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La casa de Mariche Correcher, calidez escultórica

Las peticiones que Mariche Correcher planteó a la diseñadora creativa Carmen Bayarri estaban muy claras: que la casa tuviera muchos armarios, que la cocina y el salón estuviesen unidos pero a la vez se pudieran independizar y que la zona más tranquila de la casa albergara una suerte de suite en la que poder refugiarse después de la jornada de trabajo. Además le pidió que al entrar a la vivienda pudiera ver un ramo de flores. Con estas premisas, hace cuatro años se esbozó el proyecto en esta casa ubicada en una finca con carácter en pleno Ensanche valenciano. Para vestir el suelo escogieron madera de nogal, al igual que en las puertas que dividen las estancias. El resto de las puertas son blancas con las manivelas en negro y van de suelo a techo buscando potenciar la sensación de amplitud. En los baños instalaron porcelánico negro en el suelo que contrasta muy bien con el nogal. Carmen propuso ubicar junto a la entrada una escultura lacada flotante en rojo Ferrari que enmarca el espacio y permite ver el ramo de flores que reposa sobre la mesa del salón nada más entrar, que era uno de los deseos de la propietaria. La iluminación está integrada en la propia arquitectura. En lugar de obviar los pilares se decidió marcarlos de manera interna con filas de luz para ofrecer un ambiente casi escultórico.

Viernes, 3 de mayo 2019, 14:35

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Las peticiones que Mariche Correcher planteó a la diseñadora creativa Carmen Bayarri estaban muy claras: que la casa tuviera muchos armarios, que la cocina y el salón estuviesen unidos pero a la vez se pudieran independizar y que la zona más tranquila de la casa albergara una suerte de suite en la que poder refugiarse después de la jornada de trabajo. Además le pidió que al entrar a la vivienda pudiera ver un ramo de flores. Con estas premisas, hace cuatro años se esbozó el proyecto en esta casa ubicada en una finca con carácter en pleno Ensanche valenciano. Para vestir el suelo escogieron madera de nogal, al igual que en las puertas que dividen las estancias. El resto de las puertas son blancas con las manivelas en negro y van de suelo a techo buscando potenciar la sensación de amplitud. En los baños instalaron porcelánico negro en el suelo que contrasta muy bien con el nogal. Carmen propuso ubicar junto a la entrada una escultura lacada flotante en rojo Ferrari que enmarca el espacio y permite ver el ramo de flores que reposa sobre la mesa del salón nada más entrar, que era uno de los deseos de la propietaria. La iluminación está integrada en la propia arquitectura. En lugar de obviar los pilares se decidió marcarlos de manera interna con filas de luz para ofrecer un ambiente casi escultórico.

Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
Las peticiones que Mariche Correcher planteó a la diseñadora creativa Carmen Bayarri estaban muy claras: que la casa tuviera muchos armarios, que la cocina y el salón estuviesen unidos pero a la vez se pudieran independizar y que la zona más tranquila de la casa albergara una suerte de suite en la que poder refugiarse después de la jornada de trabajo. Además le pidió que al entrar a la vivienda pudiera ver un ramo de flores. Con estas premisas, hace cuatro años se esbozó el proyecto en esta casa ubicada en una finca con carácter en pleno Ensanche valenciano. Para vestir el suelo escogieron madera de nogal, al igual que en las puertas que dividen las estancias. El resto de las puertas son blancas con las manivelas en negro y van de suelo a techo buscando potenciar la sensación de amplitud. En los baños instalaron porcelánico negro en el suelo que contrasta muy bien con el nogal. Carmen propuso ubicar junto a la entrada una escultura lacada flotante en rojo Ferrari que enmarca el espacio y permite ver el ramo de flores que reposa sobre la mesa del salón nada más entrar, que era uno de los deseos de la propietaria. La iluminación está integrada en la propia arquitectura. En lugar de obviar los pilares se decidió marcarlos de manera interna con filas de luz para ofrecer un ambiente casi escultórico.
