Las viviendas de la Gran Vía Marqués del Turia son pisos amplios, incluso de más de doscientos metros cuadrados; los más antiguos con ... techos altos, artesonados, suelos hidráulicos y mucha personalidad. Con el paso de los años, sobre todo a partir de los sesenta, hay algunos derribos y surgen nuevas construcciones, con unos interiores mucho más modernos.
Publicidad
Estas dos reformas, una del arquitecto Malek Murad, otra de Fran Silvestre, son estilos antagónicos de dos viviendas en la Gran Vía Marqués del Turia. La de Malek en un edificio de principios de siglo donde se ha aprovechado para desnudar la vivienda y sacar la esencia de la construcción original. El proyecto del estudio de Malek deja visto el ladrillo antiguo de las paredes y de los pilares centrales, la rasilla de las bóvedas del techo o el acero de las vigas. La vivienda luce además algunas muestras de la baldosa hidráulica que alfombraba el suelo y que en muchas viviendas ha ido perdiéndose por su deterioro o porque había sido sustituido por otros materiales.
La reforma de Fran Silvestre fue un encargo en un edificio mucho más moderno, también de la Gran Vía, donde la vivienda se desnuda también, pero desde un punto de vista totalmente distinto, y lo hace para buscar esas formas geométricas que tanto le gustan a Fran, donde no hay estructuras visibles, donde sólo hay un blanco nuclear que se alarga en tres bandas longitudinales que permiten una ventilación pasante. En esta vivienda, la luz natural que entra desde la Gran Vía tiene mucho protagonismo, así como también las vistas a la zona arbolada del paseo central. La cocina y el salón se dividen o se unen gracias a unas puertas correderas, en una vivienda que cuenta además con una terraza, una chimenea o un gimnasio.
Dice Malek Murad que su premisa es la buena arquitectura. No es mal comienzo para un profesional que ha desarrollado su carrera profesional con su mujer, también arquitecta, María García Vallcanera. Con estudio en el Ensanche, Malek y María han trabajado mucho en este entorno, donde además viven. Los dos han conseguido armonizar la funcionalidad con una arquitectura que provoque emociones y han sabido combinar las visiones distintas que tienen de la arquitectura. «Él es más racional, yo más orgánica», decía María en una entrevista en LAS PROVINCIAS.
Con influencias del premio Pritzker Alvaro Siza y del escultor valenciano Andreu Alfaro, el arquitecto Fran Silvestre ha desarrollado un estilo que él denomina belleza eficaz, y donde el blanco se convierte en el único invitado. Con estudio en Valencia, ha conseguido acumular decenas de premios y nominaciones con sus proyectos, que se han expuesto en medio mundo. La Casa Hofmann en Rocafort, la Casa del Acantilado, en Calpe, o la Casa Balint, en Bétera, se han convertido en iconos de la arquitectura. Fran Silvestre es además profesor en diferentes escuelas de arquitectura de medio mundo.
Suscríbete a Las Provincias: 3 meses por 1€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
El rincón de Euskadi que te hará sentir en los Alpes suizos
El Diario Vasco
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.