de 100 sueños por cumplir o la de concebir una plataforma en la que la gente pueda compartir sus sueños. Hasta que finalmente, junto con su socio, el parisino Adrien de Oliveira, dio con Timeleft en el formato que ahora tiene: una app de citas en grupo en las grandes ciudades para conocer a gente de tus mismos gustos, sentados, eso sí, alrededor de una mesa. Pues la vinculación con la gastronomía, el momento social de una cena, es intrínseco en las citas de Timeleft.

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Tres años más tarde de su concepción, la aplicación está disponible en más de 14 países alrededor de todo el mundo, y en decenas de ciudades. Sevilla, Málaga, Madrid, Marsella, Montpellier, Munich, Liverpool, Zaragoza, Dublin, Frankfurt, Luxemburgo… En solo 300 días han organizado 6.500 cenas, sentando a más de 40.000 extraños al rededor de una mesa.

Barbier compartía recientemente en una entrevista en YouTube, mientras caminaba por Lisboa: «los extraños son como los libros, cada uno cuenta una historia distinta».

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