Las peticiones que Mariche Correcher planteó a la diseñadora creativa Carmen Bayarri estaban muy claras: que la casa tuviera muchos armarios, que la cocina y el salón estuviesen unidos pero a la vez se pudieran independizar y que la zona más tranquila de la casa albergara una suerte de suite en la que poder refugiarse después de la jornada de trabajo. Además le pidió que al entrar a la vivienda pudiera ver un ramo de flores. Con estas premisas, hace cuatro años se esbozó el proyecto en esta casa ubicada en una finca con carácter en pleno Ensanche valenciano. Para vestir el suelo escogieron madera de nogal, al igual que en las puertas que dividen las estancias. El resto de las puertas son blancas con las manivelas en negro y van de suelo a techo buscando potenciar la sensación de amplitud. En los baños instalaron porcelánico negro en el suelo que contrasta muy bien con el nogal. Carmen propuso ubicar junto a la entrada una escultura lacada flotante en rojo Ferrari que enmarca el espacio y permite ver el ramo de flores que reposa sobre la mesa del salón nada más entrar, que era uno de los deseos de la propietaria. La iluminación está integrada en la propia arquitectura. En lugar de obviar los pilares se decidió marcarlos de manera interna con filas de luz para ofrecer un ambiente casi escultórico.

Las peticiones que Mariche Correcher planteó a la diseñadora creativa Carmen Bayarri estaban muy claras: que la casa tuviera muchos armarios, que la cocina y el salón estuviesen unidos pero a la vez se pudieran independizar y que la zona más tranquila de la casa albergara una suerte de suite en la que poder refugiarse después de la jornada de trabajo. Además le pidió que al entrar a la vivienda pudiera ver un ramo de flores. Con estas premisas, hace cuatro años se esbozó el proyecto en esta casa ubicada en una finca con carácter en pleno Ensanche valenciano. Para vestir el suelo escogieron madera de nogal, al igual que en las puertas que dividen las estancias. El resto de las puertas son blancas con las manivelas en negro y van de suelo a techo buscando potenciar la sensación de amplitud. En los baños instalaron porcelánico negro en el suelo que contrasta muy bien con el nogal. Carmen propuso ubicar junto a la entrada una escultura lacada flotante en rojo Ferrari que enmarca el espacio y permite ver el ramo de flores que reposa sobre la mesa del salón nada más entrar, que era uno de los deseos de la propietaria. La iluminación está integrada en la propia arquitectura. En lugar de obviar los pilares se decidió marcarlos de manera interna con filas de luz para ofrecer un ambiente casi escultórico.

Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
Las peticiones que Mariche Correcher planteó a la diseñadora creativa Carmen Bayarri estaban muy claras: que la casa tuviera muchos armarios, que la cocina y el salón estuviesen unidos pero a la vez se pudieran independizar y que la zona más tranquila de la casa albergara una suerte de suite en la que poder refugiarse después de la jornada de trabajo. Además le pidió que al entrar a la vivienda pudiera ver un ramo de flores. Con estas premisas, hace cuatro años se esbozó el proyecto en esta casa ubicada en una finca con carácter en pleno Ensanche valenciano. Para vestir el suelo escogieron madera de nogal, al igual que en las puertas que dividen las estancias. El resto de las puertas son blancas con las manivelas en negro y van de suelo a techo buscando potenciar la sensación de amplitud. En los baños instalaron porcelánico negro en el suelo que contrasta muy bien con el nogal. Carmen propuso ubicar junto a la entrada una escultura lacada flotante en rojo Ferrari que enmarca el espacio y permite ver el ramo de flores que reposa sobre la mesa del salón nada más entrar, que era uno de los deseos de la propietaria. La iluminación está integrada en la propia arquitectura. En lugar de obviar los pilares se decidió marcarlos de manera interna con filas de luz para ofrecer un ambiente casi escultórico.
