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Puede que Bruno Fabra fuera una de esas personas que no sabe de lo que es capaz, quizás porque en su familia no había nadie ... que fuera emprendedor, así que el ejercicio de la imitación no le sirvió en este sentido. Reconoce sin embargo que sí aprendió de su madre esa cultura del esfuerzo que tanto cree que le ha servido como profesional y también se convirtió en la niñez en un experto en multitarea por numerosas extraescolares a las que le apuntaron. Afincado en Madrid desde hace años, el valenciano fue incluido en 2023 en el ranking de Forbes de los 30 jóvenes menores de 30 años gracias a su labor como empreario. Todo un logro teniendo en cuenta que Fabra, su agencia de comunicación especializada en moda, acaba de cumplir cuatro años de vida. Que tiene una vida por delante.
-¿Cómo se imaginaba tu yo adolescente que serías a los treinta años de edad?
-No fantaseé con dedicarme a lo que me dedico hasta que fui bastante mayor, en realidad. Estudié Derecho y ADE, algo que, no me preguntes porqué, tuve bastante claro desde pequeño, aunque en mi familia nadie se dedicara a ese mundo. Fue ya de más mayor cuando me di cuenta de que me interesaba el mundo de la comunicación y de la moda y ahí me acordé cuánto me gustaban las revistas y las publicaciones de moda. Pero, sobre todo, nunca me podía llegar a imaginar que me fueran a pasar las cosas tan increíbles que me están sucediendo a nivel profesional.
-¿Qué es lo que te hizo ver que tu mundo podía girar alrededor de la comunicación y la moda?
-Tuve una propuesta para empezar a formarme en uno de los despachos de abogados más prestigiosos que hay en nuestro país y ahí hubo un punto de inflexión; me pregunté a mí mismo si realmente me gustaba aquello, y la respuesta fue que no, que no quería ser abogado toda mi vida. Tampoco tenía muy claro qué hacía un relaciones públicas, pero sabía que eso me gustaba. A partir de ahí empecé a experimentar y a probar. Hasta hoy.
-¿En qué momento te permitiste pensar en que podías emprender tu propio negocio?
-Trabajé en dos agencias antes de crear la mía, una muy grande y otra muy pequeña, y me di cuenta de que las dos adolecían de los mismos fallos. Fue cuando vi que había una oportunidad, una posibilidad de mejorar en el campo de la comunicación de moda. No sé si es intuición o perspicacia, la verdad, pero creo que hay claves sobre las que he basado mi trabajo.
Hace cuatro años creó la agencia Fabra Comunicación, que se ha convertido en un referente en la comunicación de moda. Entre sus clientes, firmas de lujo y celebrities como Ester Expósito, María Pedraza, Carmen Jordá, Eugenia Silva o Blanca Suárez, que confían en él a pesar de que su agencia se creó hace cuatro años.
-¿Por ejemplo?
-Es muy importante dimensionar bien las promesas y ser realista en un mundo donde hay mucha irrealidad. Además, es esencial la capacidad de asimilar los cambios que se producen, porque en el mundo digital te has quedado obsoleto en dos minutos. El mundo del lujo ha sido muy hierático a estos cambios, pero son pequeñas cosas que nos han permitido diferenciarnos.
-¿Qué hay que tener para lidiar con los egos que hay alrededor del mundo de la moda?
-La verdad es que soy una persona muy acelerada y no tengo mucha templanza... Creo que lo más importante es adaptarte a las personas con las que te relacionas.
-Gestionas además la carrera de varias influencers. En las redes sociales, como dices, todo va muy rápido. ¿Cómo has gestionado esa necesidad de estar al día siempre?
-No me genera presión porque es un mundo que me apasiona y me gusta estar al tanto de todo lo que pasa; a mí el estrés me lo generan otras cuestiones. Soy una persona bastante curiosa y eso no me pesa.
-En estos años de carrera te has convertido en un rerente en el mundo de la comunicación y la moda. Que inspira.
-La verdad es que no me considero alguien con capacidad de influencia, y de hecho nunca me lo había planteado. (Se queda pensando) Espero ser un referente para los clientes.
-De hecho, hay muchas personas que se fijan en ti.
-En el día a día estás en la batalla y no te paras a pensar en este tipo de cosas, sólo cuando hay hitos importantes, como cuando entra el primer cliente internacional o empezamos a trabajar con empresas como Kartell, una de las firmas de mobiliario más importantes del mundo. Ahí echo la vista atrás y soy consciente de que empecé hace cuatro años. Dicen que más del 60% de las empresas no supera el lustro y nosotros tenemos una proyección de crecimiento increíble.
-¿Ahora sí tienes un plan?
-Al principio me obsesionaba la viabilidad de la empresa, que fuera sostenible en el tiempo, ahora tengo otros objetivos, como expandirnos en nuevos mercados y la internacionalización de la agencia, con tiempos concretos en los que quiero que se produzcan.
-Vives en Madrid, ¿sería complicado para ti hacerlo en Valencia en estos momentos?
-Mi ciudad me encanta, intento volver a menudo y me encantaría que existiera un ecosistema cultural y social, sobre todo en el mundo de la moda mucho más dinámico del que realmente tiene. Por mi conexión tengo muchos clientes de Valencia con los que me encanta trabajar, como Álex Vidal, Mario Salafranca o The Fitzgerald, pero la realidad es que viajo más a Barcelona, Oviedo o Sevilla por trabajo que a Valencia. Voy menos de lo que me gustaría.
-¿Cuántas enseñanzas familiares viven en ti y que te han permitido llegar adonde estás?
-Mi madre me inculcó la cultura del esfuerzo, algo que agradezco muchísimo, y desde pequeño fui a todas las actividades extraescolares que te puedas imaginar, desde idiomas hasta el conservatorio, lo que me ha permitido estar muy enfocado en la multitarea y lidiar bien con la presión. Es verdad que el carácter emprendedor no sé de dónde me viene porque todo mi entorno directo son funcionarios y otro tipo de trabajos que no tiene nada que ver con este mundo.
-¿Te permites desconectar?
-La realidad es que me gustaría tener mayor capacidad de desconexión de la que tengo, no te quiero mentir; la realidad es que en mi trabajo de relaciones públicas mucha gente de mi entorno personal forma parte también del profesional -periodistas, influencers- y esa separación no existe o está muy difusa (Bruno Fabra es muy amigo de valencianas como Marta Lozano o Teresa Andrés Gonzalvo, dos de las más importantes influencers de moda y estilo de vida de España, a las que representa a través de su agencia).
-¿Dónde consigues parar tu mente?
-Tengo muchas aficiones, como el deporte, pero lo que más me desconecta es viajar, y cuanto más lejos más capacidad tengo de hacerlo, de leer, de disfrutar del lugar donde estoy. Aquí me resulta complicado disociar.
-¿Qué lugares recomendarías para comer o tomar una copa en Madrid?
-Últimamente estoy obsesionado con El Señor Martín, un restaurante con una increíble carta de pescado, que como buen valenciano me encanta, y sobre todo si está bien cocinado. Para tomar una copa, El Internacional.
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