Las peticiones que Mariche Correcher planteó a la diseñadora creativa Carmen Bayarri estaban muy claras: que la casa tuviera muchos armarios, que la cocina y el salón estuviesen unidos pero a la vez se pudieran independizar y que la zona más tranquila de la casa albergara una suerte de suite en la que poder refugiarse después de la jornada de trabajo. Además le pidió que al entrar a la vivienda pudiera ver un ramo de flores. Con estas premisas, hace cuatro años se esbozó el proyecto en esta casa ubicada en una finca con carácter en pleno Ensanche valenciano. Para vestir el suelo escogieron madera de nogal, al igual que en las puertas que dividen las estancias. El resto de las puertas son blancas con las manivelas en negro y van de suelo a techo buscando potenciar la sensación de amplitud. En los baños instalaron porcelánico negro en el suelo que contrasta muy bien con el nogal. Carmen propuso ubicar junto a la entrada una escultura lacada flotante en rojo Ferrari que enmarca el espacio y permite ver el ramo de flores que reposa sobre la mesa del salón nada más entrar, que era uno de los deseos de la propietaria. La iluminación está integrada en la propia arquitectura. En lugar de obviar los pilares se decidió marcarlos de manera interna con filas de luz para ofrecer un ambiente casi escultórico.

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Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
Las peticiones que Mariche Correcher planteó a la diseñadora creativa Carmen Bayarri estaban muy claras: que la casa tuviera muchos armarios, que la cocina y el salón estuviesen unidos pero a la vez se pudieran independizar y que la zona más tranquila de la casa albergara una suerte de suite en la que poder refugiarse después de la jornada de trabajo. Además le pidió que al entrar a la vivienda pudiera ver un ramo de flores. Con estas premisas, hace cuatro años se esbozó el proyecto en esta casa ubicada en una finca con carácter en pleno Ensanche valenciano. Para vestir el suelo escogieron madera de nogal, al igual que en las puertas que dividen las estancias. El resto de las puertas son blancas con las manivelas en negro y van de suelo a techo buscando potenciar la sensación de amplitud. En los baños instalaron porcelánico negro en el suelo que contrasta muy bien con el nogal. Carmen propuso ubicar junto a la entrada una escultura lacada flotante en rojo Ferrari que enmarca el espacio y permite ver el ramo de flores que reposa sobre la mesa del salón nada más entrar, que era uno de los deseos de la propietaria. La iluminación está integrada en la propia arquitectura. En lugar de obviar los pilares se decidió marcarlos de manera interna con filas de luz para ofrecer un ambiente casi escultórico.
Las peticiones que Mariche Correcher planteó a la diseñadora creativa Carmen Bayarri estaban muy claras: que la casa tuviera muchos armarios, que la cocina y el salón estuviesen unidos pero a la vez se pudieran independizar y que la zona más tranquila de la casa albergara una suerte de suite en la que poder refugiarse después de la jornada de trabajo. Además le pidió que al entrar a la vivienda pudiera ver un ramo de flores. Con estas premisas, hace cuatro años se esbozó el proyecto en esta casa ubicada en una finca con carácter en pleno Ensanche valenciano. Para vestir el suelo escogieron madera de nogal, al igual que en las puertas que dividen las estancias. El resto de las puertas son blancas con las manivelas en negro y van de suelo a techo buscando potenciar la sensación de amplitud. En los baños instalaron porcelánico negro en el suelo que contrasta muy bien con el nogal. Carmen propuso ubicar junto a la entrada una escultura lacada flotante en rojo Ferrari que enmarca el espacio y permite ver el ramo de flores que reposa sobre la mesa del salón nada más entrar, que era uno de los deseos de la propietaria. La iluminación está integrada en la propia arquitectura. En lugar de obviar los pilares se decidió marcarlos de manera interna con filas de luz para ofrecer un ambiente casi escultórico.

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Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
Las peticiones que Mariche Correcher planteó a la diseñadora creativa Carmen Bayarri estaban muy claras: que la casa tuviera muchos armarios, que la cocina y el salón estuviesen unidos pero a la vez se pudieran independizar y que la zona más tranquila de la casa albergara una suerte de suite en la que poder refugiarse después de la jornada de trabajo. Además le pidió que al entrar a la vivienda pudiera ver un ramo de flores. Con estas premisas, hace cuatro años se esbozó el proyecto en esta casa ubicada en una finca con carácter en pleno Ensanche valenciano. Para vestir el suelo escogieron madera de nogal, al igual que en las puertas que dividen las estancias. El resto de las puertas son blancas con las manivelas en negro y van de suelo a techo buscando potenciar la sensación de amplitud. En los baños instalaron porcelánico negro en el suelo que contrasta muy bien con el nogal. Carmen propuso ubicar junto a la entrada una escultura lacada flotante en rojo Ferrari que enmarca el espacio y permite ver el ramo de flores que reposa sobre la mesa del salón nada más entrar, que era uno de los deseos de la propietaria. La iluminación está integrada en la propia arquitectura. En lugar de obviar los pilares se decidió marcarlos de manera interna con filas de luz para ofrecer un ambiente casi escultórico.
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Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
Las peticiones que Mariche Correcher planteó a la diseñadora creativa Carmen Bayarri estaban muy claras: que la casa tuviera muchos armarios, que la cocina y el salón estuviesen unidos pero a la vez se pudieran independizar y que la zona más tranquila de la casa albergara una suerte de suite en la que poder refugiarse después de la jornada de trabajo. Además le pidió que al entrar a la vivienda pudiera ver un ramo de flores. Con estas premisas, hace cuatro años se esbozó el proyecto en esta casa ubicada en una finca con carácter en pleno Ensanche valenciano. Para vestir el suelo escogieron madera de nogal, al igual que en las puertas que dividen las estancias. El resto de las puertas son blancas con las manivelas en negro y van de suelo a techo buscando potenciar la sensación de amplitud. En los baños instalaron porcelánico negro en el suelo que contrasta muy bien con el nogal. Carmen propuso ubicar junto a la entrada una escultura lacada flotante en rojo Ferrari que enmarca el espacio y permite ver el ramo de flores que reposa sobre la mesa del salón nada más entrar, que era uno de los deseos de la propietaria. La iluminación está integrada en la propia arquitectura. En lugar de obviar los pilares se decidió marcarlos de manera interna con filas de luz para ofrecer un ambiente casi escultórico.
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Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
Las peticiones que Mariche Correcher planteó a la diseñadora creativa Carmen Bayarri estaban muy claras: que la casa tuviera muchos armarios, que la cocina y el salón estuviesen unidos pero a la vez se pudieran independizar y que la zona más tranquila de la casa albergara una suerte de suite en la que poder refugiarse después de la jornada de trabajo. Además le pidió que al entrar a la vivienda pudiera ver un ramo de flores. Con estas premisas, hace cuatro años se esbozó el proyecto en esta casa ubicada en una finca con carácter en pleno Ensanche valenciano. Para vestir el suelo escogieron madera de nogal, al igual que en las puertas que dividen las estancias. El resto de las puertas son blancas con las manivelas en negro y van de suelo a techo buscando potenciar la sensación de amplitud. En los baños instalaron porcelánico negro en el suelo que contrasta muy bien con el nogal. Carmen propuso ubicar junto a la entrada una escultura lacada flotante en rojo Ferrari que enmarca el espacio y permite ver el ramo de flores que reposa sobre la mesa del salón nada más entrar, que era uno de los deseos de la propietaria. La iluminación está integrada en la propia arquitectura. En lugar de obviar los pilares se decidió marcarlos de manera interna con filas de luz para ofrecer un ambiente casi escultórico.
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Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
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Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
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Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
Las peticiones que Mariche Correcher planteó a la diseñadora creativa Carmen Bayarri estaban muy claras: que la casa tuviera muchos armarios, que la cocina y el salón estuviesen unidos pero a la vez se pudieran independizar y que la zona más tranquila de la casa albergara una suerte de suite en la que poder refugiarse después de la jornada de trabajo. Además le pidió que al entrar a la vivienda pudiera ver un ramo de flores. Con estas premisas, hace cuatro años se esbozó el proyecto en esta casa ubicada en una finca con carácter en pleno Ensanche valenciano. Para vestir el suelo escogieron madera de nogal, al igual que en las puertas que dividen las estancias. El resto de las puertas son blancas con las manivelas en negro y van de suelo a techo buscando potenciar la sensación de amplitud. En los baños instalaron porcelánico negro en el suelo que contrasta muy bien con el nogal. Carmen propuso ubicar junto a la entrada una escultura lacada flotante en rojo Ferrari que enmarca el espacio y permite ver el ramo de flores que reposa sobre la mesa del salón nada más entrar, que era uno de los deseos de la propietaria. La iluminación está integrada en la propia arquitectura. En lugar de obviar los pilares se decidió marcarlos de manera interna con filas de luz para ofrecer un ambiente casi escultórico.
Las peticiones que Mariche Correcher planteó a la diseñadora creativa Carmen Bayarri estaban muy claras: que la casa tuviera muchos armarios, que la cocina y el salón estuviesen unidos pero a la vez se pudieran independizar y que la zona más tranquila de la casa albergara una suerte de suite en la que poder refugiarse después de la jornada de trabajo. Además le pidió que al entrar a la vivienda pudiera ver un ramo de flores. Con estas premisas, hace cuatro años se esbozó el proyecto en esta casa ubicada en una finca con carácter en pleno Ensanche valenciano. Para vestir el suelo escogieron madera de nogal, al igual que en las puertas que dividen las estancias. El resto de las puertas son blancas con las manivelas en negro y van de suelo a techo buscando potenciar la sensación de amplitud. En los baños instalaron porcelánico negro en el suelo que contrasta muy bien con el nogal. Carmen propuso ubicar junto a la entrada una escultura lacada flotante en rojo Ferrari que enmarca el espacio y permite ver el ramo de flores que reposa sobre la mesa del salón nada más entrar, que era uno de los deseos de la propietaria. La iluminación está integrada en la propia arquitectura. En lugar de obviar los pilares se decidió marcarlos de manera interna con filas de luz para ofrecer un ambiente casi escultórico.

Las peticiones que Mariche Correcher planteó a la diseñadora creativa Carmen Bayarri estaban muy claras: que la casa tuviera muchos armarios, que la cocina y el salón estuviesen unidos pero a la vez se pudieran independizar y que la zona más tranquila de la casa albergara una suerte de suite en la que poder refugiarse después de la jornada de trabajo. Además le pidió que al entrar a la vivienda pudiera ver un ramo de flores. Con estas premisas, hace cuatro años se esbozó el proyecto en esta casa ubicada en una finca con carácter en pleno Ensanche valenciano. Para vestir el suelo escogieron madera de nogal, al igual que en las puertas que dividen las estancias. El resto de las puertas son blancas con las manivelas en negro y van de suelo a techo buscando potenciar la sensación de amplitud. En los baños instalaron porcelánico negro en el suelo que contrasta muy bien con el nogal. Carmen propuso ubicar junto a la entrada una escultura lacada flotante en rojo Ferrari que enmarca el espacio y permite ver el ramo de flores que reposa sobre la mesa del salón nada más entrar, que era uno de los deseos de la propietaria. La iluminación está integrada en la propia arquitectura. En lugar de obviar los pilares se decidió marcarlos de manera interna con filas de luz para ofrecer un ambiente casi escultórico.

Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
Las peticiones que Mariche Correcher planteó a la diseñadora creativa Carmen Bayarri estaban muy claras: que la casa tuviera muchos armarios, que la cocina y el salón estuviesen unidos pero a la vez se pudieran independizar y que la zona más tranquila de la casa albergara una suerte de suite en la que poder refugiarse después de la jornada de trabajo. Además le pidió que al entrar a la vivienda pudiera ver un ramo de flores. Con estas premisas, hace cuatro años se esbozó el proyecto en esta casa ubicada en una finca con carácter en pleno Ensanche valenciano. Para vestir el suelo escogieron madera de nogal, al igual que en las puertas que dividen las estancias. El resto de las puertas son blancas con las manivelas en negro y van de suelo a techo buscando potenciar la sensación de amplitud. En los baños instalaron porcelánico negro en el suelo que contrasta muy bien con el nogal. Carmen propuso ubicar junto a la entrada una escultura lacada flotante en rojo Ferrari que enmarca el espacio y permite ver el ramo de flores que reposa sobre la mesa del salón nada más entrar, que era uno de los deseos de la propietaria. La iluminación está integrada en la propia arquitectura. En lugar de obviar los pilares se decidió marcarlos de manera interna con filas de luz para ofrecer un ambiente casi escultórico.
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Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
Las peticiones que Mariche Correcher planteó a la diseñadora creativa Carmen Bayarri estaban muy claras: que la casa tuviera muchos armarios, que la cocina y el salón estuviesen unidos pero a la vez se pudieran independizar y que la zona más tranquila de la casa albergara una suerte de suite en la que poder refugiarse después de la jornada de trabajo. Además le pidió que al entrar a la vivienda pudiera ver un ramo de flores. Con estas premisas, hace cuatro años se esbozó el proyecto en esta casa ubicada en una finca con carácter en pleno Ensanche valenciano. Para vestir el suelo escogieron madera de nogal, al igual que en las puertas que dividen las estancias. El resto de las puertas son blancas con las manivelas en negro y van de suelo a techo buscando potenciar la sensación de amplitud. En los baños instalaron porcelánico negro en el suelo que contrasta muy bien con el nogal. Carmen propuso ubicar junto a la entrada una escultura lacada flotante en rojo Ferrari que enmarca el espacio y permite ver el ramo de flores que reposa sobre la mesa del salón nada más entrar, que era uno de los deseos de la propietaria. La iluminación está integrada en la propia arquitectura. En lugar de obviar los pilares se decidió marcarlos de manera interna con filas de luz para ofrecer un ambiente casi escultórico.
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Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
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Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
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Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
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Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
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Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
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Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
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Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
Las peticiones que Mariche Correcher planteó a la diseñadora creativa Carmen Bayarri estaban muy claras: que la casa tuviera muchos armarios, que la cocina y el salón estuviesen unidos pero a la vez se pudieran independizar y que la zona más tranquila de la casa albergara una suerte de suite en la que poder refugiarse después de la jornada de trabajo. Además le pidió que al entrar a la vivienda pudiera ver un ramo de flores. Con estas premisas, hace cuatro años se esbozó el proyecto en esta casa ubicada en una finca con carácter en pleno Ensanche valenciano. Para vestir el suelo escogieron madera de nogal, al igual que en las puertas que dividen las estancias. El resto de las puertas son blancas con las manivelas en negro y van de suelo a techo buscando potenciar la sensación de amplitud. En los baños instalaron porcelánico negro en el suelo que contrasta muy bien con el nogal. Carmen propuso ubicar junto a la entrada una escultura lacada flotante en rojo Ferrari que enmarca el espacio y permite ver el ramo de flores que reposa sobre la mesa del salón nada más entrar, que era uno de los deseos de la propietaria. La iluminación está integrada en la propia arquitectura. En lugar de obviar los pilares se decidió marcarlos de manera interna con filas de luz para ofrecer un ambiente casi escultórico.
Las peticiones que Mariche Correcher planteó a la diseñadora creativa Carmen Bayarri estaban muy claras: que la casa tuviera muchos armarios, que la cocina y el salón estuviesen unidos pero a la vez se pudieran independizar y que la zona más tranquila de la casa albergara una suerte de suite en la que poder refugiarse después de la jornada de trabajo. Además le pidió que al entrar a la vivienda pudiera ver un ramo de flores. Con estas premisas, hace cuatro años se esbozó el proyecto en esta casa ubicada en una finca con carácter en pleno Ensanche valenciano. Para vestir el suelo escogieron madera de nogal, al igual que en las puertas que dividen las estancias. El resto de las puertas son blancas con las manivelas en negro y van de suelo a techo buscando potenciar la sensación de amplitud. En los baños instalaron porcelánico negro en el suelo que contrasta muy bien con el nogal. Carmen propuso ubicar junto a la entrada una escultura lacada flotante en rojo Ferrari que enmarca el espacio y permite ver el ramo de flores que reposa sobre la mesa del salón nada más entrar, que era uno de los deseos de la propietaria. La iluminación está integrada en la propia arquitectura. En lugar de obviar los pilares se decidió marcarlos de manera interna con filas de luz para ofrecer un ambiente casi escultórico.

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Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
Las peticiones que Mariche Correcher planteó a la diseñadora creativa Carmen Bayarri estaban muy claras: que la casa tuviera muchos armarios, que la cocina y el salón estuviesen unidos pero a la vez se pudieran independizar y que la zona más tranquila de la casa albergara una suerte de suite en la que poder refugiarse después de la jornada de trabajo. Además le pidió que al entrar a la vivienda pudiera ver un ramo de flores. Con estas premisas, hace cuatro años se esbozó el proyecto en esta casa ubicada en una finca con carácter en pleno Ensanche valenciano. Para vestir el suelo escogieron madera de nogal, al igual que en las puertas que dividen las estancias. El resto de las puertas son blancas con las manivelas en negro y van de suelo a techo buscando potenciar la sensación de amplitud. En los baños instalaron porcelánico negro en el suelo que contrasta muy bien con el nogal. Carmen propuso ubicar junto a la entrada una escultura lacada flotante en rojo Ferrari que enmarca el espacio y permite ver el ramo de flores que reposa sobre la mesa del salón nada más entrar, que era uno de los deseos de la propietaria. La iluminación está integrada en la propia arquitectura. En lugar de obviar los pilares se decidió marcarlos de manera interna con filas de luz para ofrecer un ambiente casi escultórico.
Las peticiones que Mariche Correcher planteó a la diseñadora creativa Carmen Bayarri estaban muy claras: que la casa tuviera muchos armarios, que la cocina y el salón estuviesen unidos pero a la vez se pudieran independizar y que la zona más tranquila de la casa albergara una suerte de suite en la que poder refugiarse después de la jornada de trabajo. Además le pidió que al entrar a la vivienda pudiera ver un ramo de flores. Con estas premisas, hace cuatro años se esbozó el proyecto en esta casa ubicada en una finca con carácter en pleno Ensanche valenciano. Para vestir el suelo escogieron madera de nogal, al igual que en las puertas que dividen las estancias. El resto de las puertas son blancas con las manivelas en negro y van de suelo a techo buscando potenciar la sensación de amplitud. En los baños instalaron porcelánico negro en el suelo que contrasta muy bien con el nogal. Carmen propuso ubicar junto a la entrada una escultura lacada flotante en rojo Ferrari que enmarca el espacio y permite ver el ramo de flores que reposa sobre la mesa del salón nada más entrar, que era uno de los deseos de la propietaria. La iluminación está integrada en la propia arquitectura. En lugar de obviar los pilares se decidió marcarlos de manera interna con filas de luz para ofrecer un ambiente casi escultórico.

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Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
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Texto: Elena Meléndez | Fotos: Jesús Signes
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lasprovincias La casa de Mariche Correcher, calidez escultórica